En busca de una armadura.

Con el sol cada vez mas arriba y el viento mas acusado que nunca Stark se dirigía a la Posada del Gigante a recoger su caballo y pertenencias. Lo encontró donde lo dejó, en el establo que se encontraba justo al lado de esta, el cual se alegró bastante de verlo relinchando como un poseído. Recogió sus cosas y pagó lo debía por mantenerlo alimentado y cuidado junto a sus pertenencias, ató sus pertenencias al semental y montó en él para dirigirse a una posada, algo mas barata, para poder descansar. En ese momento la herida no le dolía tanto como antes ya que además de estar tratada, iba sobre su fiel amigo Hachi por lo que no tenía que moverse.

Mientras cabalgaba por las calles de la ciudad en dirección: posada "La Oveja Dormida". Estuvo pensando todo lo que había ocurrido ese día, realmente no creía en lo que había hecho. Ahora era verdaderamente consciente de lo que había hecho y no podía creerlo, había matado a unos hombres, no era la primera vez que lo hacía pero eso no le hizo sentirse mejor.

Al llegar a la posada entregó el caballo al mozo de las cuadras y cogió sus pertenencias para subirlas con él a la habitación en la que pretendía dormir. Una vez en el interior se dirigió a la barra donde había detrás de ella una mujer de avanzada edad a la que se dirigió:
- Disculpe me gustaría alquilar una habitación normal para el día entero, hasta mañana. También me gustaría comer y beber algo, si es posible súbalo a la habitación.
La posadera le dio la llave y le indicó el lugar de la habitación, pronto le llevarían la comida, así que pagó y dirigió hacia allí.

Menos mal que no tenía que subir escaleras pues temía que la herida se le abriera en cualquier momento. Entró y vio una habitación muy simple con una cama, una ventana con barrotes, un escritorio con su silla y un par de velas en una mesilla en el lateral derecho de la cama. Dejó sus cosas encima de aquella mesilla, quitando las velas con cuidado; empezó a desvestirse sentado en la cama a esto que llamaron a la puerta con la comida. Entró una chiquilla y se las dejó encima del escritorio y se fue tan rápido como había venido cerrando la puerta tras de si. Al ver la chiquilla pensó en la hermosa Ivannia que igual que aquella chica, había desaparecido rápidamente de su vida, ¿que será de ella? se preguntó, en cierto modo le calló bastante bien.
Iba comer pero el sueño y cansancio le pudo, así que se desplomó en la cama y se quedó allí durmiendo hasta que el sol ya estaba alto (4 de la tarde).

Soñó con cosas surrealistas, dragones, espadas que cortaban la piedra, ejércitos de seres nunca vistos... realmente estaba cansado para llegar a soñar eso.

Se levantó de un sobresalto no sabía donde estaba hasta que poco a poco recordó como llegó allí, echaba de menos su casa. Comió la comida que estaba encima del escritorio, ya fría, y no dejó una migaja, se miró la herida y agradablemente vio como esta estaba prácticamente sanada, se vistió y se colocó la cota de malla, así como su escudo a la espalda, se apretó bien el cinto, recogió sus pertenencias y se dispuso a salir de la habitación "Tenía unas horas antes de ir a la Posada el Gigante donde quedó con Manfred".

Antes de salir de la posada se paró frente a un cartel que anunciaba una justa aquí en la gran villa en pocos días. Sabía lo que era una justa y sabía que podía participar en ella y era probable de que si ganaba obtendría ese título tan deseado. El único problema es que necesitaba una armadura y no la tenía, así que optó por mandar un mensaje a su padre para que le trajeran dinero para adquirir una. "Espero que no lo vea a mal"- pesó.
Realmente le entusiasmó la idea de participar en ella, nunca antes había estado en una pero debía entrenarse si quería tener alguna oportunidad.

Salió de la posada, recogió al caballo y se dirigió a un puesto de mensajería. Allí la gente corría de una lado para otro y no paraban de llegar y salir cartas con infinidades de sellos que no conocía. Entró y pidió enviar una carta. Uno de los empleados le dio una hoja y tinta para que la redactara, por suerte sabía escribir.

