La tienda arrasada y el asesino misterioso

El joven encapuchado salió de una bocacalle y miró al suelo cuando se cruzó con una patrulla de guardias, estos le miraron e inconscientemente él pasó la mano por el mango de la daga, tuvo suerte de que pasaran de detenerle, cuando desaparecieron de la vista se dirigió a una atalaya abandonada donde a veces se reunían los ladronzuelos para compartir sus ganancias, subió por los fríos escalones de piedra y al no haber escalera para acceder al culmen tuvo que saltar y agarrarse al borde del cuadro de la trampilla, subió haciendo uso de su agilidad.

Se asomó al borde y vio todo el barrio de los mercenarios, aun estaban los restos de los ruinosos cuarteles donde entrenaban los mercenarios asesinos, una leve brisa hizo ondear su pelo, se lo colocó suavemente y esto le hizo fijarse en una tienda cerrada, allí vendían estractos de plantas que muchos usaban para fabricar venenos, hacia una semana no estaba cerrada y se preguntó que había pasado, bajó corriendo y fue directo a la tienda, cuando llegó vio las ventanas llenas de tablones, miró dentro y vio todos los estantes volcados. ''Quizás quede algo que pueda aprovecharse'', pensó, se acercó a la puerta y miró a los lados en busca de guardias y cuando se cercioró de que estaba seguro rompió la tabla de una patada, entró agachando la cabeza para no golpearse con otra tabla y vio la mesa donde el dueño recibía a los clientes, cada astilla que veía le daba una pista e lo que había pasado, había dos gotas de sangre seca en dicha mesa, pensó que habría habido una pelea, cerca de estas había una hendidura en la madera, pasó los dedos por encima y dedujo que alguien habría apoyado ahí algún objeto punzante. Se agachó y miró bajo la mesa, cerca de una pata había algo e algodón y una pluma de golondrina, la observó con atención y la dejo caer al suelo sorprendido.
- Asesino -. Dijo para si, alguien había contratado a uno de los suyos y le había mandado ordenar eliminar a un amigo del credo... eso estaba prohibido. ''No debería estar aquí... cogeré lo que pueda y saldré a buscar información de ese asesino, seguro que sabe algo del ataque al cuartel...''. Cogió un par de cosas y salió a la calle...

Spoiler:

Salió a la empedrada calle, mirando a izquierda y a derecha, y divisó en el final del pasillo que formaba la calle a la derecha-El último lugar donde miró- la luz de antorchas que se dirigían hacia allí. Las sombras proyectadas en los muros delataban que se trataba de una guardia nocturna de dos o tres hombres, y que el sonido arrastraba cierto tintineo metálico en el silencio de la noche, como si fueran ataviados por cotas de malla o armaduras; algo propio de los guardias de la ciudad.

Una de las tablas del establecimiento que precintaba la entrada contra mirones, ahora rota era donde el ladrón Aren se asomaba, y tendría que decidir rápido en que dirección escapar, pero tenía que ser muy rápido. Frente a él había una oscura bocacalle que el ladrón sabía que no tenía salida, pero era muy, muy oscura, y quizás desde allí, podría espiar a los hombres o esconderse. También podría optar por volver a entrar en la tienda y esperar a que pasaran de largo, peor no sería sano seguir en la calle con medio cuerpo fuera del establecimiento.

-Era por aquí ¿No?- Sonó con eco desde la esquina de la calle de donde venían aquellos hombres, a lo que un segundo hombre respondió.-¿Acaso no has mirado el mapa antes de salir, palurdo?¡Claro que es por aquí!-

Mientras rebuscaba entre los restos de la tienda el crepitar de las antorchas de fuera lo único que se escuchaba, en algún momento algún ciudadano se levantaba para hacer alguna cosa pero no tardaba en volver a la cama, cuando termino de rebuscar se sentó a observar de nuevo el panorama de la sitación de la tienda, estaba claro que no habían detenido al dependiente, sabía mucho de los asesinos pero realmente era un buen hombre y nunca los había delatado. Se levantó y pensó en su segundo paso, se había propuesto descubrir que había pasado, no iba a dejar impune al traidor, nadie se entromete en asuntos de asesino.

