Caminando en la densa oscuridad

Las palabras de Ivannia hicieron que el caballero frunciera el ceño con gesto pensativo, no parecía agradarle la idea de esperar fuera de la posada para que los dos guerreros entraran solos en el interior de aquella posada pero, tras meditarlo durante unos instantes, terminó diciendo con aire severo.

-No me gusta esa idea de quedarme fuera mientras vosotros asumís todo el riesgo pero es cierto lo que decís, podrían reconocerme y la misión estaría perdida - dicho esto llevó su mano al pomo de su espada para acariciarla y se apoyó, levemente, sobre la pared que había tras él y se acarició su mentón con su mano siniestra.

-Edmund fue a una misión de la Orden, relacionada con la nuestra pero en otro lugar, por lo que no podremos contar, por el momento, con su valiosa espada. Así que solo id a ver la situación porque no sabéis como es el caballero al que tenéis que apresar, es conocido como Arthorin Ghurtein y viene del norte, pero para encontrarlo tendré que reconocerlo yo mismo.

Ver la situación en la posada, analizar las posibilidades y luego regresar para preparar un plan más elaborado parecía, a ojos de Manfred, la opción mas sensata aunque en estas situaciones siempre solía haber un imprevisto y, por lo tanto, tendría preparada su espada para acudir en ayuda del joven aspirante a caballero y de la mercenaria.

Mientras hablaba Manfred, Stark pensaba en lo mucho que anhelaba su tierra pero esto es lo que buscaba ¿no?, se preguntaba a si mismo; y por el momento merecía la pena.

Bueno esperemos no llamar mucho la atención -dijo mientras miraba a ivanna- quédate cerca mía, no sabemos lo que nos podemos encontrar dentro, además una mujer como tu en un sitio como este a estas horas sería un poco extraño, inventémonos una excusa.

Mientras pensaba respiraba el aire fresco de la noche. Ya lo tengo - dijo de pronto pero en voz baja- Hemos venido a buscar un amigo tuyo que se ha hospedado recientemente en esta posada, describe a uno cualquiera y así tendremos una excusa para fijarnos en todos, ¿Como lo veis?.

Una vez resuelto el asunto. Bueno por mi cuando queráis - haciendo un gesto cortés con la mano para que la dama pasara primera.

El caballero de la Orden de Aenor mantuvo su mirada fija en la posada, observando las luces de esta y el movimiento que había en su interior que se podía ver desde aquella esquina, meditando profundamente con un gesto adusto en sus facciones y, sobre todo, en su mirada mientras acariciaba levemente el pomo de su espada con la yema de sus dedos enguantelados.

-Es un hombre de mi edad, todo un adulto y un veterano, de complexión media y de cabello oscuro. Lo lleva corto y siempre suele ir afeitado, lleva el símbolo heráldico de un dragón negro lanzando fuego sobre un campo azul. Es un caballero del norte, honorable y diestro con el manejo de las espadas, de mirada furtiva y oscura

El caballero no dijo nada mas, simplemente seguía observando aquella posada mientras meditaba y aunque, obviamente, pensara en algo no parecía estar muy dispuesto a compartirlo en voz alta.

-Si tenéis problemas, haced sonar esto y acudiré en vuestra ayuda- dijo tendiéndole al joven Stark un cuerno que llevaba oculto entre los pliegues de su capa de la orden. Aquel cuerno, que no era muy grande, era completamente blanco y no poseía ninguna clase de ornamentación, era pues simple y algo basto pero podía soplarse en su interior. Tenía una cinta de cuero para que su portador pudiera llevarlo a los hombros o en su cintura.

Se paró, miró a Ivannia e inclinó la cabeza como muestra de conformidad, luego mió a Mandred para escuchar lo que tuviera que contarles. Mientras este lo describía intentaba hacerse una imagen mental de aquel hombre. Una vez terminado cogió el cuerno y lo miró de arriba abajo como si nunca hubiera visto alguno, se lo amarró ligeramente al cinto por si tenía que sacarlo rápidamente, y lo puso en la parte que su capa lo cubriese para que ningún listo le preguntara por él.
De cuerdo Manfred, espero no tener que usarlo -dijo con sarcasmo. Cuando quieras Ivannia, tu delante.

El caballero de la Orden de Aenor se mantuvo oculto en las sombras, tras la esquina, a la espera del llamado de Stark o al resultado fructuoso de la situación. Mientras tanto el caballero y la mercenaria se encaminaron hacia la posada y entraron en el interior de esta cuando llegaron frente a la desgastada puerta de madera.