"Saludos Padre,

Antes que nada debo comunicarle que me encuentro perfectamente, he estado ayudando a los caballeros de Aenor, pero ya le contaré con as detalle cuando le vea.
Me urge pedirle ahora mismo algo de dinero pues en la Gran Villa se va a celebrar una gran justa en la que me gustaría participar, pero no dispongo de la armadura requerida. Si fuerais tan amable de enviarme el dinero junto a alguien de confianza le estaría muy agradecido.

Espero verle pronto, dele saludos a la familia.
Les extraño.

Adam Stark."

Selló el sobre y pagó el importe, dio la dirección y se marchó de allí pensando en que ojalá no fuera un engaño, ya que nunca antes había usado este servicio.

Luego se dirigió a un prestamista que se encontraba en el barrio comercial al que le mostró el sello de su casa para pedirle un préstamo de dos oros. El cual se lo ofreció con un interés bajo al tratarse de un noble y cuya fecha de devolución es de un mes como máximo. A lo cual aceptó Stark cogiendo el dinero.

Ahora se encontraba en el barrio comercial buscando un lugar donde vender la espada bastarda que adquirió del combate anterior, pero lo mas importante, buscar una armadura de placas para poder usar en la justa.

Spoiler:

Adam Stark llegó hasta un herrero de la Gran Villa, estaba junto al mercado de la zona norte de la urbe y al llegar observó que estaba bastante atareado. No era una herrería muy grande pero tampoco era modesta, simplemente era un edificio de una planta, la baja, con una buena fragua y con un maestre y varios aprendices.

El herrero era un hombre que había pasado ya los treinta años, sin barba pero mal afeitado y con el cuerpo y el torso curtido por años y años trabajando junto al fuego de los hornos. Tenía dos aprendices, uno de 10 y otro de 15 años, ambos bastantes grandes y fuertes para su edad.

Cuando vieron aparecer al joven Stark el maestre dejó lo que estaba haciendo, una espada por lo que veía, y dijo:

-Saludos ser- dijo pensando en la condición de caballero de Stark- ¿Buscáis algo de nuestro humilde oficio?

Habiendo conseguido del préstamo una moneda de oro, Stark ahora se disponía a buscar esa armadura que le permitiese participar en el torneo. Una vez alcanzada la herrería el dueño paro su trabajo para atenderle a lo que respondió - Saludos buen hombre, no soy ser, podéis llamarme Stark, Adam Stark. Vengo buscando una armadura para la competición, que como sabréis es dentro de unos días, no me importa que sea de segunda mano solamente la quiero para participar en la justa. Es usted el primer herrero que visito, y espero que el último, ya que me han hablado bien de usted y seguramente podremos llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambos.

Una vez escuchada la oferta respondo:
Tengo esta espada que ofrecerle - muestra la espada bastarda - a cambio de que me reduzca el precio

Stark esperaba que no le pusiera un precio muy alto, suponiendo que tuviese una, ya que aun tenía que pagar tanto el alojamiento como la inscripción y las lanzas de la competición.

Se hacía de noche, pronto sería la hora con la que quedó con Manfred.

El herrero, al escuchar el apellido Stark, inclinó levemente la cabeza como muestra de respeto pues, aunque no eran los más poderosos del Valle, los condes de Skutland eran gente poderosa e influyente y más valía llevarse bien con ellos que causar su decepción.

-Bueno señor- dijo tomando la espada bastarda entre sus manos- espero no decepcionaros... Soy un artesano honrado y espero que salgáis de aquí convencido de ello- dicho esto comenzó a pasar su mano por la hoja y a calcular su peso y estabilidad.

-El metal no es malo pero no se puede decir que sea una obra maestra, no tiene ornamentación pero está equilibrada aunque algo desgastada por el uso...- tras unos segundos sopesándola siguió diciendo- os doy 25 monedas de bronce por ella.

