La supervivencia de Ahyol en Tyriel
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Mundos Paralelos :: La costa :: Tyriel
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La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Las cárceles de Tyriel no eran un sitio muy prometedor para cualquiera, era difícil que un ladrón cualquiera acabara en ellas porque se prefería matar al susodicho en cualquier callejón y ahorrar así unas monedas al maltrecho organismo público de la urbe. La situación no era muy buena para el asesino que sabía que aquello, mas que una cárcel, era un recinto de tortura.
Cualquiera que se había buscado problemas con alguien con mucho dinero en su bolsa era enviado a la cárcel para sufrir toda clase de torturas inimaginables. La mayoría de la gente prefería suicidarse a morir en mitad de los tormentos que les esperaban en aquel oscuro lugar. Ahyol, obviamente, pensó que su destino había sido sellado pero no que lo enviarían a la cárcel por lo que dedujo que, sin duda alguna, el hombre al que había ido a matar o era muy rencoroso o quería dar un aviso a cualquier futuro aspirante a asesino.
Lo más seguro es que fuera una mezcla de ambas pero ahora, en el fondo, echaba en falta a los caballeros de Aenor, que había décadas que habían abandonado la ciudad, pues en las leyes de los dioses se prohibía la tortura y el maltrato físico (al menos al nivel que se daba en Tyriel).
Ahyol había sido llevado tras ser apresado en su intento de asesinado. Le taparon los ojos, lo amordazaron, le pusieron unos grilletes y se lo llevaron. Cuando le quitaron los grilletes supo, para su horror, donde estaba... Sus ropas aun estaban manchadas de sangre, no tenía objeto alguno de valor ni útil y tras una gran paliza, propinada por unos carceleros encapuchados y con muy mal aliento, lo dejaron a su suerte en una celda.
Despertó, sin saber cuanto tiempo había pasado, sobre el suelo húmedo suelo de piedra de su celda. Había, a su lado, un catre sin colchón, formado por una simple balda de madera, por lo que realmente no sabría que era peor, si el suelo o la cama.
No había ventana alguna, solo un agujero en el suelo que por el olor supo que era para depositar las heces (todo un lujo) y ante sí vio unos barrotes que daban a un largo y oscuro pasillo. Había, por lo veía entre la penumbra, más celdas pero no veía a nadie en ellas aunque tampoco podía decir que viera el fondo de estas.
Escuchaba, en la lejanía, el sonido de los látigos y los gritos agónicos de los presos sometidos al juego de las maquinas.
Cualquiera que se había buscado problemas con alguien con mucho dinero en su bolsa era enviado a la cárcel para sufrir toda clase de torturas inimaginables. La mayoría de la gente prefería suicidarse a morir en mitad de los tormentos que les esperaban en aquel oscuro lugar. Ahyol, obviamente, pensó que su destino había sido sellado pero no que lo enviarían a la cárcel por lo que dedujo que, sin duda alguna, el hombre al que había ido a matar o era muy rencoroso o quería dar un aviso a cualquier futuro aspirante a asesino.
Lo más seguro es que fuera una mezcla de ambas pero ahora, en el fondo, echaba en falta a los caballeros de Aenor, que había décadas que habían abandonado la ciudad, pues en las leyes de los dioses se prohibía la tortura y el maltrato físico (al menos al nivel que se daba en Tyriel).
Ahyol había sido llevado tras ser apresado en su intento de asesinado. Le taparon los ojos, lo amordazaron, le pusieron unos grilletes y se lo llevaron. Cuando le quitaron los grilletes supo, para su horror, donde estaba... Sus ropas aun estaban manchadas de sangre, no tenía objeto alguno de valor ni útil y tras una gran paliza, propinada por unos carceleros encapuchados y con muy mal aliento, lo dejaron a su suerte en una celda.
Despertó, sin saber cuanto tiempo había pasado, sobre el suelo húmedo suelo de piedra de su celda. Había, a su lado, un catre sin colchón, formado por una simple balda de madera, por lo que realmente no sabría que era peor, si el suelo o la cama.
No había ventana alguna, solo un agujero en el suelo que por el olor supo que era para depositar las heces (todo un lujo) y ante sí vio unos barrotes que daban a un largo y oscuro pasillo. Había, por lo veía entre la penumbra, más celdas pero no veía a nadie en ellas aunque tampoco podía decir que viera el fondo de estas.