El interior era circular, había una gran chimenea en el centro y una gran barra a la siniestra de la puerta. Al fondo había un pequeño espacio en el que, en otros momentos, parecía que podía tocar algún artista y a la diestra había una escalera que ascendía hasta los pisos superiores del lugar.

Había un gran revuelo en la taberna, era muy tarde y no había trovadores ni juglares pero la gente del lugar cantaba y, a veces, bailaba al son de alguna canción popular. La comida y la bebida corrían por doquier, había un movimiento frenético por parte de algunas posaderas que no paraban de servir a los clientes y el ambiente, en definitiva, poco tenía que ver con la elegante imagen de un castillo nobiliario en fiestas.

¿Por que un caballero iría a un lugar como ese? Esa podría ser una pregunta clave que ambos podrían hacerse interiormente pero la respuesta no era nada clara.

Un orondo tabernero, de tez clara pero repleta de sudor, servía continuamente cerveza por la barra del establecimiento, vigilando continuamente que no faltara ninguna moneda en los pagos. Su miada, de ojos negros, era muy calculadora aunque su labia se dejaba llevar por el buen ambiente del lugar y lo fomentaba con algunas bromas y siguiendo los chistes de los parroquianos.

Había, pues, muchas mesas, mucha gente y un exagerado revuelo... No vieron, en ningún momento, a ningún caballero con los símbolos heráldicos de los que Manfred habló.

Aquel lugar apestaba para el gusto de Stark, además la comida no tenía muy buena pinta pero bueno por suerte no iba allí a comer ni a beber. Semanas hacia ya que no se encontraba en su cálido salón, rodeado por los suyos con cientos de comodidades que el simple hecho de estar ahí le hacía añorarlo.
Sin acercarse mucho le susurró a Ivannia intentado no parecer sospechoso ante los ojos de los demás -"No veo a ese hombre a primera vista, deberíamos buscar a fondo. Separémonos, pregunta al posadero si lo ves bien, yo me daré una vuelta con una jarra de cerveza, a ver a quien me encuentro. Sospecho que pueda estar en una de las habitaciones, así que ten cuidado y a la mas mínima situación de peligro sal fuera"- dijo mientras se disponía a alejarse de ella para ir a la barra a por una cerveza, sin perder detalle alguno de aquellas personas por si pudiera ser ese caballero que andaban buscando.

Stark comenzó a caminar por el interior de la taberna en busca de alguien con la descripción que Manfred les había dado. Poco a poco se dio cuenta de que la gente seguía con la fiesta, la bebida y la comida pero que algunos de los presentes le miraban intensamente y sin ocultar un inmenso odio en su mirada ¿Sería por sus ropajes? ¿Sería por que sabían a que venía? No lo sabía a ciencia cierta pero realmente podría decirse que era el hombre mas arreglado y mejor vestido de toda la taberna.

Stark, realmente, no era un aspirante a caballero cualquiera sino uno adinerado, lo cual no era muy común en esa zona de la ciudad pero... Si ese caballero tenía agentes ¿Serían los que le miraban? ¿Qué harían?

Puede que el hombre que buscaran se hubiera vestido como un simple campesino, algo deshonroso, o puede que estuviera, como Stark ya había apuntado, en las habitaciones superiores del local.

Su cerveza, fría, no era de buena calidad y el aspirante a caballero sentía cada vez una mayor nostalgia por su hogar.

Mientras tanto Ivannia se acercó al camarero y, tras alagar su taberna, un hombre que había junto a ella habló antes de que el tabernero pudiera decir palabra alguna:

-Ehhhh ¿Que hace una moza tan guapa como tú aquí?- el hombre, barbudo y con un poderoso aliento a cerveza y a ajo, que podría duplicar la edad de la joven y bella muchacha- ¿Y sola? ¿Necesitas a un galante caballero que te lleve a casa preciosa? - caballero, obviamente, no era la palabra que podría pasar por la mente de la mercenaria al ver a un hombre tan sucio y desarrapado en una barra de un tugurio de mala muerte como aquel.

El tabernero, mientras tanto, servía la cerveza mirando fijamente la situación... Estaba acostumbrado a esas cosas pero ¿Haría algo si la situación giraba a un punto oscuro?

