Caminando en la densa oscuridad

El corazón de la mercenaria latía cada vez más rápido conforme la perilla de la habitación giraba, y sus ojos se mantenían centrados sobre el umbral de aquella área en espera de lo que pudiese pasar. Si se trataba del empleado del sitio quizá solo tendría que seguir fingiendo que estaba acostada, de tratarse del enemigo solo bastaría rezar a Aenor para que su desventaja no fuese considerable. Su empuñadura estaba bien sujeta, sus sentidos muy alertas y su mente enfocada para lo que pudiera pasar.

--- ¿Eh? --- dijo luego que se abriera la puerta.

Un sujeto al lado de una oveja parecía haber errado su camino, y luego de dirigir unas palabras (que la fémina no supo si iban dirigidas hacia ella o hacia el animal) los extraños visitantes volvieron a dejarle a solas con el caballero. A pesar de lo mucho que estaba trabajando su imaginación por aquellos momentos Ivannia no pudo decir nada; primero se quedó un rato perpleja y luego sonrió ligeramente, sin ser capaz de lanzar una carcajada debido a la lástima que ahora sentía por el lanudo ser.

Después de sacudir un poco su cabeza como si con ello lograra alejar las grotescas imágenes de su mente se levantó para dirigirse hacia la ventana, y no porque el noble se lo hubiera dicho, sino que luego del singular suceso había regresado a la fémina la preocupación por Manfred. Para su fortuna pudo distinguir al caballero acercándose a la posada, quizá preocupado por el largo tiempo de su espera, y ella por su parte agitó con su siniestra su melena para que se viera desacomodada mientras caminaba hacia la salida.

--- Ya ha pasado un buen rato Stark, lo suficiente para que nadie dude de tu hombría, y descuida, diré que no eres tan malo como aparentas. --- le dijo pícaramente, cobrándose los comentarios previos del apreníz, prosiguiendo luego entre juegos con el tema de su compañero faltante --- Quizá no haya problema si bajamos y lo hacemos subir con nosotros, supongo que luego de la oveja el que las personas piensen en un trío será la más inocente de las perversiones jajaja... ---


La sugerencia de la mercenaria fue precedida por una risa corta. Estaba claro que solos no podían hacer mucho en la identificación de su presa y por ello necesitaban al caballero, no obstante, si querían continuar con una búsqueda deberían continuar sin llamar demasiado la atención.

--- Bajemos a tomar algo, esta vez yo invito --- dijo a su compañero alegremente mientras salía de la habitación, esperando que él hiciera lo mismo para ir al encuentro de Manfred.

La situación había cambiado por completo, de intentar pasar desapercibidos la pareja buscaba encontrarse de nuevo con el caballero de la Orden para intentar seguir con la actuación que habían llevado a cabo en la habitación, pero cuando descendieron por las escaleras de la posada para llegar a la sala común vieron que la escena había cambiado por completo.

Por un lado ya apenas quedaban clientes en la posada, unos cuantos muy borrachos en la barra y alguno que aun seguía jugando a las cartas en alguna mesa dispersa. Por otro lado vieron al caballero en la entrada de la posada, con su mano diestra agarrando la empuñadura de su espada, intentando estar totalmente atento y perspicaz para ver si podía encontrar alguna pista sobre lo que les había pasado a sus compañeros pero, cuando los vio descender, su expresión mostró una leve sonrisa y luego, una mueca de enfado.

Ambos estaban vestidos y no mostraban signos de haber estado pasando una noche loca pues no se habían desvestido ni desarreglado pero, cualquiera podría pensar que al menos el noble quería mantener las formas, habían gastado muchas horas en algo y el caballero de la Orden, con su deslumbrante blasón en el pecho, querría saberlo.

-¿ Habéis estado haciendo lo que creo? - su mirada, cargada de malestar, había dejado a un lado su cordialidad habitual aunque su voz aun no inspiraba rabia alguna. Simplemente transmitía todo lo que pensaba con su mirada aunque su voz o sus actos no lo delataran.