Escuchaba, en la lejanía, el sonido de los látigos y los gritos agónicos de los presos sometidos al juego de las maquinas.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El joven ladrón no podría tener peor suerte. Sin nada que hacer, fue capturado. Fue golpeado y amordazado, sin saber a donde le llevaban. Estaba muy aturdido como para pensar en cualquier cosa. Ni siquiera tenía leves recuerdos de lo que había pasado, solo una laguna. Lo último que recordaba era haber caído al suelo y tener una espada contra el cuello, lo habían tomado apresado y lo había metido en un oscur agujero... no recordaba mucho más, aunque tampoco tenía muchas ganas de hacerlo. Luego fue empujad odentro de lo que escuchó parecía ser una celda.
-Mierda... mierda mierda mierda mierda.... No puedo creerlo... estoy en la cárcel de Tyriel. Jamás pensé llegaría el día de estar metido aqui. Por el Creador, ahora si que estoy jodido....- Pensó al ver que estaba todo muy oscuro, y apenas si se veía el pasillo y las barras de metal oscuro. El joven ladrón exploró su celda, solo para poder descubrir lo poco y nada que tenía, que todas sus cosas habían desaparecido y que tenía más cardenales y moretones de los que podía contar, si es que no milagros del Creador no tenía una costilla rota. Llegó a lo que parecía ser un catre de madera que se usaría como cama. Sus ropas estaban en un estado terrible. Los sonidos que escuchaba tampoco eran muy agradables. Un miedo temporal se apoderó de él. Quería gritar que le sacaran de allí... pero podría terminar siendo peor. Decidió serenarse un poco. Calmarse y pensar era útil en este tipo de situaciones. Tenía que escapar, en definitiva. Había escuchado rumores y no era para nada agradables. Se levantó con dificultad y caminó hasta la supuesta cama de madera. Intentó revisarla. Si tenía suerte encontraría algo... un trozo roto de madera, un tornillo o un clavo suelto (de tenerlos), cualquier ocsa que pudiese usar como arma u otra cosa. También chequearía el piso, palpando el suelo con cuidado. Estas celdas no solían limpiarse mucho, debía haber algo. Si es que encontraba algo, fuese lo que fuese, podría esconderlo en su bota o su ropa. Revisó, pasando su lengua por sus dientes y al parecer y por milagros de la vida, los tenia todos, aunque le sangraban las encias y los labios también. Tenía algo de escosor en las manos, pero nada que no pudiese controlar. Le temblaban las piernas, pero podía caminar. Tenía los ojos inchados, pero podía ver. Estaba honestamente... mejor de lo que esperaba... Solo si es que su suerte no estaba totalmente echa mierda ya... Ahyol no se rendiría. Sobreviviría. Tenía que hacerlo.
-Mierda... mierda mierda mierda mierda.... No puedo creerlo... estoy en la cárcel de Tyriel. Jamás pensé llegaría el día de estar metido aqui. Por el Creador, ahora si que estoy jodido....- Pensó al ver que estaba todo muy oscuro, y apenas si se veía el pasillo y las barras de metal oscuro. El joven ladrón exploró su celda, solo para poder descubrir lo poco y nada que tenía, que todas sus cosas habían desaparecido y que tenía más cardenales y moretones de los que podía contar, si es que no milagros del Creador no tenía una costilla rota. Llegó a lo que parecía ser un catre de madera que se usaría como cama. Sus ropas estaban en un estado terrible. Los sonidos que escuchaba tampoco eran muy agradables. Un miedo temporal se apoderó de él. Quería gritar que le sacaran de allí... pero podría terminar siendo peor. Decidió serenarse un poco. Calmarse y pensar era útil en este tipo de situaciones. Tenía que escapar, en definitiva. Había escuchado rumores y no era para nada agradables. Se levantó con dificultad y caminó hasta la supuesta cama de madera. Intentó revisarla. Si tenía suerte encontraría algo... un trozo roto de madera, un tornillo o un clavo suelto (de tenerlos), cualquier ocsa que pudiese usar como arma u otra cosa. También chequearía el piso, palpando el suelo con cuidado. Estas celdas no solían limpiarse mucho, debía haber algo. Si es que encontraba algo, fuese lo que fuese, podría esconderlo en su bota o su ropa. Revisó, pasando su lengua por sus dientes y al parecer y por milagros de la vida, los tenia todos, aunque le sangraban las encias y los labios también. Tenía algo de escosor en las manos, pero nada que no pudiese controlar. Le temblaban las piernas, pero podía caminar. Tenía los ojos inchados, pero podía ver. Estaba honestamente... mejor de lo que esperaba... Solo si es que su suerte no estaba totalmente echa mierda ya... Ahyol no se rendiría. Sobreviviría. Tenía que hacerlo.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Ahyol estaba en una situación desesperada pero, con algo de dificultad, logró controlarse para buscar algo útil en aquella sala. Palpó todo el suelo que vio, miró en todos los rincones y registró el catre en busco de algo, cualquier cosa, pero no encontró nada.