Spoiler:

La música le molestaba a Stark, no era el tipo de música que le gustaba. Ver tanta gente bajuna cantando cosas sin sentido y gritando no era su ambiente preferido pensando en ese momento "Como añoro mi hogar... aun así debo cumplir lo que me he propuesto sino, no llegaré a nada". No era de extrañar que hacía un hombre como él en un lugar como este, así que podría llamar la atención y efectivamente se dio cuenta al instante que mas de uno le miraba con mala cara. Posiblemente se estuviera metiendo en la boca del lobo.

Con todo esto, extremó las precauciones y se mantenía mas atento de un posible ataque que de buscar a aquel hombre. En ese momento pensó que no había sido buena idea entrar allí. Así que echó una ojeada a ver donde se encontraba Ivannia y la vio hablando con un hombre mayor que ella. Lo mejor sería que estuvieran cerca, así que se acercó a la barra y pidió una cerveza fría, pagando lo que costara y quedarse allí apoyado en la barra desde la cual miraría a los demás.

-Digculpe posadero, serría tan amable de ponerme una ceerrbeza? - dijo haciéndose un poco el borracho y poniendo cara de felicidad.
saca el dinero y le paga guardando con cuidado de dejar la bolsa bien sujeta, en esos lugares nunca se sabe.


Postura no amenazante, con una mano cerca del arma sin que se notara y haciéndose el borracho para intentar dar una explicación al por qué del estar allí.

El beodo barbudo cambió la expresión de su rostro al ver como la mercenaria se echaba a los brazos de su caballero . La situación se hizo incómoda para él pero aun así se acercó al joven Stark, que se hacía pasar por un borracho y le dijo:

-Buena elección muchacho, una puta como esta vale su peso en oro, si te cansas de ella búscame por aquí - dicho esto el hombre se marchó, con otra buena jarra de cerveza, para dirigirse a alguna mesa en busca de alguna fémina o de algún grupo de parroquianos.

El posadero, mientras tanto, removía sus manos entre si a modo de satisfacción al escuchar que la mercenaria pedía una habitación y además de las mas discretas.

-Oh por supuesto, tenemos algo para gente de su clase señorita, es una habitación alejada y no tiene pulgas. Nadie les molestará, tendrán una ventana y podría servirles lo que necesitaran en cualquier momento- sin duda no era la primera vez que un noble quería pasar desapercibido en aquella posada- con solo hacer sonar una campanilla. En total serían una moneda de bronce por la cerveza y cinco más por una noche en esa habitación.

Aquel hombre, obviamente, no se movería hasta ver rodar por la barra las monedas que pedía para que ambos pasaran la noche.

Estaba bebiendo Stark cuando en ese momento llega Ivannia y le suelta todo eso. Aun tenía la cerveza en la boca y poco le faltó para escupírsela encima. En ese momento recordó su pasado, en el cual tuvo poco trato con las chicas de su condado ya que su padre no le permitía juntarse con ellas debido a que no eran de su misma condición, cosa que a él no le importaba. Ahora mismo, estaba convencido, de la belleza de la mercenaria que era una de las mas hermosas que había visto.

Volviendo a la realidad, apartó suavemente a Ivannia y sacó rápidamente las monedas de su bolsa poniéndolas encima de la barra y respondido "claro claro que si, vengaaaa vamoss a la cama mujer" -dijo continuando su patética actuación de borracho.

Pasó de responder a aquel hombre que había llamado puta a Ivannia, la cogió de la mano y la llevo por la escalera.

Spoiler:

El tabernero le cedió a Stark las llaves de la habitación pero no dejó solos al caballero y a la mercenaria pues no sabían donde se encontraba el aposento que les habían cedido (previo pago). Los condujo escaleras arriba hasta llegar a un pasillo del piso superior y, caminando por este, llegaron hasta el final de este, donde había una puerta. Tras abrir dicha puerta accedieron al interior de una zona de la posada que era reservada para clientes con cierta "categoría".

-Bueno señores, esta habitación es discreta y no serán molestados, hay una cuerdecilla en el interior que pueden tirar para hacer sonar una campanilla si necesitan cualquier cosa y tienen velas, la cama no tiene pulgas y cambiamos la paja hace tan solo un mes- dijo al parar frente a una habitación y abrir la puerta, tenía cerradura pero no la habían echado y, con un educado gesto de su mano, invitaba a la pareja a entrar en el interior.