Stark hizo una mueca al escuchar lo que dijo la mercenaria sobre su hombría que ni siquiera se había inmutado con lo que le había estado diciendo, que poco sentido del humor - pensó- ahora se iba a enterar en cuanto tuviera ocasión. Seguidamente vio como la mercenaria lo invitaba tan amablemente a bajar invitándole a una cerveza cosa que no le hizo perder mas demora por lo que echó un vistazo a la habitación por si se les olvidaba algo para bajar detrás de ella.

El noble se sintió mas tranquilo al ver que Manfred se encontraba con ellos y no había hecho ninguna locura. A lo que no puedo evitar carcajear cuando escuchó lo que dijo sobre esa noche loca, a lo cual respondió: "Pues... esto.. verás... fue cosa suya.. yo no quería.. pero.. ya sabes como son estas mujeres.... y tampoco me iba a negar -dijo a toda prisa y mostrando arrepentimiento de los sucedido- bueno no volverá a pasar, dejemos el tema y vayamos a lo importante ahora que estás aquí.". Se acercó mas a Manfred y le dijo en voz baja. "No ha pasado nada, solo hemos estado en la habitación esperando a que se fuera todo el mundo y no hemos visto a nadie con esas descripciones que diste, ¿alguna idea?, ¿buscamos por todo el edificio?"

Spoiler:

El adusto caballero de la Orden de Aenor se mostró totalmente perplejo ante la escena que el escudero y la mercenaria habían montado en apenas unos segundos. Por un lado no sabía si enfurecerse ante la falta de seriedad o si, por otro, aplaudir la genial idea de hacer pensar que eran una pareja para poner integrarse a la perfección en aquel lugar pero, lo que estaba claro, es que aquel caballero, con el flamante símbolo de la Orden en el pecho, no podría pasar desapercibido en mitad de aquel tugurio de mala muerte.

Manfred era observado por todos los presentes, el tabernero y los parroquianos no se molestaban en ocultar su interés por él y este, ante tales muestras de interés, simplemente se encogió de hombros y le dijo a los dos aventureros:

-Pensaba que os habían descubierto, no habíais dado muestras de vida y me temí lo peor... Deberíais haberme informado pero ya es demasiado tarde para lamentarlo, saben quien soy- dicho esto desenfundó su espada, que no estaba especialmente ornamentada pero que en manos del caballero parecía adquirir vida propia y un brillo especial y único aunque no fuera más que una simple espada- Decidme: ¿Donde puedo encontrar a Arthorin Ghurtein?

Quizás había sido un error, por parte del caballero, ir a la posada sin esperar a que los aventureros dieran muestras de vida pero también era posible que hubieran sido capturados o heridos por lo que el honor, para él, fue mas importante que la sensatez pero quizás también había sido un error ir sin cubrirse aunque, en el fondo, era difícil que el aparentara ser un hombre común y corriente pero, por último, quizás su mayor error había sido preguntar directamente por el caballero al que tenían que apresar pero, curiosamente, el posadero, tan solo, señaló con su dedo hacia la escalera y dijo:

-Al fondo.

El resto de los parroquianos seguía con sus quehaceres comunes, es decir comiendo, bebiendo o jugando a las cartas aunque no podían parar de observar, de reojo, a la pequeña comitiva que se había reunido a los pies de la escalera.

Spoiler:

Stark notaba perfectamente que la mercenaria se había ofendido con sus comentarios y eso que solo pretendía bromear un poco, por lo que reafirmó el poco humor que tenía esta.
Sintió culpabilidad por las palabras de Sr. Manfred, que llevaba bastante razón, y le hizo sentir una pequeña punzada de dolor en el pecho ya que pensó que lo había decepcionado. Al terminar de hablar el caballero se quedó perplejo por el atrevimiento de preguntar directamente por "Arthorin Ghurtein" miró alrededor rápidamente ya que esperaba una respuesta por parte de los presentes pero estos pasaron completamente de la situación solo veía que los miraban con curiosidad.
"Disculpad Sr. ha sido un error por nuestra parte no contactar con usted, nos ha sido imposible". -Dijo en voz baja y arrepentido- Seguidamente palpó su herida para ver como se encontraba, no quería participar en una pelea sin saber el estado de su herida, aunque el reposo de esta noche le haría servido para cerrarla, no debía confiarse - "Debemos darnos prisa, no desaprovechemos esta oportunidad" -dijo mientras se dirigía a la escalera con intención de ir hacia donde indicó el tabernero.
"Por cierto Ivannia, no te enfades solo era una broma, no volverá a ocurrir." - dijo con voz solemne antes de dirigirse a la escalera.