Aquel catre parecía estar hecho de una pieza, no era una obra maestre de talla pero se había fabricado pensando en sujetos como Ahyol, y peores, por lo que si querían algo de él tendrían que trabajarlo muchísimo más pero palpando la madera llegó un momento en que tonó que algo faltaba y, entonces, notó que faltaba un trozo de madera de la parte interior del catre, por debajo. Siguió palpando y palpando pero no encontró nada... ¿Donde podría estar?
Entonces empezó a escuchar unos pasos e instantes después apareció un hombre encapuchado con uno de los carceleros de rostro cubierto. Ambos observaron al muchacho y, tras unos segundos, el carcelero le dio al encapuchado unos manojos de llaves para luego retirarse.
El encapuchado no dijo nada y con esa oscuridad tampoco podía vérsele el rostro. Observó al ladrón sin pronunciar palabra y este pudo ver que era muy enjuto pero alto, pero no era uno de esos muertos de hambre de las calles pues sus ropas eran de buena calidad aunque sobrias. Lleva una capa negra con capucha, unos pantalones oscuros, botas y una camisa negra sin botones pero, incluso desde allí, se veía que llevaba protecciones en los antebrazos y pectorales (debajo de la camisa).
Portaba un colgante plateado, parecía de plata y aunque no lograba identificar el símbolo que tenía parecía, sin duda, caro.
-¿Que temes?- fue lo único que salió de la boca de aquel hombre tan extraño, salido de la típica historia de cuentos para niños, y que parecía estudiar a Ahyol como si buscara algo de él.
Aquel catre parecía estar hecho de una pieza, no era una obra maestre de talla pero se había fabricado pensando en sujetos como Ahyol, y peores, por lo que si querían algo de él tendrían que trabajarlo muchísimo más pero palpando la madera llegó un momento en que tonó que algo faltaba y, entonces, notó que faltaba un trozo de madera de la parte interior del catre, por debajo. Siguió palpando y palpando pero no encontró nada... ¿Donde podría estar?
Entonces empezó a escuchar unos pasos e instantes después apareció un hombre encapuchado con uno de los carceleros de rostro cubierto. Ambos observaron al muchacho y, tras unos segundos, el carcelero le dio al encapuchado unos manojos de llaves para luego retirarse.
El encapuchado no dijo nada y con esa oscuridad tampoco podía vérsele el rostro. Observó al ladrón sin pronunciar palabra y este pudo ver que era muy enjuto pero alto, pero no era uno de esos muertos de hambre de las calles pues sus ropas eran de buena calidad aunque sobrias. Lleva una capa negra con capucha, unos pantalones oscuros, botas y una camisa negra sin botones pero, incluso desde allí, se veía que llevaba protecciones en los antebrazos y pectorales (debajo de la camisa).
Portaba un colgante plateado, parecía de plata y aunque no lograba identificar el símbolo que tenía parecía, sin duda, caro.
-¿Que temes?- fue lo único que salió de la boca de aquel hombre tan extraño, salido de la típica historia de cuentos para niños, y que parecía estudiar a Ahyol como si buscara algo de él.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El joven buscó y buscó por todo el suelo de la celda y revisó el catre de arriba a abajo, sin encontrar más que descepción. Era extraño que una pieza le faltase al catre, quizá aún estuviese por aqui... y si alguien había logrado sacarlo... Ahyol comenzaba a plantearse ese tipo de cuestiones cuando escuchó pasos. Se sentó en el suelo junto al catre para disimular un poco. En pocos instantes llegaron dos oscuras figuras detrás de las barras. Ambos sin rostro. Fue lo primero que notó. Quedó mirandolos fijamente a los ojos, a pesar de que el joven no podía verles los suyos. Al cabo de unos segundos, uno de ellos, quien parecía ser una especie de guadia o carcelero le dio un manojo de llaves al tipo de la capucha y se retiró sin decir ni pio ni hacer gesto alguno. Era un tanto inquietante.