Se escuchó en ese momento el chirriar de una malla y Aren pensó: ''¡Guardias! ¿Desde cuendo hay guardias aquí?''. Supuso que entrarían a ver que había pasado con las tablas que cerraban la tienda, rapidamente corrió a esconderse a una calle cercana, no tenía salida pero se puso la capucha y confió que la oscuridad le preotegería de las miradas, por si las moscas quitó el seguro de su espada y sacó la daga, se escondió tras unos barriles y observó que hacía los guardias.

Mientras estos hablaban Aren dejo volar sus pensamientos: ''Guardias... asesinatos... ataques al cuartel... quedamos pocos, tengo que averiguar como lo hago... debo actuar con cautela, la situación actual es dificil, espero conocer al autor de esto, le dejare más agujereado que a un queso''.

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'Dado de cien caras ' : 5

Spoiler:

Cuando llegaron a la calle cruzando la esquina, al ladrón Aren le dio tiempo a esconderse antes en el oscuro callejón de enfrente. Por suerte, había unos barriles donde reforzar su ocultismo y poder espiar y esperar a que pasara el peligro. Cuando ésos tipos llegaron, desde la lánguida oscuridad Aren vio como realmente no se trataba de guardias. Efectivamente, vestían con armaduras, pero también poseían algunas pieles adornando la gola, y no llevaban las capas que solían llevar los guardias; sus armaduras no poseían el símbolo de Tyriel. Aquello era sospechoso, muy sospechoso.

-El jefe dijo que cogiéramos de aquí eso.-Dijo el tipo que iba caminando por la derecha de la calle, que parecía tener veintitrés inviernos de edad, y aun así tener entradas en el pelo, un pelo negro cual azabache repeinado hacia atrás. El segundo a su izquierda era sin embargo más anciano, y solo poseía una cota de mallas corta, que no se veía por estar oculta bajo un camisote de lino negro. Poseería alrededor de treinta y seis años, un casi anciano por aquellos tiempos, un pelo con alguna que otra cana por los laterales, y largo, ondulado y grasiento, con la raya del peinado en la diestra.-Si, decía que estaba en un altillo, escondido entre el heno que acuna las vigas del tejado...- -No lo digas tan alto bobalicón.- acompañó éso de lo que parecía un golpe que hizo tintinear la armadura de placas y la cota de mallas del otro.-Venga, ve aden... ¿Que ha pasado aquí?-

Se percataron de la rotura de la tabla, y el más anciano se agachó antorcha en la mano izquierda, y con la derecha cogió las astillas de la madera.-Ésto es muy reciente. hablamos de como mucho media hora; es más, podría estar por aquí rondando aún.- Las astillas no estaban sucias de las rías de los cubos de agua sucia que tiraban los habitantes calle abajo, ni tampoco estaban impregnadas de polvo. El más joven, también con antorcha en mano, se la pasó a la izquierda y desenvainó una espada larga con su diestra poniéndose de espaldas a la entrada del establecimiento.-Entra tú, yo vigilaré.- Dijo moviendo la antorcha lentamente de un lado hacia otro, mirando por donde alumbraba para ver si veía algo o a alguien sospechoso. La llama alumbrando no llegaba más del callejón oscuro; es como si dicho callejón se comiera las llamas de la antorcha, y su entrada estaba a unos tres metros de la tienda.

Vio entrar a uno de aquellos milicianos y el otro se quedó fuera para vigilar, por suerte la luz no llegaba a donde el se encontraba, pero el vigilante no parecía con intención de entrar así que tuvo que retroceder para pensar, tuvo una idea, escaló el destartalado muro que obstruía la salida y caminó sigilosamente por los tejados intentando no hacer ruido con las tejas para no ser descubierto por el vigilante y para que ningún habitante diera algún tipo de alarma, cuando llegó a la bocacalle de la que salieron los extranjeros se dejó caer y rodó para evitar hacerse mucho daño, se quitó la capucha y la capa, se sentó sobre esta e imitó a un desfarocecido, sacó de la mochila el frasco de cloroformo que encontró en la tienda, arrancó una manga de su camisa y se echó unas pocas gotas en el paño con la intención de abalanzarse sobre uno de ellos como el que ansia una limosna, le tocaría la cara y luego les seguiría para atacar al otro en cuanto su compañero se desplome.

