Justa de Escuderos

Stark aceptó sin pensarlo el ofrecimiento del maestre, además le estuvo muy agradecido por el trato que le estaba dando ya que le invitarían al alojamiento. Estuvo entrenando toda la semana, además había charlado de vez en cuando con Manfred que se encontraba por allí.

El día antes de la justa, por la tarde, se dirigió a la herrería para recoger la armadura que encargó, así como las lanzas. La armadura estaba le estaba perfecta y además mostraba los emblemas de su casa, lo que le hacía sentirse muy orgulloso, a lo que pagó lo que debía.

Spoiler:

Durante esa semana estuvo esperando la llegada de alguno de sus vasallos para recibir lo que había pedido pero no hubo suerte, al parecer llegarían mas tarde de lo previsto.

Volvió a la Iglesia a pasar la noche y al día siguiente por la mañana ensilló si caballo, cogió su armadura, lanzas, espada, escudo... y se dirigió a la justa. Esperaba que tuviera un buen día y que después de lo aprendido mas lo que ya sabía le permitiese salir victorioso y ganar en el torneo.

La armadura que recibió era nueva y reluciente, muy elegante pero algo sobria pues tan solo tenía grabado en el peto el símbolo de su casa, el resto de la ornamentación no había sido añadida dado que el escudero no había pagado por ello.

Su armadura estaba hecha a medida para él, le encajaba a la perfección y le permitía un gran abanico de posibilidades en los movimientos. Era plateada y reluciente y tenía yelmo y escudo incluidos, este último con el escudo de su casa, por lo que tendría ahora dos escudos. Nada desdeñable cuando se iba a participar en una justa.

Cuando llegó al campo de justas vio que le estaban esperando, era un campo abierto y amplio con una línea de postes en el centro para marcar los dos lados de la pista. Había unos palcos para los caballeros y grandes comerciantes de la urbe pero casi todos los presentes estaban de pie y observaban al otro lado de las vallas.

No llegaba tarde pero tampoco había entrado en el campo antes de lo esperado, era sencillamente puntual. Lucharía primero en los lances a caballo y dado que no tenía heraldo sería presentado por el heraldo de la urbe.

Serían un total de tres lances, el vencedor pasaría a la siguiente ronda y habría un total de tres. Su actual oponente era un muchacho pequeño y escuálido, que cabalgaba en un jamelgo gris y enjuto, tendría unos catorce años y no tenía un cuerpo tan formado como el de Stark. En su escudo se mostraba un perro tumbado junto a un gran roble, con el ojo abierto, sobre un fondo carmesí.

-¡Consejo de la Gran Villa! A continuación lucharán los escuderos Adrien Maschulets de la Fortaleza del Cabo contra Adam Stark, de la Fortaleza del Halcón.

La presentación fue breve y escueta, nada especial ni trabajado pero digno y era de lo que se esperaba de unos escuderos sin heraldo.

Ambos llevaban yelmo y ninguno llevaba capa, pero si escudos y lanzas en ristre. Adrien tras esta presentación cabalgaría como alma que lleva el diablo, muy veloz pero con la lanza no bien colocada en su ristre, llevaba la intención pero no la técnica y buscaba derribar a su oponente dándole, nada más y nada menos, que en su yelmo.

Después de la dura semana de entrenamiento, Stark, al fin estaba en la justa. No estaba apenas nervioso, incluso siendo la primera justa en la que participaba, entre otras cosas porque estaba acostumbrado a que mucha gente se fijara en él.
Estaba equipado con su cota de malla, su nueva armadura (casco y escudo incluidos) y una de sus lanzas; montado en su fiel compañero Hachi.

Ya los habían presentado cuando se dispuso a cabalgar sobre su objetivo, eres un chico bastante pequeño, podría costar darte. Así que optó por apuntar a su pecho y darle con la mayor fuerza posible para lanzarlo por los aires, ya que al ser pequeño no le iba a costar mucho, pero le tendría que dar bien.
Agachó la cabeza y apuntando al pecho de su oponente, con el caballo a toda velocidad, intentó que el asalto durara bien poco.

Sabía que el chaval no se haría mucho daño si conseguía su objetivo, al menos daño físico. Su orgullo quizá no, además tendría que estar orgulloso de participar contra alguien como él, así que intentaría que acabara pronto su sufrimiento.

Spoiler:

Tire un dado de 100.

El miembro 'Creador' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 41

Dado de 100 tirado señor Creador.

El miembro 'Stark' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 90

Repetimos hasta k uno acierte.