El joven sentía el peso de la mirada del hombre sobre sí. Era incómodo, incluso le daba algo de rabia, pero el joven permaneció impasible. Sabía que era mejor así. O al menos eso pensaba. AHyol miró al hombre, analizandolo rápidamente de arriba a abajo. Observó que tenia ropas diferentes al normal de Tyriel. A pesar de la oscuridad, se le notaba un collar misterioso y bello, además de ropas de calidad y algo de armadura. Se dio cuenta que no era un cualquiera.
-"¿Qué temes?".- Preguntó aquel hombre. Era como uno de los cuentos que Ahyol solía escuchar cuando era pequeño. Sus recuerdos le ganaron a su astucia. Sin pensar, respondió una de sus frases favoritas de los cuentos...
-A esta jaula más que a usted...- Dijo suavemente, mirando con ojos ausentes. Tardó menos de un segundo en darse cuenta de lo que decía. Quizá eran los golpes en la cabeza. No sabía y no le interesaba tampoco. De todos modos, aquellas palabras reflejaban casi al 100% lo que sentía. A Ahyol no le daba miedo estar atrapado, pero le incomodaba profundamente. El hombre lo incómodaba y la verdad, no daba tanto miedo. Lo que le daba miedo era pensar que su vida acabaría en un hoyo sin nombre. El joven ladrón, para él, siempre tenía miedo. El miedo te mantiene vivo en las calles. El miedo te mantiene alerta. El miedo significa que estás vivo y que no eres un idiota... pues solo los idiotas no tienen miedo. Ahyol era tan joven... tan inexperto y estúpido... tan sabio. Pero no es momento para comentar esas cosas. Por ahora, el joven solo pensaba en su miedo... y en el hombre que estaba frente a él.
El joven sentía el peso de la mirada del hombre sobre sí. Era incómodo, incluso le daba algo de rabia, pero el joven permaneció impasible. Sabía que era mejor así. O al menos eso pensaba. AHyol miró al hombre, analizandolo rápidamente de arriba a abajo. Observó que tenia ropas diferentes al normal de Tyriel. A pesar de la oscuridad, se le notaba un collar misterioso y bello, además de ropas de calidad y algo de armadura. Se dio cuenta que no era un cualquiera.
-"¿Qué temes?".- Preguntó aquel hombre. Era como uno de los cuentos que Ahyol solía escuchar cuando era pequeño. Sus recuerdos le ganaron a su astucia. Sin pensar, respondió una de sus frases favoritas de los cuentos...
-A esta jaula más que a usted...- Dijo suavemente, mirando con ojos ausentes. Tardó menos de un segundo en darse cuenta de lo que decía. Quizá eran los golpes en la cabeza. No sabía y no le interesaba tampoco. De todos modos, aquellas palabras reflejaban casi al 100% lo que sentía. A Ahyol no le daba miedo estar atrapado, pero le incomodaba profundamente. El hombre lo incómodaba y la verdad, no daba tanto miedo. Lo que le daba miedo era pensar que su vida acabaría en un hoyo sin nombre. El joven ladrón, para él, siempre tenía miedo. El miedo te mantiene vivo en las calles. El miedo te mantiene alerta. El miedo significa que estás vivo y que no eres un idiota... pues solo los idiotas no tienen miedo. Ahyol era tan joven... tan inexperto y estúpido... tan sabio. Pero no es momento para comentar esas cosas. Por ahora, el joven solo pensaba en su miedo... y en el hombre que estaba frente a él.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El hombre encapuchado dio dos pasos hacia atrás al escuchar la respuesta del joven ladrón, una respuesta ingeniosa y de cuento, una respuesta que habría hecho reír a cualquiera pero aquel hombre no parecía tener el sentido del humor del muchacho.
-Bien...¿Y que harías para remediarlo?- dijo, cargado de misterio, aquel hombre a un par de pasos de distancia de la entrada de la celda. Una celda de barrotes pero cuya puerta tenía un cerrojo clásico, grande y pesado, algo complejo pues estaba echo para encerrar a ladrones de toda calaña pero había una pequeña peculiaridad en la puerta. Tenía barrotes tanto horizontales como verticales, formaban entre ellos una malla y eso era algo extraño pues aquellos que no pertenecían a la puerta solo iban en vertical, no los había en horizontal.