Spoiler:

-¡Muchacho! Tráeme la armadura que forjamos la semana pasada para que la vea el señor- grito el herrero a uno de los aprendices con gran autoridad.

Dicho esto el muchacho comenzó a traer piezas de una armadura bastante simple, tenía un tamaño normal y por lo tanto podría entrarle al escudero. No tenía decoración u ornamentación alguna pero brillaba como el buen hierro recién forjado.

-Esta armadura se la pensaba vender al primer caballero sin nombre que se me presentara, a vos os la dejo por 70 monedas de bronce pero si queréis algo de mejor calidad puedo forjaros en unos días- de aquí al torneo- una armadura especial para vos. Podría ser mejor que esta, con los símbolos de vuestra casa y de vuestra talla, y también podría haceros un escudo con vuestra heráldica y un yelmo con el caballo de vuestro blasón.

Tirada de Inteligencia

El miembro 'Stark' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados

'Dado de cien caras ' : 41

Stark sé quedo sorprendido de la cultura del herrero, conocía su casa y estaba dispuesto a hacerle una armadura a su talla. Quizá fuera buena idea hacerse una, aunque primero tendría que ver el precio que este le pediría.
Mirando la armadura y las piezas que traía el joven sentenció su decisión optando por una nueva armadura.

De acuerdo buen herrero, me ha convencido. Pero antes que nada debería conocer el precio que me pide, además se lo tendría que dar poco a poco ya que ahora mismo no dispongo de la totalidad del dinero.
- dijo el joven escudero con emoción - Ahora bien, quizá la espada pueda rebajar un poco mas el precio de la armadura, ya que sería un intercambio no una venta. Y para que vea que soy generoso con los que me ofrecen equipo de calidad, le prometo un 5% del premio si gano, así que cuanto mejor sea la armadura mas posibilidades tenemos ambos de ganar. ¿Que me dice?

Por cierto ¿sería tan amable de decirme su nombre para dirigirme a usted?

El herrero escuchó la idea de Stark y su rostro, frente a su oferta, se mostró inescrutable por lo que el escudero no pudo sacar ninguna impresión sobre como habían calado sus palabras pero la respuesta del artesano pudo haberlo dicho todo:

-Mi nombre es Harnold, señor, pero bueno creo que podremos llegar a un buen trato.. Usted aun no ha ganado ningún torneo así que no es una apuesta segura pero yo le rebajaré, en confianza a su palabra, el precio de la armadura a cambio de ese 5%- se habla más en fracciones y no se usan mucho los porcentajes- por lo que una armadura nueva, a vuestra medida, quedaría en 9 monedas de plata.

Dicho esto comenzó a observar las medidas del escudero, por si aceptaba el trato...

Stark escuchó muy atentamente cada una de las palabras que le dirigía el herrero y no acabó decepcionado con la resolución, al contrario, bastante satisfecho por lo que respondió al herrero - De acuerdo maesse Harnold, lo dejo en sus manos entonces, 9 monedas de plata mas la espada sean pues, aunque me gustaría añadir algunas de esas lanzas para la justa, las cuales, desgraciadamente no poseo, además debería irme a entrenar antes del torneo, eso me daría mas ventaja y no se preocupe, no soy nada malo con una lanza y sobre mi fiel amigo - dijo acariciando el lomo de su caballo que se encontraba justo a su lado.

Que haga lo que tenga que hacer el herrero, tomas medidas o lo que fuere. Luego Stark se despediría e iría al encuentro con Manfred en la posada acordada, El Gigante.

El escudero sin caballero terminó de fijar las cuentas con el herrero y llegaron a un trato: la armadura estaría para la semana siguiente, justo antes del torneo, a cambio de 90 monedas de bronce y la espada bastarda. Harold se quedaría con la espada como fianza para evitar cualquier posible timo aunque, obviamente, no lo esperaría de un Stark.

Se llevaría un total de 3 lanzas y el resto tendría que buscarlas él por su cuenta pero solo podría recogerlas cuando pagara la armadura.