Spoiler:

El caballero, espada en mano, dirigió una dura mirada al joven escudero, aspirante a caballero, pero no dijo nada más, tampoco era necesario, ya que el mal ya estaba hecho- Que Aenor se compadezca de nosotros- pensó para si el caballero de la Orden.

La herida del caballero seguía causándole un gran dolor y aunque no sangraba mucho, poco a poco, iba desgastando su cuerpo. Tendría que salir en busca de un médico cuando terminara aquella misión pues aunque no corría riesgo de muerte podía quedarle un fea cicatriz.

Stark, seguido por el caballero y este por la mercenaria, subió por las escaleras hasta el piso superior. Ante el se encontraba el mismo pasillo y la misma puerta del final. Fue avanzando lentamente hasta llegar a esta, la abrió y llegó a la parte de la taberna reservada a las personas que querían pasar desapercibidas.

Siguió caminando hasta llegar a su antigua habitación y llegó hasta una esquina, dobló aquella esquina y, al otro lado, vio dos grandes matones que custodiaban la entrada de una habitación. Portaban una armadura de cuero tachonado, espadas largas de mano y cascos. También llevaban cuchillos y armas cortas y, por si fuera poco, su rostros estaban curtidos por heridas pasadas y las inclemencias del tiempo.

Sin duda alguna eran mercenarios.

-¡Rendid vuestras armas en nombre de Aenor y de su Orden!- grito, imponente e imperativo, el caballero de la Orden.

Los mercenarios, ante aquello, sonrieron y rieron a carcajada limpia para desenvainar sus armas. Dieron un par de pasos y se situaron aguardando a los atacantes. El pasillo eran relativamente amplio pues podían entrar, con relativa comodidad, dos personas pero sus movimientos serían reducidos. Si alguien quería plena libertad de acción tendría que ir solo.

Spoiler:

Spoiler:

Stark ahora mismo estaba mas preocupado por su situación actual, la cual la ha llevado a un combate que ya seguramente sea inevitable, que por su herida. Así que centró su atención en los dos mercenarios, los cuales no poseían armaduras pesadas ni armas a distancia, cosa que le hizo a Star pensar una estrategia. Parecían bastante bien entrenados y no un enemigo cualquiera, debían tener cuidado, así que empleando esa estrategia desenvainó su espada con gran soltura y majestuosidad , manteniendo una guardia baja con su mano de derecha, a la vez que se dirigía a los mercenarios diciendo: "Deponed ahora mismo las armas, ¿¡No habéis escuchado al caballero de la Orden!?, tenemos el edificio rodeado haced lo que os decimos o la orden se os echará encima."
Luego con voz muy baja dijo "Ivannia, soy pesado pero creo que este es un buen momento para que saques tu arco ya que posiblemente lo tendrás que usar" Manteniendo su guardia baja y preparado para contraatacar.

El miembro 'Stark' ha efectuado la acción siguiente: Tirarda de Dados

'Dado de cien caras ' : 78

Tirada con arco de Ivannia.

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'Dado de cien caras ' : 70

Vuelvo a tirar para determinar una cosa de pura suerte...

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'Dado de diez caras ' : 9

Los grandes mercenarios se quedaron perplejos ante las palabras del caballero de la Orden y del joven aspirante a caballero. Uno de ellos hasta mostró una amplia sonrisa antes de desenvainar su espada.