Por otro lado: ¿Estaba aquel hombre retando al joven para que saliera de su celda? Lo estaba retando para que escapara y pudiera así hacer lo que quisiera... ¿Que podía pretender? Aquello era muy raro y empezaba a recordarle una historia pero no recordaba cual, una historia que seguro que había escuchado de niño en montones de ocasiones. Una de esas historias de héroes y villanos que, cuando crecemos, olvidamos pero que marcan, en gran medida, nuestra personalidad del presente.
-Bien...¿Y que harías para remediarlo?- dijo, cargado de misterio, aquel hombre a un par de pasos de distancia de la entrada de la celda. Una celda de barrotes pero cuya puerta tenía un cerrojo clásico, grande y pesado, algo complejo pues estaba echo para encerrar a ladrones de toda calaña pero había una pequeña peculiaridad en la puerta. Tenía barrotes tanto horizontales como verticales, formaban entre ellos una malla y eso era algo extraño pues aquellos que no pertenecían a la puerta solo iban en vertical, no los había en horizontal.
Por otro lado: ¿Estaba aquel hombre retando al joven para que saliera de su celda? Lo estaba retando para que escapara y pudiera así hacer lo que quisiera... ¿Que podía pretender? Aquello era muy raro y empezaba a recordarle una historia pero no recordaba cual, una historia que seguro que había escuchado de niño en montones de ocasiones. Una de esas historias de héroes y villanos que, cuando crecemos, olvidamos pero que marcan, en gran medida, nuestra personalidad del presente.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Ahyol se hubiese reído de su respuesta al darse cuenta de esta… pero no estaba de ánimos para reír. Además, hacer cualquier gesto hacía que le doliese la cara. No tenía muchas ganas de reír tampoco. Y aún más, estaba extrañado. Aquel hombre retrocedió un par de pasos y su voz misteriosa salió entre la oscuridad de sus ropas. ¿Qué harías para remediarlo?, dijo con una voz cargada de algo ligeramente familiar. Toda la situación de hecho le parecía familiar. Pero no recodaba de que. Ahyol desvió su mirada a la puerta, pues el hombre no se veía inseguro ni con ganas de irse… se veía como si esperara a Ahyol. Era una invitación obvia… el problema era… ¿para qué? Era como si el hombre le propusiera algo. Le estaba proponiendo algo. La celda tenía los barrotes más raros que Ahyol haya visto en su vida. La cerradura estaba obviamente pensada para tipos como él, incluso más inteligentes. A pesar de que a Ahyol le daba una desconfianza tremenda el solo ver a ese hombre allí parado, se levantó y se acercó a la puerta. Sin tocar los barrotes, miró hacia donde se suponía estaban los ojos de aquel hombre.
-Sabe, la verdad no me encuentro de ánimo para indirectas. Si quiere decirme o hacerme algo, hágalo de una buena vez.- Dijo el joven ladronzuelo, con tono mordaz. Estaba algo enojado por supuesto. No era como si estuviese allí por diversión. El joven intentaría probar si la celda estaba abierta. Miraba a aquel tipo de manera desafiante. Era quizás hora de la verdad… y ¿bajar el telón por siempre? O ¿continuar con el show?...
-Sabe, la verdad no me encuentro de ánimo para indirectas. Si quiere decirme o hacerme algo, hágalo de una buena vez.- Dijo el joven ladronzuelo, con tono mordaz. Estaba algo enojado por supuesto. No era como si estuviese allí por diversión. El joven intentaría probar si la celda estaba abierta. Miraba a aquel tipo de manera desafiante. Era quizás hora de la verdad… y ¿bajar el telón por siempre? O ¿continuar con el show?...
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El encapuchado se quedó observando al joven ladrón, sin decir nada, observando al susodicho encarcelado. Dejo que el tiempo pasará, mirando a los ojos de Ahyol, para que así el asesino se impacientara.La falta de luz, la sed del joven y la falta de comida harían que la perspectiva de permanecer en aquel lugar resultara muy desalentadora para el ladrón pero de los labios del encapuchado, que tenía sus manos sobre su pecho, tan solo surgieron estas palabras.