- Habra que buscar algún edificio seguro y abandonado donde llevar al rehen... -.

Tenía que tener cuidado para que no se durmiera a si mismo con el cloroformo pero ya lo había hecho muchas veces, sacó su espada y la escondió bajo la capa por si el plan fracasaba, para mayor seguridad guardó la daga bajo la manga de la camisa, se recostó en la fría pared y se dispuso a esperar...

Su número de piruetas tuvo éxito debido a su desparpajo y habilidad para moverse entre las sombras, y salió a la bocacalle donde habían aparecido los guardias. Preparó con éxito en su guante o donde fuese el cloroformo, impregnándolo en una dosis capaz de Noquear a una persona durante tres horas.

Spoiler:

Su actuación como pordiosero no resultaba demasiado convincente, y él era consciente de ello. Era más bien como una sombra en las tinieblas que se movía como un zombi intentando emular el paso de un muerto de hambre. su buen físico lo delataba, sus ropajes, no demasiado raídos, descoloridos ni gastados cercioraban su poca credibilidad, pero pensó que en las sombras de la noche, podría conseguir su objetivo, si aquel, el joven que se quedó vigilando la puerta, era tan estúpido como para caer en la trampa.-Que no sería nada raro, ya al menos el joven que es el que vigilaba parecía ser un sicario bruto y sin mucho cerebro.-

-¡Alto, ¿Quien va?!- Espetó con una grave voz intimidante, apuntando con la antorcha a la esquina desde donde él había venido con su compañero, encontrándose una sombra que no había cruzado la esquina, pero que se proyectaba hacia al calle de la tienda, y por lo tanto, visible para el guardia cuando algún ruidito lo alertó.

(offrol: XD disculpa la tardanza, problemas con el trabajo... y tranqui, me gusta que sea dificil, me esta encantando)

Al oir la alarma del guardia el asesino hizo una mueca de desagrado, se levantó, se puso la capa al hombro e hizo aparición por la esquina de la calle a paso lento, como el de alguien que llevaba mucho sin comer, a pesar de su aspecto sano y deportivo confiaba que la camisa rota y su actuación hicieran efecto, se acercó al guardia y sintió su mirada clavada en el pelo, Aren miraba al suelo para hacer más dramática la actuación.

- Por favor... no puedo pagar los impuestos, deme algo para al menos sobornar al oficial y que me deje pasar otro mes... por favor, bastaran algunos cobres -.

Aun con todo eso dicho preparó la daga por si le atacaba, tenía que pensar si el guardia sería honrado o meramente agresivo, no le miró a los ojos en ningún momento unicamente miraba sus manos para ver hacia donde las llevaba, al monedero o a la espada, contando con el último caso tenía lista la daga para clavarsela en el cuello antes de que pudiera hacer nada...

Spoiler:

Mientras el joven asesino se acercaba, el guardia desenfundó su espada. Era en efecto, un hombre bruto y sin mucho conocimiento de las calles, pero tampoco era un absoluto tarado. El hombre, con espada en mano, vió como el joven seguía acercándose. La maniobra de Aren era muy peligrosa, pues estaba mal actuada y cualquiera que leve un mínimo tiempo en Tyriel daría cuanta de aquello. El guardia extendió su brazo y apuntó al joven que se acercaba.

-Alto! Un paso más y te rajo la poca vida que te queda!.- Dijo el hombre con tono violento. No era tan estúpido y es asesino quizá se había pasado de listo.

-Que buscas a estas horas de la noche, caminante?.- Preguntó el hombre, sin bajar la espada, que mantenía a raya al asesino.