Los mercenarios, aprovechando la situación, cargaron contra los dos caballeros. El primero de ellos lanzó un tajo descendente contra la testa del caballero de la Orden de Aenor, con una espada larga empuñada con las dos manos, pero, ante este movimiento, Manfred interpuso su espada haciendo una parada con la punta del arma mirando hacia la izquierda y empuñándola con sus dos manos.

Mientras tanto el otro mercenario lanzó una estocada contra el pecho de Stark, también empuñaba el arma con las dos manos y quería aprovechar las heridas del caballero para atraversalo y acabar con su vida.

Finalmente, y por si fuera poco, la puerta de una habitación que había tras la mercenaria, a unos cinco pasos, se abrió para que de su interior salieran dos guerreros más. Ambos llevaban armaduras de cuero tachonado y ambos gritaban como locos poseídos por un frenesí imparable.

Uno de ellos portaba un hacha de mano y el otro dos espadas de mano, el primero, el del hacha de mano, iba directo hacia la mercenaria aunque aun estaba a unos cinco pasos y, el otro, aun estaba saliendo de la habitación.

Spoiler:

Spoiler:

Atónito ante la situación Stark se dispuso rápidamente a actuar. No se le había pasado por la cabeza que aquellas gentes desobedecieran las órdenes de la Orden, algo muy malo estaba pasando.
Vio al primer mercenario que se abalanzaba sobre Manfred, pero cambió rápidamente su mirada al segundo, que pretendía estocar a Stark mortalmente. Aprovechando la guardia baja que tenía y con mucha sangre fría, esperó a que su adversario realizara la estocada para desviarla hacia el lado izquierdo y así poder contraatacar estocándole en el torso, aprovecharía así su fuerza ya que el otro blandía el arma a dos manos, solo tendría que desviar el arma y estocar a su adversario para acabar con su vida.
Si por algún casual fallara la estocada estarían ambos muy cerca el uno del otro y con las armas bastante alejadas del oponente, así que cogería con su mano izquierda la daga que adquirió de un combate anterior, para clavársela en el costado izquierdo, así con suerte soltaría el arma o incluso moriría.
Si saliera bien cambiaría a una guardia media y orientándose hacia el enemigo mas próximo y ante cualquier oportunidad atacaría mediante una estocada.

El escudero había estado preparando aquel momento durante toda la noche y, cuando llegó, se sintió bastante relajado, como si se hubiera quitado un gran peso de encima, pero aun así la herida que había sufrido le causaba un gran dolor en su costado.

La guardia baja no era muy buena cuando había poco espacio para mover la espada, como era aquel paso, pero Stark tenía buenos reflejos y habilidad (off: ten cuidado para la próxima, te conviene en espacios cerrados tener una guardia más alta- o al menos eso creo yo, si discrepas me encantará tener una conversión por msn). Pero así fue como, con un ágil movimiento de mano, el escudero logró desviar la estocada del mercenario para, con una vuelta de la espada, estocar al pecho de su oponente.

Atravesó fácilmente la armadura de cuero tachonado, clavando profundamente el frío acero en la carne y los huesos de su adversario, para que así su enemigo cayera inerte sobre el suelo. Había fácil acabar con él, demasiado fácil quizás, pues cuando se dio cuenta vio como Manfred se giraba para parar una estocada que venía desde su espalda.

El caballero de la orden de Aenor había acabado con su oponente frontal y ahora luchaba contra otro que lo había atacado desde la espalda. Ivannia, que se había separado un poco del grupo, luchaba encarnizadamente contra otro mercenario que había venido desde sus espalda y Stark vería como un tipo con dos espadas se lanzaba hacía él con gran frenesí.

Le lanzaría, primero, un tajo descendente hacia su cabeza, en vertical, buscando cortar su cráneo por la mitad mientras que con su otra espada, la siniestra, lanzaba una estocada contra el corazón del noble.

La sangre emanaba del pecho de su enemigo recién derrotado y la espada, total ensangrentada, parecía que pedía mas sangre, parecía que quería cobrarse una nueva víctima, victima que se acercaba en ese momento hacia Stark. Sintió que su herida le estaba molestando pero no parecía que se le hubiera abierto, aun podía aguantar un rato mas aunque ahora mismo su mayor preocupación era un tipo de dos espadas que se abalanzaba sobre él.

