Justa otro año más...

Nerian se colocó las hombreras para acomodarse cuando entró por las puertas de la ciudad, había mucho bullicio, normal por otra parte, los nobles iban de aquí para alla apostando y preparando cosas, sus sirvientes comprando suplementos para toda la justa y los campesinos iban a lo suyo, se centraban en sobrevivir...

No tardó en llegar a la zona de la justa, ya habían preparado unas gradas con palcos para los más adinerados, hacía un buen día y todos parecían muy contentos, tras las gradas, un tenderete parecía atender a los participantes, me acerqué a él y le pregunté al que parecía llevar las cosas por allí:

- Buenas tardes, soy Ser Nerian Alwin, y vengo a participar en todas las clases a extepción del tiro con arco -.

El escribano, un hombre enjuto y con rostro severo, miro de arriba a abajo al caballero, para aquella justa no hacía falta presentar títulos para que así todos los nobles pudieran participar y, aunque ello había generado un profundo malestar entre los nacidos de alta alcurnia, nunca se habían visto tantos participantes ni comerciantes. El dinero parecía fluir continuamente y sin duda las arcas de la ciudad y de las gentes de negocios estarían a rebosar.

-Bien, Nerian, deberá usted aportar su equipo, si sufre algún accidente no nos haremos responsables y, como sabrá, el vencedor de la categoría de lances a caballo obtendrá un arcón repleto de oro, el vencedor de espadas un cofre pequeño. Suerte y ponga aquí su sello- dijo señalando un lugar libre en mitad del pergamino, había junto al papel algo de lacre caliente y se pedía que el caballero pusiera su anillo sobre este para marcar que participaba, era lo normal en esos casos.

Nerian asintió con firmeza y pensó que equipó usaría, evidentemente la espada de su familia pero quizás buscaría otra armadura aunque finalmente decidió usar la suya y repararla si sufría daños, se acercó el lacre y hundió en el su anillo, luego cogió el pergamino y dejo la marca de los Alwin.



Miró el emblema de su familia unos segundos, rememorando su vida y a los suyos, pero tras unos segundos volvió en si y espero a ver que le decía su interlocutor.

Tras poner su sello sobre el pergamino el cortesano revisó el lacre con la mirada calculadora de un escriba que había pasado la mayor parte de su vida entre libros. Suspiró unos momentos y asintió con la cabeza, dando a entender que no habría problema alguno con su inscripción y sonriendo levemente con su rostro.

-Lucharéis con Ser Uriel Leiktor, otro caballero de la Orden de Aenor, y os enfrentaréis esta tarde con él. Os deseo la virtud de los dioses...

No había mucho mas que decir al respecto de este tema, Nerian tendría que estar en la arena llegado el momento y pelear contra el otro caballero. Las reglas eran simples pero serían repasadas en su momento y se esperaba que fuera puntual al evento.

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