-¿Crees en Aenor y los suyos?- aquella pregunta no respondía a la cuestión del asesino, estaba totalmente fuera de lugar y el asesino no entendería a que vendría... Aquella situación, tan extraña, se hubiera resuelto facilmente en una taberna pero, lamentablemente, en una jaula no podía actuar con plena libertad.
-¿Crees en Aenor y los suyos?- aquella pregunta no respondía a la cuestión del asesino, estaba totalmente fuera de lugar y el asesino no entendería a que vendría... Aquella situación, tan extraña, se hubiera resuelto facilmente en una taberna pero, lamentablemente, en una jaula no podía actuar con plena libertad.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Al ladrón le molestaba mucho aquel hombre, pero se mantenía sereno. Estaba jugando sin saberlo un juego delicado… su juego. Ahyol tomó las barras y suspiró. No intentó moverlas, simplemente sintió su frío atrapante y la oscuridad en su alrededor. El hombre hablaba con indirectas y honestamente Ahyol no las entendía mucho… pero si quería tener una oportunidad, debería, al parecer, jugar su juego. Le devolvió la mirada desafiante al hombre. Sabía que él también lo miraba.
-La verdad nunca he sido una persona de mucha fe y la verdad ni hablemos del rezo. Es más por costumbre que por creencia que digo el nombre de Aenor. De todos modos, creo que podría decir que sí. Después de todo, un hombre debe creer en algo…- Dijo. La verdad Ahyol nunca había meditado mucho sobre el tema. Era joven y no solía hacerse esas preguntas. Sentía algo familiar hacia Aenor, quizá los años que había escuchado su nombre. El creía más en sus ojos y la suerte que en dioses. Pero bueno, la verdad no es necesario ahondar tanto en el tema. Esperaba que el hombre dijera algo importante ahora que había respondido a su pregunta….
-La verdad nunca he sido una persona de mucha fe y la verdad ni hablemos del rezo. Es más por costumbre que por creencia que digo el nombre de Aenor. De todos modos, creo que podría decir que sí. Después de todo, un hombre debe creer en algo…- Dijo. La verdad Ahyol nunca había meditado mucho sobre el tema. Era joven y no solía hacerse esas preguntas. Sentía algo familiar hacia Aenor, quizá los años que había escuchado su nombre. El creía más en sus ojos y la suerte que en dioses. Pero bueno, la verdad no es necesario ahondar tanto en el tema. Esperaba que el hombre dijera algo importante ahora que había respondido a su pregunta….
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El encapuchado dio dos pasos para situarse justo ante Ahyol, el cual casi podría sentir en su rostro su extraño aliento, para que ni aun así el ladrón no vislumbrar el rostro del susodicho. Solo pudo alcanzar a ver partes del cuello y de las muñecas del encapuchado y estas eran enfermizamente blancas.
Si hubiese tenido un arma Ahyol podría haber atravesado el gaznate de aquel hombre, podía intentar agarrarlo con sus manos y así obligarse a que le abriera con su manojo de llaves pero algo le decía que aquel hombre era peligroso y que si intentaba algo así, y le salía mal, podría salir muy mal parado.
-Tú inocencia me resulta reconfortante... Pero tu falta de convencimiento es un insulto pero al menos ya se por que has acabado en este oscuro agujero- dicho esto elevó las llaves hasta la altura del rostro del joven Ahyol diciendo- si deseas la libertad debes estar seguro de lo que deseas y de lo que quieres porque si no ¿Por que debería dártela? La libertad es una ilusión, un lujo, un bien preciado que no todos deberían tener...
Dicho esto se quedó parado frente al ladrón, sin decir nada, pero con las llaves muy cerca de su rostro... Aquello era toda una tortura, una crueldad y, sin duda, una forma de incitar al ladrón para que fuera pasto de la ira y el odio.
Si hubiese tenido un arma Ahyol podría haber atravesado el gaznate de aquel hombre, podía intentar agarrarlo con sus manos y así obligarse a que le abriera con su manojo de llaves pero algo le decía que aquel hombre era peligroso y que si intentaba algo así, y le salía mal, podría salir muy mal parado.
-Tú inocencia me resulta reconfortante... Pero tu falta de convencimiento es un insulto pero al menos ya se por que has acabado en este oscuro agujero- dicho esto elevó las llaves hasta la altura del rostro del joven Ahyol diciendo- si deseas la libertad debes estar seguro de lo que deseas y de lo que quieres porque si no ¿Por que debería dártela? La libertad es una ilusión, un lujo, un bien preciado que no todos deberían tener...