Dicho esto esto se dirigió hacia la posada El Gigante para encontrarse con Manfred Hessel, el caballero de la Orden de Aenor y cuyo apellido conocía- por tu saber en heráldica sabes a que familia pertenece y sabes donde está el marquesado de su casa- pero nunca había hablado con alguno salvo con el mismo Manfred.

La posada, como siempre, estaba medio vacía o medio llena y tenía un aspecto acogedor. Sonaba el sonido de una vihuela en el fondo- instrumento parecido a la viola pero más rudimentario y, como esta, de cuerda frotada- con una canción lenta y pausada, muy armoniosa, que relajaba un ambiente cargado por las pipas de los asistentes.

Servían las comidas y bebidas las mismas mujeres del otro día y el tabernero seguía al otro lado de la barra. En mitad de la sala, justo en la mesa centras, estaba Manfred observando a la puerta desde su privilegiada posición y cuando vio llegar al señor Adam le indicó, con su mano, que se sentara junto a él mientras inspiraba el humo de la pipa que fumaba. A su lado tenía una copa de vino, un tinto, y parecía de muy buena calidad...

Cuando Stark se hubiera acercado a él se levantaría de su asiento y, con una leve inclinación, diría:

-Buenas noches señor Stark, me alegro de volver a verle, por favor tome asiento.

Stark, al despedirse del herrero cogió las riendas de su caballo y optó por ir a pie por la ciudad hasta llegar a la posada, donde antes en las cuadras de al lado dejó su caballo.
Entró por la puerta de la posada, el portero se quitó permitiéndole pasar sin ningún problema, y le volvió a embriagar el olor de la otra vez, parecía ser el olor característico de aquel lugar. Vio a Manfred sus indicaciones y se acercó rápidamente hacia el lugar.
Muy buenas noches Ser Manfred, siempre es un placer verle de nuevo. - dijo mientras tomaba asiento - Esta herida está completamente curada, me atendieron bien en aquel siniestro lugar - dijo con un tono burlesco - bueno cuéntame se sabe algo del asesino que mató a nuestro objetivo, ¿que interés pudo haber? si se puede saber. - comentó con una voz baja para evitar escuchas de personas ajenas.

El caballero se sentó cuando el escudero tomó asiento y, dando caladas de su pipa, sopesó tranquilamente lo que decía el joven Stark. Mostró, realmente, una sonrisa al escuchar como nombraba el incidente con el médico pero su mirada se ensombreció cuando este hablo del asesinato...

-No es indiscreción Adam, te has ganado el respeto de la Orden y lo menos que puedo hacer es hablar contigo del asunto- dijo para dar otra profunda calada a su pipa- ese caballero tenía en mente llevar a estas pacíficas tierras el caos y la destrucción con sus malas y manipuladoras palabras. Yo, como caballero de Aenor, fui enviado para cumplir con la sacra labor del Creador y evitar que estas tierras se mancharan de sangre, querían que la Gran Villa participara en los conflictos del norte y eso es algo que no podemos permitir pero... Desconozco quien lo mató aunque te puedes imaginar el por que.

Dicho esto un incómodo silencio se adueñó de la mesa de los nobles guerreros, la música mientras tantos seguía sonando y de fondo se escuchaban las conversaciones de los demás parroquianos, nada alterados y en total armonía con el ambiente relajado del lugar.

Fue entonces, antes de que Stark pudiera hablar pero después de que terminara Manfred, cuando una muchacha, bastante hermosa y de pelo y ojos oscuros como la noche, se acercó al escudero para decirle con tono sensual:

-Bienvenido ser... ¿Que puedo servirle?- obviamente no era una ramera pero a veces las camareras ponían ese tono para engatusar a los clientes y, en el fondo, Adam estaba asombrado por el movimiento de las caderas, de la falda y por los buenos pechos de la mujer (aunque, todo sea dicho, no iba vestida de malas maneras pues se tapaba bien).