Manteniendo la guardia alta y previendo el ataque de su enemigo optó por dar un paso atrás para esquivar el tajo vertical, luego aprovecharía el desequilibrio de su rival para dar un tajo de derecha a izquierda a la altura del brazo, lo que además de desviar la espada de la mano siniestra de su adversario conseguiría herirle mortalmente o al menos desmembrarlo, al menos eso quería conseguir.
Si todo ello fallara intentaría defender todos y cada uno de los golpes que le acometieran y contraatacaría a la menor oportunidad, siempre intentado no arriesgarse.

Debía darse prisa, quizá sus compañeros necesitaran su ayuda.

Stark dio un ágil salto hacia atrás pero su herida, que aun gemía de dolor, le dio una mala pasada al hacer que se retorciera mientras se movía por lo que su salto no llegó a ser tan amplio como podría haber sido. Aun así evito, por pura agilidad, la espada que iba contra su testa- bendita Fortuna la suya- pero la punta del frío acero cortó levemente su mejilla izquierda, haciendo que la sangre manara de esta. Aquella herida, más simbólica que de otro tipo, hizo que notara en sus labios el caliente sabor de su propia sangre pero no se amedrentó en absoluto.

La estocada del mercenario llegó a impactarle pero su armadura, de cuero, logró evitar que la punta del arma llegara a su carne, lo cual debía agradecer el escudero porque su enemigo lo había apuntado a su corazón.

Su tajo fue parado por la espada siniestra de su oponente, que frenó el golpe poniendo la punta de su arma mirando hacia abajo, y el sonar de los aceros hizo que la sangre de Stark bullera por todo su ser.

Ahora el mercenario, con un sonoro grito, intentaba volver a estocar al noble con un ataque directo contra su estómago. La punta de su arma diestra buscaría atravesar la protección, la piel y los órganos del joven para desparramar luego sus vísceras por el suelo mientras mantenía trabada la única espada del aspirante a caballero.

La sangre brotaba por la mejilla de Stark, aun así la cordura no le hizo cometer ninguna locura, mas bien al contrario. Estando en esa situación, optó por retroceder rápidamente de su oponente con lo que no solo evitaría la estocada si no le permitiría recuperar el control de su arma para luego mantener una guardia media. Como es costumbre, contraatacaría a la menos oportunidad donde aprovecharía el alcance de su arma para, mediante una estocada, atravesar la parte del cuerpo de su enemigo que le resultara mas sencilla acceder.
El retroceso lo haría hacia atrás pero quedando casi a la espalda de Manfred que se encontraba a su derecha antes de moverse y se quedaría mirando a su oponente de las dos espadas.

El combate estaba llegando a convertirse en una batalla encarnizada, la sangre del mercenario que había matado Stark estaba empapando todo el suelo de líquido carmesí y el cuerpo, situado en mitad del pasillo, dificultaba el paso para llegar hasta donde estaba Ivannia.

Afortunadamente, Stark, había retrocedido y la sangre, por el momento, no llegaba hasta donde el se encontraba. Notó, al retroceder aun más, que se encontraba cerca de la pared del final del pasillo y que no podría retroceder mas.

El espacio era relativamente reducido pues tan solo cabían, y con dificultad, dos personas y antes había estado luchando codo con codo con Manfred. Ahora, al retirarse o avanzar- según se mire- se había distanciado unos pasos de este y tenía mayor movilidad.

Las espadas de ambos oponentes estaban separadas y el escudero pudo esquivar la estocada que le lanzaron al retroceder pero en esos momentos contraatacó con una estocada directa al pecho del mercenario pero este desvió la hoja con un movimiento de su espada diestra mientras que, con la siniestra, hacía un barrido en horizontal contra la cadera derecha del noble.