Dicho esto se quedó parado frente al ladrón, sin decir nada, pero con las llaves muy cerca de su rostro... Aquello era toda una tortura, una crueldad y, sin duda, una forma de incitar al ladrón para que fuera pasto de la ira y el odio.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El tipo se acercó a la celda. Estaba justo frente a Ahyol y este seguía sin poder verle la cara. Su aliento lo sentía. Y sentía aún más los extraños ojos sobre él. No reconocía el olor de su aliento ni el de sus ropas. El símbolo del collar se veía con total claridad, pero Ahyol no lo reconocía para nada. Vio eso sí su piel, que era increíblemente pálida, como si el tipo jamás hubiese visto la luz del sol. El joven se sentía gastado, iracundo y exhausto. Y el hombre puso las llaves justo frente a él… tan cerca y a la vez tan lejos de la libertad. Esa fuel a gota que rebasó el vaso...
-No crea que no sé lo que hace.- Dijo el ladrón tomando una ligera pausa… -No me provocará. No soy idiota, como la mayoría de los gaznates que ustedes han cortado por aquí. Aunque tomase las llaves, o incluso le matase a usted, quizá que me encuentre a fuera. Guardias, murallas, puertas y quizás que más. No conozco este lugar. Así que le diré una cosa.- Ahyol acercó aún más la cara, prácticamente rosando las barras heladas de acero…. –Quiero mi libertad. Es lo único que quiero. Es en lo único que realmente creo. ¿Qué por qué debería dármela? De hecho creo que incluso no debería, porque lo buscaría solo para cortarle el cuello. Pero sabe, quiero mi libertad más que eso. Si viene con alguna propuesta, dígala de una buena vez, a menos que simplemente haya venido a escuchar mis últimas palabras. Si no, creo que no tendría sentido ser, a mi parecer el único prisionero que mantienen vivo en este cuchitril.- Dijo con todo el veneno, ira y mordacidad que fue capaz, aunque sin levantar la voz. Era joven, era estúpido y estaba enojado. No pudo controlarse bien. Le dolió la cara por hablar demasiado. Después de decir tales palabras se relajó y se alejó de las barras. Se alejó nada más un paso e intentó respirar con un poco más de calma para relajarse. Miró con ira a aquel hombre, cada pelo en su cuerpo le decía “ahórcalo” o “atraviésalo”… Pero su conciencia aún podía un poco más. Ahyol no quebraría… no podía quebrarse. Solo pensaba en una cosa… sobrevivir.
-No crea que no sé lo que hace.- Dijo el ladrón tomando una ligera pausa… -No me provocará. No soy idiota, como la mayoría de los gaznates que ustedes han cortado por aquí. Aunque tomase las llaves, o incluso le matase a usted, quizá que me encuentre a fuera. Guardias, murallas, puertas y quizás que más. No conozco este lugar. Así que le diré una cosa.- Ahyol acercó aún más la cara, prácticamente rosando las barras heladas de acero…. –Quiero mi libertad. Es lo único que quiero. Es en lo único que realmente creo. ¿Qué por qué debería dármela? De hecho creo que incluso no debería, porque lo buscaría solo para cortarle el cuello. Pero sabe, quiero mi libertad más que eso. Si viene con alguna propuesta, dígala de una buena vez, a menos que simplemente haya venido a escuchar mis últimas palabras. Si no, creo que no tendría sentido ser, a mi parecer el único prisionero que mantienen vivo en este cuchitril.- Dijo con todo el veneno, ira y mordacidad que fue capaz, aunque sin levantar la voz. Era joven, era estúpido y estaba enojado. No pudo controlarse bien. Le dolió la cara por hablar demasiado. Después de decir tales palabras se relajó y se alejó de las barras. Se alejó nada más un paso e intentó respirar con un poco más de calma para relajarse. Miró con ira a aquel hombre, cada pelo en su cuerpo le decía “ahórcalo” o “atraviésalo”… Pero su conciencia aún podía un poco más. Ahyol no quebraría… no podía quebrarse. Solo pensaba en una cosa… sobrevivir.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Cuando Ahyol dijo con gravedad aquellas palabra, el encapuchado se alejó un par de pasos hacia atrás para dar un suspiro mientras asentía levemente con su penumbroso rostro:
-La llave de tu libertad está ahí dentro -dijo mientras señalaba con su mano derecha al interior de la celda ¿Era aquello una broma de mal gusto?- Si logras liberarte podrás acompañarme o tomar tu propio camino pero te advierto que nunca volverás a ser el mismo.