Sentado, Stark escuchaba con atención lo que decía Manfred y llegó a la conclusión de que esto abarcaba mucho mas de lo que parecía en un principio; se dispuso a responderle pero apareció aquella camarera que tanto llamó su atención y de la que no apartaba la vista. - mira, tomaré una cerveza, bien fría si puede ser. -dijo mientras esperaba a que esta se fuera y sin dejar de mirarla.
Al irse la camarera dio un suspiro y volvió a mirar a Manfred para seguir con la conversación en un tono adecuado - Gracias por tu confianza, veo que esto abarca mucho mas de lo que me hubiera imaginado. No estoy muy enterado de lo que pasa en el norte, sinceramente veo mas que probable que este no sea el único altercado que pueda haber por aquí, si nuestro objetivo fue eliminado es porque el otro bando ha acabado con él, pero bueno dejo de divagar. - cambiando el tono a la normalidad - Esta tarde he estado pensado en su apellido, Hessel, que me sonaba bastante y caí en la cuenta de él, ¿sois vos hijo de Lord Richard ? resulta que mi familia está justamente al otro lado del rio.

La camarera, con presteza, regresó a la mesa de los caballeros y con una encandiladora sonrisa le sirvió al señor Stark una jarra bien fría de cerveza amarilla, bien espumosa y adecuadamente servida. El coste de aquella delicia serían dos monedas de bronce pero, en el fondo, era algo que Adam se podía permitir.

Manfred, mientras tanto, seguía bebiendo tranquilamente su vino mientas disfrutaba de las grandes caladas a su pipa. Alrededor de él, poco a poco, empezó a formarse una leve humareda, nada molesta, del humo del tabaco aromatizado.

-Si, bien es cierto lo que decís, lo más probable es que aquel asesino fuera enviado por Madius Leiford, heredero del Fuerte de Sangre por vía sanguínea y gran enemigo de aquel que llaman el Bastardo de Sangre, el hijo ilegítimo y actual señor de ese baluarte aunque, como imaginará, no de forma nominal. Habrá una guerra por su dominio y solo Aenor sabe como terminará esto...

Dicho esto el caballero se recostó un poco mas su asiento para relajarse pues la conversación, para él, estaba siendo amena y relajada.

-¡Ah, veo que os habéis dado cuenta!- dijo alegremente, con una buena sonrisa en su rostro, cuando cayó en la cuenta de la procedencia de su apellido y del lugar de residencia de su casa- Si, nuestras familias han sido vecinas durante muchos siglos, mi joven Stark, y eh ahí una de las razones por las que confiara en ti. Mi anciano padre está bastante enfermo y hace tiempo que no veo a mi pequeño hermano Norbert- curiosamente la palabra pequeño fue dicha con un deje un tanto irónico- pero espero que todo les vaya bien... ¿Habéis oído algo de ellos?

Stark probaba la cerveza bien fría que le habían servido mientras escuchaba a Manfred. Ahora podía hacerse una mejor idea de lo que estaba ocurriendo en el norte, preocupante sin lugar a dudas.
- Todo esto es bastante preocupante, si empieza una guerra por el control del fuerte de sangre es mas que probable que los demás señores se unan a los diferentes bandos. Algo que a su casa y a la mía también nos perjudica. ¿Puedo preguntaros? ¿La Orden que piensa sobre todo esto? Como bien sabrás las gentes de Stukland son fieles devotos y si tienen que luchar por alguien será por la Orden. - Dijo con voz preocupada

Dando un trago a la cerveza prosiguió.