La espada de aquel hombre era lo único entre el mismo y Aren, pero debíap ensar más rapido en una mejor excusa que no pagar impuestos. El joven conocía las calles y debía actuar mejor que eso si quería convencer al guardia. Mientras, el otro guardai al interior de la tienda quizá ya había escuchado a su amigo y podría disponerse a salir en cualquier instante. La noche era muy oscura y el frío se hacía notar cuando la tensión aumentaba.

Al ver su precaria situación suspiró y miró al cielo un segundo, agachó la cabeza y volvió a mirar al hombre y le sonrió.

- No ha colado el teatro... pues no me queda otra... veras amigo, soy un asesino y tenía intención de preguntarte alguna información sobre lo acontecido en este lugar pero... -.

Raudo como un rayó distrajó a su enemigo con la capa y acto seguido le tiro la daga a la vez que soltaba la capa y sacaba la espada para atacarle con ella si por un casual detenía el proyectil, sabía que tanto la exactitud de la información como la distracción de la capa le haría bajar la guardia y podría matarlo con facilidad si esquivaba o detenía el proyectil, lo había hecho muchas veces y estaba preparado para lo que fuera, de hecho el compañero bajaría ya tarde.

Se había concentrado y lo podía sentir todo tal y como le habían enseñado, el frio nocturno, la estructura de los adoquines, la distancía a cualquier objeto, estaba preparado...

(off rol: no no nwn no me importa, por favor ten en cuenta la distancia a la que se lo he tirado xD que estoy al lado jajaja)

Tirada de dados por destreza

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'Dado de cien caras ' : 52

El movimiento del joven asesino fue muy veloz, pero su precisión menguo en el último de los momentos y su cuchillo se incrustó en el hombre de aquel hombre, lo cual por supuesto no lo mató. El frío de la noche había vuelto sus manos un poco torpes.

-Bastardo!!.- Fue un grito de dolor, una reacción natural, que seguramente escucharía su compañero. El cuchillo de asesino estaba clavado con fuerza en su hombro izquierdo, evitando que pudiese usar bien esa mano, que ahora sangraba. Aún así, el hombre no se dejó llevar.

El asesino se acercó con su espada, pero el hombre aún no estaba neutralizado, por lo que logró parar el primer ataque de la espada de Aren y dió una patada en su estómago, que lo alejaría un paso. El joven asesino, bien entrenado, seguro no recibiría mucho daño, pero retrocedería. Ahora se veía envuelto en una pelea que no deseaba. El hombre tenía la guardia alta y no se disponía a acatar, pues tenía una desventaja obvia. Solo esperaba que su amigo viniese rápido.

Spoiler:

Por mala suerte falló en el lanzamiento pero al menos había herido a aquel hombre y ahora su herida chorreaba sangre por toda la cota de malla, su compañero no tardaría en bajar, se permitió el lujo de observar que había alguna que otra persona en las ventanas debido al grito de dolor pero nadie tenía intención de hacer nada, como era normal por otra parte, se pasó los dedos por el lugar donde había recibido la patada, unicamente le había hecho retroceder, ahora su enemigo tenía un brazo herido y no iba a desaprovecharlo.

Su enemigo había cometido un fallo, había optado por la guardia alta, la cota de malla y la armadura dificultarían su movimiento de cintura para abajo, y generalmente las piernas siempre estaban algo menos protegidas que el resto, se agachó a gran velocidad y lanzó un tajo horizontal contra su oponente a muy rapido, como un latigazo, realmente su intención no era herirle las piernas (aunque si se daba el caso sería beneficioso) sino que se agachara y el pudiera hacerle una llave marcial para romperle el brazo, si lo conseguía el dolor de la llave y el hecho de que el cuchillo aun clavado le impidiera recuperar la forma le impediría luchar y de una patada lo dejaría KO, esperaba conseguirlo.

Los movimientos del joven Aren se vieron benenifiados por su velocidad innata y por la herida del hombre. El joven recuperó el aliento y se lanzó contra el hombre herido, quien intentó cortarle, pero había perdido sangre y se sentía débil y lento. Su cota de malla dificiltó el uso de sus piernas y el joven le hizo un corte en la rodilla. El hombre gritó, y se escuchaba a su compañero acercarse.

