Cosulta de un médico

Nada mas salir de la habitación y registrar los cadáveres, optó por coger las 15 monedas de bronce y la espada bastarda que allí se encontraba. Al bajar las escaleras vio la cara del tabernero y prestó mucha atención a lo que tenía que decirle Sr. Manfred pues no sabía como pretendía arreglar lo que acababan de hacer, le sorprendió gratamente la resolución. Ahora ambos se dirigían a una consulta de un médico de la zona comercial, dejando atrás los arrabales con gente indeseada en ellos.
Llegando a la consulta del médico, ya abierta pues había amanecido desde que salieron de aquella posada, entraron para pedir asistencia médica cuanto antes. Así que Stark se dirigiría al médico en cuestión para que le tratara las heridas.

El caballero de la Orden de Aenor y el noble escudero avanzaron por las sinuosas callejuelas de la Gran Villa hasta llegar a una pequeña casa, de dos plantes, que parecía estar en mejor estado que las anteriores. Tenía una puerta bastante simple pero tenía, curiosamente, una placa dorada pero sin ninguna palabra escrita.

-Aquí es- dijo simplemente el caballero. Tras esto se acercó a la puerta y llamo, con educación, hasta que al cabo de unos minutos una voz se escuchó desde el otro lado diciendo.

-¿Que desea siñore? -dijo aquella voz con un claro acento italiano.

-Mi compañero ha sufrido un percance en la cocina... Necesitamos su ayuda- dijo Manfred, tranquilamente, mientras hacía sonar su bolsa de monedas.

-Claro, claro...Aquí siempre estamos dispuestos a ayudar- respondió la voz con ese mismo acento mientras abría la puerta.

Dicho esto ambos entraron en la casa de aquel hombre y caminaron por un oscuro pasillo hasta llegar a lo que habría sido un salón pero que ahora no era más que una sala de operaciones. Había una camilla, utensilios de medicina de todo tipo, vendas, correajes, martillos, cinceles, cuchillos de todos los tamaños y demás artilugios imprescindibles para curar a un enfermo.

-Bueno, comencemos- dijo aquella voz a sus espaldas y ahí fue cuando Stark pudo ver de quien se trataba. Era un hombre alto pero muy delgado, de poco músculo, y ataviado con una túnica negra. Su rostro no se veía pues estaba oculto tras una máscara blanca de piel que imitaba a una especie de pájaro con el pico largo y curvado hacia abajo, lo cual le daba un aspecto tétrico. Llevaba una capucha negra sobre su cabeza por lo que no se veía su pelo...

-Heridas de armas blancas... Dos monedas de plata mas otra por los materiales- dijo tranquilamente el hombre con su acento antes de tocar a Adam.

Manfred, con presteza, le dio aquel dinero mientras le susurraba a Stark al oído:

-No es muy legal este servicio pero es lo mejor que verás en esta zona.. Por eso la máscara...- dicho esto el médico, si Stark aceptaba sus servicios, lo asistiría.

Al principio quería que le curasen la herida lo mas pronto posible, luego sitió miedo de aquel extraño médico con acento raro y mascara aun mas rara y ya no estaba tan seguro de querer que le curase, a medida que cruzaba ese pasillo tan oscuro tenía mas ganas de darse la vuelta y echar a correr y no mucho le faltó al ver aquella sala llena de utensilios cortantes y afilados que parecía mas una sala de torturas que un médico, lo único que le tranquilizaba era que ser Manfred estaba con él y no parecía nervioso.
Luego mirando a Manfred y sentándose en la camilla dijo - De acuerdo, no hay problema - para finalmente tumbarse y esperar las instrucciones del médico.

El médico se acercó a la camilla tras guardar en un bolsillo las monedas, agarró al herido y le quitó sus protecciones para luego ponerlo sobre el respaldo de la camilla y rasgar con una tijera sus vestiduras. Ahora Stark veía su propia herida, estaba bastante ensangrentada y no tenía muy buena pinta a sus ojos pero, tras examinarla, el sanitario lo miró tras su siniestra máscara y con un tono cordial dijo con su marcado acento:

-Creo que usted cocina con cuchillos muy grandes siñore... Tuta familia debe ser más cuidousa-dijo mientras, con un paño, comenzaba a limpiar la herida. Tras esto comenzó a poner un líquido incoloro en otro paño y volvió a limpiar la herida, esta vez causando un gran dolor en la herida, y luego comenzó a poner unos puntos para finalizar poniendo unas vendas.

Luego limpió la herida de su mejilla y le puso otra venda diciendo:

-Siñore yo ya de terminado con tuta herida... Tenga más cuidado la próxima vez o usted pasará mas tiempo por aquí- dicho esto se giró para conducir a los dos caballeros a la puerta y decir finalmente- Ha sido todo un placer y le dejará marca.

Spoiler:

Al salir tuvo que cubrirse los ojos, ya que era completamente de día y el sol le molestaba después de haber estado en aquel sitio tan oscuro. Dirigió su mirada al caballero, así como sus palabras - Bueno Sr. Manfred, espero que mis servicios les hayan sido útiles, ahora debo ir a descansar para recuperarme de las heridas, sería un honor para mi verle mañana y hablar con usted si lo desea. Mañana al atardecer en la posada El Gigante - al decir esto dispuso su mano derecha para que el caballero la estrechara.
Luego al terminar la conversación se dirigiría a recoger a su caballo a la posada El Gigante y dirigirse a la posada El Fuego del Hogar, donde dejaría allí a su caballo para que bebiera y comiera y donde él descansaría en una habitación además de comer, ya que estaba hambriento.


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