- Bueno, referente a su casa sé mas sobre sus tierras que sobre su familia, tampoco mi padre me ha instruido mucho en las relaciones con los señores vecinos. Sé que están enemistados con el Castillo del Cuervo, pero vamos nada nuevo.
De su familia no sé prácticamente nada, solo conocía hablar de su padre, que al enfermar mi padre fue a visitarlo, no me contó su historia pero por lo visto fueron amigos en el pasado y lo siguen siendo. -


Cambiado a un tono mas alegre.
- Ah!! casi se me olvida, me voy a apuntar a la justa de escuderos, puede que con un poco de suerte consiga ganar, dicen que el título de caballero solo se lo dan a los ganadores y eso es lo que había venido a buscar. ¿Vos, ser, tenéis pensado participar?-

El caballero seguía mostrando un gesto tranquilo, aun cuando hablaban de algo tan grave como lo que tenían entre manos, por lo que el escudero sabría sin saber su auténtica opinión del asunto pero, intuía, que veía aquello como una cuestión del deber aunque su relajación a veces le daba a entender a Stark que estaba muy despreocupado. Por otro lado, la humareda de humo, seguía creciendo y creciendo a su alrededor y el olor del ambiente empezaba a cargarse con el aroma del tabaco aromatizado.

-La Orden, mi joven amigo, tiene el deber y la obligación de mantener la paz, la ley y los votos de los Dioses por lo que nunca entrará en una guerra- dijo, con seguridad, Manfred Hessel- pero vuestra lealtad será recompensada por Aenor y los suyos.

Spoiler:

Mientras el escudero hablaba de sus tierras y la familia de los Hessel, el caballero siguió fumando y trago algún que otro trago a su copa de vino que ya empezaba a terminarse por lo que, con un señorial gesto de su diestra, le indicó a la primera camarera que vio que le rellenara el vaso, el cual tomaba tocando el delicado cristal con la yema de los dedos.

-Si, son buenos amigos y esperemos que lo sean durante mucho más tiempo, y que su amistad no caiga con sus muertes pues no todas las casas pueden presumir de tan fuertes lazos de concordia como las nuestras. Y sobre el asunto de participar en la justa, lamentablemente, debo decirte que no pues tengo una serie de obligaciones que me impiden gastar mi tiempo en la diversión, mi vida está consagrada a la Orden ya sus designios.

El gesto del caballero no pasó inadvertido y la bella camarera de antes volvió a aparecer con una jarra de buen vino para servirlo rápidamente para después retirarse por donde había venido. Mientras le servía al caballero, Stark seguía bebiendo de su exquisita cerveza.

Entiendo Ser... no obstante permítame que le muestre mi intranquilidad sobre el asunto pues esto puede llevar a algo mas grave. Y por lo que veo el asesinato aquí ocurrido no pasará desapercibido y habrá represalias, seguramente.- dijo con voz de preocupación ante la situación.
Manfred - dijo ahora con una voz mas cercana y de confianza - querría seguir ayudándole con esto, sé que ya cumplí con el trabajo pero aun así el objetivo no se cumplió y ahora supongo que el asunto se habrá complicado. Sé que hay mas miembros en la Orden y yo ni pertenezco a ella pero aun así querría ayudarle a terminar con este asunto, entre otras cosas por la gratitud que le tenemos yo y mi pueblo hacia la Orden y al santo Aenor.

Volviendo ahora a un tono mas formal. - Bueno, mañana iré a inscribirme a la justa, lástima que usted no pueda participar. Por cierto, ser, debo preguntarle si conoce a alguien que pueda instruirme en estos pocos días para la justa. Sé montar a caballo y sé usar bien la lanza pero no conozco bien las normas ni el modo de actuación, así que si conoce a alguien que pueda ayudarme le estaría eternamente agradecido.

Manfred, que no paraba de cavilar sobre el problema que tenías entre manos- que era, como poco, tremendo- y que vio- para su pesar- que su pipa se acabó, comenzó a hacerse una nueva mientras tomaba algún que otro trago del buen vino.

-La guerra será un hecho en unas semanas o en menos tiempo y por eso no puedo participar en la justa. Solo podemos buscar al culpable de este asesinato y, esperemos, que no sea el señor Leiford- candidato, junto con Heinarr Hensir, al señorío de Fuerte de Sangre- pues podría ser fatal para una ciudad tranquila y apacible como esta. Podréis, si lo deseáis, ayudarme con mis tareas y esperemos que Aenor nos muestre el auténtico camino a la verdad pues, si no, estaremos perdidos...