La lucha continuaba y eso solo le perjudicaba a Stark que estaba herido, no obstante aun podría aguantar unos minutos con la lucha.
Cuando el mercenario desvió la espada de Stark hacia su derecha, Stark aprovechó a colocarse en esa posición rápidamente, esto le daba tiempo a llevar la espada en su lado derecho nuevamente, donde pondría la punta de su espada mirando hacia abajo para desviar el barrido hacia el suelo - táctica que acababa de aprender de su adversario y que posiblemente funcionaría- , y luego aprovecharía para tajarle desde el costado derecho hacia la cabeza de manera ascendente, aprovechando que el cuerpo de este estaría inclinado hacia él por el lado derecho.

Stark logró parar con su espada el tajo de su oponente cuando la punta de esta apuntaba hacia el suelo para, aprovechando que la espada de su enemigo llegó al suelo, lanzar un tajo ascendente desde el costado derecho del mercenario hasta su cabeza.

La ensangrentada espada del noble volvió a mancharse de sangre cuando atravesó la armadura de cuero tachonado del mercenario. Su carne se abrió para que la sangre comenzara a fluir hacia el exterior pero no logró atravesar los huesos de las costillas de aquel hombre pero si clavar profundamente el arma en su interior....

Ante esto el guerrero lanzó un alarido de dolor y, dejando caer sus espadas, se puso de rodilla ante Stark para intentar, con sus manos, apartar el arma de su cuerpo, en vano, y aun a costa de sufrir graves cortes en las manos.

Mientras tanto Ivannia seguía luchando encarnizadamente contra su oponente y Manfred, en un certero movimiento, decapitaba a su adversario con un rápido movimiento de su espada.

Satisfacción y orgullo, esas dos palabras podrían definir ahora mismo los sentimientos de Stark que en ese instante iba a poder vengarse del oponente que había logrado herirle y que tanto le había costado derrotar así que sin dudarlo mas sacó su espada del pecho del adversario y optó por no hacerle sufrir clavándole nuevamente la espada, pero esta vez apuntando al corazón.
Miró a su alrededor y vio como a sus compañeros no les iba tampoco nada mal, Manfred acababa de cortarle la cabeza a su adversario e Ivannia estaba ganándole terrero al suyo, así que Stark se dispuso en entrar en la habitación que se encontraba a su espalda para dar con su objetivo.
Entraría despacio con la espada cubriéndose la delantera por si había alguien escondido que pudiera atacarle.
¿Su objetivo? Encontrar al hombre que buscaban y mantenerlo con vida.

La muerte de ese mercenario fue rápida pero, lamentablemente, muy dolorosa pero, cuando el cuerpo de aquel hombre cayó inerte sobre el suelo, Stark sintió un gran alivio en su interior. La sangre de aquel cuerpo comenzó a cubrir todo el suelo de madera alrededor de la puerta que habían custodiado aquellos hombres con sus propias vidas.

-¿Tanto valía lo que guardaban estos infelices?- dijo Manfred refiriéndose, obviamente, a la persona por la que habían venido expresamente. Sin duda la idea de haber tenido que matar a tantos hombres no le había gustado pero, mientras limpiaba su espada con los ropajes aun limpios de uno de los caídos, miraba la puerta cerrada con gran desconfianza.

Tras levantarse, con su espada aun manchada con algunas gotas de sangre pero brillante, se acercó a la puerta junto a Stark y- sin llamar a la puerta- la abrió para sorpresa de todos ya que no tenía el cerrojo abierto.

El interior de la habitación estaba oscuro aunque había un olor a un potaje en el aire. Las velas y demás iluminadores se habían apagado aunque en la penumbra podían ver una habitación bastante grande, con una cama de matrimonio, y con un gran escritorio, un armario y una buena ventana.

Sobre el escritorio había un plato sin terminar pero ya frío y un vaso de vino. La ventana, al fondo de la habitación, estaba entre abierta y en la silla que había frente de la mesa había un hombre sentado que no se había movido con el ruido de la lucha ni con la entrada de los guerreros.

Un baúl de madera remachado con hierro, a los pies de la cama, terminaba de dar un aire acogedor al lugar.