Había mas habitaciones en aquella parte "privada" de la posada, no se escuchaba ningún ruido salvo el de la fiesta que tenía lugar en la planta de abajo pero, en general, reinaba la tranquilidad.

Desde la subida de las escaleras hasta la llegada a la habitación Stark fue observando de manera disimulada las demás habitaciones por si escuchaba ruidos o cualquier o veía algo. Al llegar vio que todo lo que decía el posadero era cierto pero había un olor a podrido que no rompía la aparente armonía de aquella habitación.
"Garciasss" -dijo Stark al posadero a la vez que cerraba la puerta con suavidad. Luego dijo en tono elevado "vega mujer! a la cama" sin dejar de fingir ese absurdo estado de ebriedad.
Esperó a escuchar que el posadero se alejara para decirle a Ivannia en voz baja "¿Bueno y ahora qué?, ¿esperamos un rato y luego vamos habitación por habitación? ¿Y como avisamos a Manfred?, Por cierto ningún comentario acerca de mi patética actuación... " - dijo a la vez que miraba alguna ventana o salida de aquel lugar.

La noche cerrada hacía que la oscuridad reinara por todos los alrededores de la posada pues la plaza del mercado y los callejones apenas estaban iluminados. Algunas luces del interior del edificio daban algo de luminosidad a la cercanía pero a medida que las miradas se alejaban del edificio la oscuridad se hacía mas y más densa.

El posadero, con educación y con una inclinación de cabeza, dejó a la pareja en el interior de la habitación, sin decir nada más y esperando que ante cualquier necesidad le llamaran por la cuerda que hacía sonar una campanilla.

Ivannia no escuchó nada al apoyar su oído en la pared de madera de la habitación, esta no parecía ser muy gruesa o sólida pero, posiblemente, la habitación de al lado estuviera vacía o quizás su inquilino fuera muy silencioso.

Por otro lado, Stark, vio esa ventana, sin cristales, que se cerraba con dos postigos de madera y que daba al mercado, justo al frente de la posada y a su entrada principal. La otra salida era, obviamente, la entrada de la misma habitación que, tan solo tenía, una cama doble, un pequeño baúl, una mesilla de madera sin cajón y una silla junto con un escritorio.

Stark no paraba de ver como Ivannia mantenía esa sonrisa en su rostro que obviamente iba dirigida como una daga burlona hacia su persona. Dirigió una mirada a esta respondiéndole en tono burlesco -"Bueno, no hace falta mentirles ¿no?, podemos aprovechar el momento"- dijo esperando la reacción de Ivannia.
Acto seguido se acercó a la ventana para abrirla y lo hizo con cuidado de no hacer ruido, mientras decía "Es broma mujer, se que te ha hecho ilusión por un momento, pero no va a poder ser" -dijo casi a carcajada.
"Huele un poco mal abriré la ventana y de paso veré que opciones tenemos, lo que sí es cierto es que debemos esperar, espero que una de las cualidades de Manfred sea la paciencia, no vaya a cometer ninguna locura. Por cierto no sería mala idea cerrar con llave y poner algún trasto pegado a la puerta, toma la llave" - dijo en voz baja mientras le lanzaba la llave a Ivannia con cuidado.

Las horas pasaron sin que hubiera interrupción alguna y el cansancio de la noche empezó a mellar en los dos jóvenes aunque, obviamente, podían resistir a una noche de sueño. Quedarían aun unas horas para el alba y, la verdad, era que la paciencia o sensatez del caballero de la Orden era admirable pero este no tardaría en acudir en ayuda de sus compañeros o en abandonar el callejón para regresar a un sitio más seguro para pedir refuerzos.

La fiesta, poco a poco, iba amainando y los sonidos de la diversión iban ahogándose lentamente para que se fuera alzando el silencio. Desde su aventajada posición, Stark podría ver a través de la ventana como iban saliendo, de vez en cuando, algunos parroquianos para regresar a sus hogares excesivamente ebrios.

Fue entonces cuando, contra todo pronóstico, alguien intentó abrir la puerta girando el pomo pero, al estar cerrada, no pudo acceder al interior de la habitación. Obstinadamente volvió a repetir el proceso y, luego, Stark escuchó el lejano ruido de unas llaves así como un leve susurro que decía:

-Shhh ¡Silencio!- ¿serían varios? Que pretendían a esas horas de la noche y..¿Por que querían entrar en su habitación? Nada bueno parecía poder salir de aquella circunstancia.