-Ya voy hombre ya voy!!.- Decía su compañero desde dentro. EL hombre cayó en la trampa de Aren y este le rompió el brazo, pero la patada fue definitiva. Ese hombre moriría dentro de poco. Mientras tanto, el otro hombre salió de la tienda y vió al asesino darle la patada a su amigo.

-AYUDA!!! ASESINO!!!.- Intentó alertar mientras desenfundaba su espada. El hombre, con una ira ciega, se lanzaría contra Aren intentando hacer un corte horizontal y si eso fallaba, le daría una patada para alejarlo...

La noche era fría, pero el calor de la batalla siempre crea un cálido gusto a estrellas...

Aren recogió su arma corta y permaneció tranquilo mientras su enemigo corría hacia él, pensó muchas opciones para vencerlo; ''echarle algo de cuerpo y acercarse hasta pegarse a él y poder cogerle las manos sin peligro a recibir un golpe y poder quitarle la espada'' ''detener el golpe y acto seguido clavarle su daga en el cuello ya que estaría con toda la parte delantera descubierta'' ''usar un vial de veneno para lanzarselo y esperar dos minutos aproximados para que hiciera su rápido efecto'' ''lanzarle arena con él pie para cegarlo y atraversarle limpiamente con su espada aprovechando la ceguera'' ''saltar tras el cuerpo de su moribundo compañero y hacerle una zancadilla con él acercandoselo de una patada cuando no se diera cuenta y poder rematarlo en él suelo''. Se le pasó por la cabeza batirse limpiamente con él pero descartó esa opción rápidamente porque le había dado cierto coraje que alertará a la gente, aunque no le preocupaba demasiado, podía huir si la cosa se ponía fea y además los residentes de los alrededores seguramente eran mercenarios y asesinos que se habían retirado o que habían dejado su anterior labor para dedicarse al comercio aunque evidentemente habría de todo, de cualquier manera el pobre guerrero tenía las de perder, Aren conocía sus posibilidades a la perfección y tenía la ventaja de luchar en su hogar mientras que aquel hombre no tenía pinta de ser de la ciudad o al menos, no de esa parte, desde luego el joven asesino tampoco cometería su anterior error de tener exceso de confianza, preparó su espada y su daga y se dispuso a parar el golpe de su rival para matarlo con el arma corta, contó los pasos hasta él y esperó al guerrero.

Ahora si, tirada de combate con armas de mano

Tirada de combate con armas de una mano.

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'Dado de cien caras ' : 89

El joven guerrero se confió de sus habiliades y en un momento de leve distracción en sus pensamientos, el hombre logró hacerle un tajo en tu brazo, sin lograr hacerle soltar el arma y Aren se vió obligado a retroceder. El hombre no era para nada confiado, parecía conocer a los de su clase a pesar de no ser del lugar. Quizás a Aren esto le parecería interesante... El corte de Aren era poco profundo, pero sangraba mucho en su brazo izquierdo, lo cual dificultaría un poco su movilidad.

-¿Qué haces aqui asesino?.- Dijo el hombre. Era por supuesto una voz vieja y algo cansada, pero llena de seguridad. Aunque estaba nervioso, parecía tener más o menos dominada la situación. De su cuello sacó un pito que hizo sonar aprovechando la distancia, un sonido agudo e irritante. Estaba intentando pedir ayuda. La noche pasaba lentamente y Aren se veía en más problemas de los que parecía haberse imaginado. Entonces en esos momentos Aren se dio cuenta de algo extraño... un símbolo en el cuello de aquel anciano hombre. Si miraba el cuerpo inconciente quizá miraría otro tatuaje similar. Un escorpión color sangre. No era de ninguna casa ni banda conocida por Aren. ¿Quieres eran esos hombres? ¿Qué querían en las ruinas de su antiguo hogar?

Aren guardo como pudo la daga del brazo herido, no podría luchar mucho más, dejo caer la espada y se agarró la herida, miró a su enemigo con un profundo odio y le dijo:

- He venido para saber que fue de mi hermandad, la más justa de la ciudad... por ahora has tenido suerte... pero te aseguro que no descansaré hasta lograr saber que fue de los míos, tenlo presente... -.