Dicho esto dio un último trago a su vino y dejando unas monedas de plata, que pagaban las consumiciones de Stark y de Hessel, se levanto, con la pipa encendida entre sus labios, para despedirse del muchacho diciendo:

-Bueno, debo marchar ya Stark, ha sido un placer hablar con vos, cuando me necesitéis acudid al templo pues allí me hospedo y cuando esteis avisadme y buscaremos a ese asesino pero, lamentablemente, soy nuevo en estas tierras y no conozco a nadie que pueda ayudaros pero al inscribiros podréis preguntar por las reglas.

Dicho esto el caballero se levantó y con una leve inclinación de cabeza se marchó hacia el templo, en lo más alto de la Gran Villa, para ir a descansar y empezar con buen pie al día siguiente.

Stark agradeció la invitación del caballero y se despidió de él; ahora sabía donde encontrarle.
Lamentablemente lo que escuchó no fueron buenas noticias ya que una guerra es un asunto serio y parecía que estaba mas próxima que nunca.

Ya era bien entrada la noche, así que Stark recogió su caballo y marchó a la posada donde se hospedaba. Pasó una noche tranquila y sin altercados. Hacía ya mucho tiempo que no dormía tan profundamente y relajado.

Poco después de amanecer se dirigió, montado en su caballo y con su equipo, a la explanada fuera de la ciudad donde se estaba montado la justa. Su objetivo era inscribirse solamente en la justa para escuderos.

Spoiler:

A la mañana siguiente, de un caluroso día de verano, en el que lamento tener que ir con la cota de malla puesta- pues se abrasaba en su interior- llegó a la gran explanada donde tendría lugar la justa de la Gran Villa. Estaba al norte de la ciudad, al otro lado de los barrios ricos, y muy cerca de un mercado que habían montado con motivo del evento para comprar y vender cualquier producto y, de paso, hacer negocio.

La explanada ocupaba una amplia franja de terreno junto al camino principal que comunicaba con la Gran Villa. Se habían levantado varias tribunas de madera para que la nobleza pudiera ver el evento comodamente y se había vallado el lugar con la idea de que la plebe permaneciera fuera del recinto. Unos postes, situados en el centro y unidos con telas de vistosos colores, dividía el terreno en dos partes (dando a un lado las tribunas y al otro las vallas para la plebe).

Justo frente a la entrada había una mesa, bajo un pendón con los colores rojo y blanco de la Gran Villa, en la que un hombre anotaba varios nombres en un pergamino. Un par de guardias custodiaban un cofre en el que iban guardando la recaudación y un erudito, junto al escribano, parecía observar constantemente un libro de heráldica.

Stark supo que se tendría que presentar allí para anotarse a la justa pero a su vez no pudo evitar observar que no muy lejos había un gran campo de tiro, más al norte y algo alejado del asentamiento urbano, en el que varios arqueros afinaban su puntería y que, junto a este lugar, había varios recintos cerrados con vallas en el que se darían las luchas con espadas.

El calor se imponia ante cualquier cosa que pudiera ocurrir en ese lugar, menos mal que Stark iba a caballo y no andando hasta allí, sino lo hubiera pasado muy mal. De vez en cuando bebía de su orbe para apaciguar su sed. Su caballo parecía aguantar bastante puesto que había bebido mucho antes de salir.

Se impresionó del tamaño de aquel lugar, no creyó que podría ser tan grande, y avanzó hasta la mesa donde parecía que había que hacer la inscripción.

Saludos, buenos días, ¿Es aquí donde se hace la inscripción de la justa?. - si es así - Mi nombre es Adam, de la casa Stark y me querría inscribir a la justa de escuderos.

El escribano- muy similar al de la película que todos tenemos en mente al pensar en una justa- miró de arriba a abajo al escudero. Parecía que con una simple mirada pudiera ver el origen de un hombre y, en el fondo, ese era su trabajo aunque el escudero sabía que no tendría problemas para entrar en la justa.