Efectivamente las dudas de Stark fueron resueltas. Su entrada no había pasado desapercibida y ahora parecía que iban detrás de ellos. Eso sí, le extrañó que fueran directamente a por ellos, quizá solo se tratara de un grupo de ladrones, pero fuera lo que fuere querían entrar y no para algo bueno.
Stark miró a la mercenaria y observó que ella también se había dado cuenta así que sin demora empezó a susurrarle al oído rápidamente y muy bajito "Tardarán en entrar, la ventana está abierta, coge una sábana y amarrarla por si tenemos que bajar rápidamente, yo haré un señuelo en la cama para que crean que estamos ahí. Luego coge el arco y quédate junto a la ventana, ten la cuerda tensada pero no dispares hasta ver quien puede ser, yo me colocaré justo al lado de la puerta con la espada preparada por si tengo que cortar algo, así que avisa si son enemigos o no. -dijo esto último con un tono muy sarcástico, obviamente pensaba que había una gran probabilidad de que eso ocurriera. - Intentemos no atacar al mismo objetivo a la vez. Si hay algún problema salta, yo iré detrás a toda velocidad, así que cuidado conmigo, espero que la sábana aguante lo suficiente. Toma el cuerno, yo voy a estar un poco ocupado - dijo al terminar entregándoselo. - Ahora, vamos."

Así que empezó a hacer lo que había dicho, intentando hacer el mínimo ruido. Cogió una de las dos sábanas que había en la habitación y la puso encima de la cama abultándola con lo que hubiera alrededor para que pareciera que estaban allí dormidos.
Luego desenvainaría su espada sin hacer ruido y se colocaría en el lado derecho de la puerta justo enfrente de la ventana, con la espada preparada para asestar un golpe mortal al que se atreviera a entrar.

El pomo siguió girando y girando hasta que el hombre que había al otro lado se cansó de hacerlo girar... Metió las llaves en la cerradura, con sumo cuidado, y las hizo girar en el interior de la abertura para abrir la puerta hasta que, finalmente, vio que se había confundido de llave. Probó con otra llave y, luego, con otra hasta que, al final, con un suspiro que los dos enamorados escucharon dijo en voz muy baja:

-Nos hemos confundido de habitación... - dicho esto aquel hombre pareció girarse sobre sus pasos para comenzar a caminar por el pasillo pero no iba solo ya que los dos actores de la comedia que se había organizado en el interior de la habitación escucharon el caminar de alguien o algo que tenía...¿ Mas de dos patas? Parecía imposible que aquello fuera cierto, debía ser un error producido por el cansancio pero, entonces, escucharon lo inimaginable.

-Beeeeeee- ¿Una oveja? ¿Allí? ¿En una posada? ¿Que pensaba hacer aquel hombre con una oveja en una habitación? ¿Y por que hablaba con una oveja? Posiblemente Ivannia lo supiera pero quisiera quitar esa imagen de su mente pero, en cambio, Stark aun estaría saliendo de su asombro, con total confusión.

Una falsa alarma, una broma del destino o de los dioses... Eso es lo que había ocurrido pero lo cierto era que tenían que hacer algo pues, ahora, Stark, desde su elevada posición, vería que el caballero de la orden avanzaba lentamente por el mercado, medio agachado y ocultándose como podía, para llegar a la posada.

Había esperado muchas horas y optó por ir en ayuda de sus compañeros en vez de marchar en busca de refuerzos...

El corazón de Stark no podía latir mas fuerte por la espera de lo que pudiera ocurrir hasta que escuchó el suspiro de aquel hombre y la oveja. Casi se tira al suelo de la risa del numerito que había montado para nada. No obstante hizo bien en preocuparse, ya que mas vale prevenir que lamentar, o al menos eso pensó. Miró a Ivannia y vio a la mercenaria metida dentro de las sábanas que el había preparado de una forma muy graciosa, así que empezó a hablar: "La oveja que la parió" - dijo con voz baja y medio riéndose "Esto es increíble, ahora dime tu la de veces que habrá pasado algo así, ¡ninguna!".
Justo al terminar de hablar vio por la ventana a Manfred acercándose a la posada y sin decir nombres ni elevar el tono de voz dijo "Nuestro compañero se está acercando de forma discreta a la posada, realmente yo también estaría preocupado, estamos tardando mucho y deberíamos actuar ya, ¿alguna sugerencia mujer?, que por cierto puedes salir ya de tu escondite" -dijo esto último con un tono burlesco muy grande.