Dicho eso cogió de su bolsa de cuero un vial pequeño con extracto de ricina y lo tiro a los pies de su rival (puedes verlo en uno de los post del narrador) con la esperanza de que el gas que desprende le matara, realmente le daba igual pero necesitaba alguna distracción para escapar, se dio ,la vuelta y corrió intentando no cansarse muy rápido, no podía escalar nada muy alto con la herida pero se detuvo unos segundos en la salida de la plaza para ver si el veneno había hecho efecto.

La ricina cayó cerca de los pies del hombre y el gas venenoso salió y aquel hombre se tapó la nariz con la mano y retrocedió. Aren consiguió es capar sin muchos problemas, pero aún no había terminado. LAs gentes miraban y habían muchas capuchas por las calles de Tyriel. Pero hbían pasos que destacaban entre los típicos paseos nocturnos, eran los pasos de los guardais cuyas armaduras de metal chocaban contra las piedras del suelo.

-Busquenlo!.- Decían algunas voces. Estaban buscando a Aren, la ayuda había llegado muy rápido. La noche se estaba llendo lentamenteme. Se podía ver como la luna había cambiado ya de posición. Se veían las nubes anaranjadas a lo lejos. durante el día sería mucho más fácil encontrar a Aren, así que debía pensar rápido. ¿Porqué estos hombres le buscaban?

Mientras Aren corría impetuosamente por los callejones de Tyriel, un hombre chocó con él y lo miró fijamente. EL hombre tendría unos 30 años (viejo ya para la epoca) y simplemente no pudo evitar decir:

-¿Aren? ¿Eres tu a quien buscan?.- La voz anciana sonaba familiar... curiosamente, podría ser su salvación esa noche. Los soldados se acercaban.

El asesino no pudo ver del todo bien a su locutor debido al cansancio y el mareo de la hemorragia, fue capaz de vislumbrar su edad pero su aspecto general escapaba a su visión, levantó levemente la cabeza para intentar ver quien era pero fue incapaz.

- ¿Quien eres? Me suenas... -.

Las fuerzas se le iban por momentos, las piernas comenzaron a fallarle pero se mantuvo en pie y quiso estar así hasta que respondieran a su pregunta, seguramente si aquel hombre le atacaba o llamaba a los guardias el mismo moriría pero había descubierto que realmente no le importaba, ya no le quedaba nada.

Se mantuvo firme mientras intentaba ver quien era aquel hombre mientras escuchaba cada vez más cerca el tintineo de las armaduras.

El hombre se acercó y tomó a Aren por el hombro. Tomó luego su brazo derecho y se lo puso sobre sus hombros ayudando a Aren a caminar. El hombre parecía confiable, pero los instintos del asesino sentían algo curioso sin saber exactamente que. Aún así, apreciaba mucho la ayuda. Durante el camino, Aren comenzó a marearse y terminó cayendo inconciente.

De pronto... Aren despertó en una casucha, muy pobre y en mal estado. Faltaba una parte del techo y había basura en muchos lados. Su camastro era de madera y apenas con sus propias botas las habían rellenado con algo y habían hecho una especie de almohada. Estaba tapado con una manta delgada y deshilachada. Estaba mareado y confundido, sin tener la más minima idea de donde estaba. Ya el sol había salido hace un buen rato y de pronto, detrás de donde solía haber una puerta, salió un hombre mayor de edad.

-Te has despertado. Me diste un buen susto cuando te desmayaste. ¿Sabes cuanto pesas? No es gracioso.- Dijo el hombre, esbozando una ligera sonrisa. Traía consido una especia de hoja de alguna planta que se le hacía familiar a Aren. Tomó un pequeño bol y se puso a molerla. Estuvo solo unos segundos. A Aren no le dolía la herida del brazo y al repasar un poco lo de anoche, parecía haber visto su error. Había lanzado la recina demasiado cerca y había respirado un poco. Aún así, no fue suficiente para matarle. El anciano se acercó y comenzó a examinarle, empezando por los ojos.