-Veo por el escudo de vuestra vesta y por vuestro anillo que decís la verdad, vuestro apellido es bien conocido por lo que no será menester buscarlo en el libro de heráldica. Por favor, pagad cinco monedas de bronce por participar, mera contribución señor- el precio normal eran 10 e incluso más pero al parecer si se demostraba una línea de sangre muy pura podían reducirte el coste del ingreso- Supongo que desearéis participar tanto en espada como en lances ¿Me equivoco, señor?

La voz de aquel hombre era respetuosa, sabía quienes eran los Stark y aunque no fuera la familia más rica del Valle sabía que eran importantes y que, como tales, merecían respeto. Otros caballeros menores debían considerarse privilegiados por poder lancear con hombres de la virtud de gentes como los de Adam. El lo sabía, podría estar mas o menos orgulloso de ello y podría mostrarse mas o menos arrogante pero lo cierto era que ser noble tenía sus ventajas...

Al llegar a la mesa desmontó de su caballo...
Mientras Stark escuchaba a aquel hombre recordó la amabilidad con la que tratan a los nobles, comportamiento que desde que partió de su casa dejaron de mostrar hacia él. Además no se había parado a pensar en participar en la lucha con espadas, solo en los lances pero quizá el orgullo de haberle preguntado o quizá solamente su muestra de valor le hizo aceptar ambos.
Así es, amable señor, en ambas - dijo mientras sacaba el dinero de su bolsa y lo depositaba en la mesa. -
Aprovecho para preguntarle cuando empezará cada uno, y si hay establecido algún lugar para entrenar, que por cierto busco a un maestro en lances si conoce alguno, le estaría muy agradecido que me lo indicara.

El escribano inclinó la cabeza, con una sonrisa de agradecimiento, al escuchar las corteses palabras del joven noble. Normalmente aquellos nobles que venían hasta este lugar para participar en esta justa solían ser arrogantes y orgullosos, poco corteses y bastante exigentes por lo que encontrar a un noble que tuviera un comportamiento mas considerado con los plebeyos era, sin duda, de agradecer y por ello se ganaba la simpatía de cuantos le rodeaban en ese círculo.

-Lamento decirle señor que no tenemos maestros de armas, aquí asumimos que cada participante viene listo y preparado para participar en la justa- por otro lado la idea de la justa es la lucha entre guerreros ya formados y no para que aprendan a luchar aprendices- por lo que deberíais hablar con vuestro caballero y señor para que os de los últimos conocimientos- si Stark participaba en el torneo de escuderos se presuponía que servía a un caballero y este es el encargado de instruirle- y por lo demás solo puedo deciros que se justará según las normas básicas- las cuales tu personaje conoce - y que la lucha con espadas comenzará en una semana a la tarde y las justas al octavo día por la mañana. Presentaos a media tarde y a primera hora de la mañana y se os dirá contra quien lucháis.

Caballero y señor, esas palabras confundieron al pobre Stark que solo buscaba alguien que le pudiera guiar a la hora de participar en la justa. Él ya sabía montar y lancear pero quería saber algún truco que le permitiera ganar, o simplemente escuchar la voz de la experiencia, además el hecho de que pronunciara "vuestro caballero" le chocó mas aun ya que, aunque es cierto que es escudero nunca pensó en tener un caballero al que servirle ya que por su condición de noble lo veía deshonroso.
De acuerdo, gracias por la información, en una semana les veré por aquí, suerte con las inscripciones. - Dicho esto volvió vio a montar en su caballo y se dirigió a la sombra mas cercana para quitarse la cota de mallas, la cual lo estaba asando, y guardarla en una de las mochilas del caballo, para luego ir hacia el templo en busca de un caballero que lo instruya en esa semana, sino mas le valía entrenar por el mismo si quería ganar algo.


Continua en: https://mundosparalelos.activoforo.com/t300-con-o-sin-maestro#1528