El miembro 'Creador' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 75

Invoco a el Dios Aenor para que me de fuerza (?)

El miembro 'Stark' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 69

A la tercera va la vencida.

El miembro 'Creador' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 57

Mejor le pido precisión porque no doy ni una.

3er intento

El miembro 'Stark' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 58

La última...

El miembro 'Creador' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 22

4º Intento

El miembro 'Stark' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 89

Determinamos punto de impacto.

El miembro 'Creador' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de diez caras ' : 7

Las justas dependían de la valía de cada caballero, de su montura y, en la mayor parte de las ocasiones, de la Fortuna. Stark cumplía con las dos primeras condiciones para ganar aquellos lances pero la diosa no lo sonrió en aquellos momentos. Aun así cabalgó con valentía y virtud contra el osado escudero que, con su pequeño cuerpo, se enfrentó a él.

El primer choque acabó en empate dado que ambos caballeros rompieron sus lanzas en el escudo del oponente. El segundo lance acabó con victoria para Stark pero a partir del este todos y cada uno de los golpes fueron dados por su oponente hasta llegar al tercero. Aun así estuvo reñido hasta el último momento dado que hubo, al menos, dos empates más por lo que esta fue, sin duda alguna, la justa mas larga y reñida de todo el torneo.

No perdió su montura dado que no fue derribado de esta durante la justa y eso, en el fondo, lo agradeció pero una gran sombra de decepción sumió a Stark en la oscuridad dado que no había podido atravesar la primera ronda de la justa. No era tampoco una deshonra pues no había sido derribado pero podría haber sido mejor dado que una derrota siempre era una derrota.

Ahora, un paje de unos diez años, lo conducía a los establos de la justa para que amarrara a su caballo y lo abrevara, allí encontraría también agua para refrescarse si la quería pues, en una media hora, empezaba su nuevo duelo pero ahora de espadas.

Era una competición menor, no tan honrosa ni renombrada, pero podría demostrar la valía de su casa si ganada.

Incrédulo ante la situación, Stark había perdido. No podía creerlo, estaba tan convencido de ganar que se hundió el no hacerlo, ni siquiera pudo entender el como. Estuvo veinte minutos angustiado, sentado junto a su caballo, ya que sabía que no iba a obtener el título de caballero que tanto ansiaba.

Su caballo, Hachi, parecía notar el sentimiento de su amo y empezó a lamerle la cara para intentar animarlo. Esto animó un poco al pobre escudero pero sobretodo lo sacó de su leve depresión, lo cual le hizo pensar mas positivamente. Acarició a su caballo mientras pensaba "No ha sido tan malo después de todo, he aprendido algo: nunca subestimar a un contrincante o enemigo por muy débil, pequeño o tonto que parezca, nunca".
Así que se levantó diciéndose a si mismo "Venga, si no has ganado la justa al menos intenta ganar en el duelo de espadas" a lo que bebió para refrescarse, limpiarse de las babas de su amigo y se dirigió a toda prisa a participar.

La derrota había sido un duro golpe para el orgullo y la autoestima del joven guerrero pero, inspirado por su caballo, se levantó para participar en la lucha con espadas. Estaba bastante cansad0, estaba bien entrenado para luchar como un auténtico soldado pero la justa de lances lo había desgastado físicamente. Podía luchar con sus plenas capacidades pero debería tener cuidado, si no descansaba bien y si seguía forzando su cuerpo podría acabar perdiendo al ser derrotado por un enemigo fresco.

Pasados unos minutos de camino llegó hasta el campo de lucha con espadas. Aquel campo formaba un cuadrilátero cercado por postes y pendones. Nadie podría salir de este pero no se consideraba derrota ser expulsado de su interior. Tan solo ganaría aquel que lograra asestar tres golpes al adversario, las espadas usadas no tendrían filo afilado sino mellado para no causar mal alguno en el enemigo y todos los participantes deberían llevar espada y armadura completa.

Al llegar a aquel lugar Stark podría dejar atada su montura en alguno de los múltiples postes que había y podría así entrar en el cuadrilátero. No había mucho espectador presente, también era solo un torneo entre escuderos, pero su enemigo ya le esperaba dentro del lugar de combate.

Era un hombre que tenía su yelmo cubierto por su yelmo, llevaba con ambas manos su espada bastarda y tenía una media luna brillante gravada en el pecho de su armadura. Lo cual lo delataba como un Moonlightde las tierras del sur, cercano a las zonas montañosas, familia conocida por su valor y virtud pero no por poseer grandes riquezas.