Aquella extraña oferta entrañaba una serie de cosas que Ahyol no comprendía ¿Tan fácil era salir? ¿Qué tenía que hacer? ¿Le dejaban tomar su propio camino o acompañar al encapuchado? ¿Si iba solo habría consecuencias? ¿No sería todo esto una cruel broma?
Fue entonces cuando Ahyol recordó un cuento viejo, antiguo, que contaban a los niños para que pasaran miedo por las noches. Es el típico cuento que contabas a un crío si querías que se portara bien y que era tan conocido que nadie sabía ya de donde venía ni quien lo había inventado.
El viejo cuento decía así: Cuentan que cuando las noches son frías y la oscuridad se extiende por doquier, cuando la Orden se retira a sus ancestrales lugares y no puede cubrir con su luz las tierras del Valle...Cuentan que los Hombres sin Rostro se alzan de sus catacumbas para apresar a los niños y malvados de las tierras sumidas en la penumbra.
Cuentan que los Hombres sin Rostro sirven a los dioses oscuros, a seres del otro lado del Valle y que para adorarlos deben hacer rituales de sangre en los que matan a niños recién nacidos en altares de piedra para luego devorarlos. Cuentan que los ladrones y asesinos que encuentran no tienen mejor suerte... Cuentan que una vez un Hombre sin rostro te encuentra, no puedes escapar...
Se mueven en la penumbra, nadie ha visto ni ha logrado ver jamás sus rostros y su piel es tan blanquecina que parece estar muerta. Nadie, ni niños, ni ladrones, ni asesinos, ni nobles, escapa a sus redes...
Cuentan muchas historias de los Hombres sin Rostro y aunque nadie reconozca que son reales... Nadie jamás se atreve a pisar las catacumbas de una ciudad, solo.
-La llave de tu libertad está ahí dentro -dijo mientras señalaba con su mano derecha al interior de la celda ¿Era aquello una broma de mal gusto?- Si logras liberarte podrás acompañarme o tomar tu propio camino pero te advierto que nunca volverás a ser el mismo.
Aquella extraña oferta entrañaba una serie de cosas que Ahyol no comprendía ¿Tan fácil era salir? ¿Qué tenía que hacer? ¿Le dejaban tomar su propio camino o acompañar al encapuchado? ¿Si iba solo habría consecuencias? ¿No sería todo esto una cruel broma?
Fue entonces cuando Ahyol recordó un cuento viejo, antiguo, que contaban a los niños para que pasaran miedo por las noches. Es el típico cuento que contabas a un crío si querías que se portara bien y que era tan conocido que nadie sabía ya de donde venía ni quien lo había inventado.
El viejo cuento decía así: Cuentan que cuando las noches son frías y la oscuridad se extiende por doquier, cuando la Orden se retira a sus ancestrales lugares y no puede cubrir con su luz las tierras del Valle...Cuentan que los Hombres sin Rostro se alzan de sus catacumbas para apresar a los niños y malvados de las tierras sumidas en la penumbra.
Cuentan que los Hombres sin Rostro sirven a los dioses oscuros, a seres del otro lado del Valle y que para adorarlos deben hacer rituales de sangre en los que matan a niños recién nacidos en altares de piedra para luego devorarlos. Cuentan que los ladrones y asesinos que encuentran no tienen mejor suerte... Cuentan que una vez un Hombre sin rostro te encuentra, no puedes escapar...
Se mueven en la penumbra, nadie ha visto ni ha logrado ver jamás sus rostros y su piel es tan blanquecina que parece estar muerta. Nadie, ni niños, ni ladrones, ni asesinos, ni nobles, escapa a sus redes...
Cuentan muchas historias de los Hombres sin Rostro y aunque nadie reconozca que son reales... Nadie jamás se atreve a pisar las catacumbas de una ciudad, solo.
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Va tirada de inteligencia a peticion del creador.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El miembro 'Ahyol' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El cuento de los hombres sin rostro llegó como un rayo a la mente del joven. No, po podía ser él uno de ellos... ¿o si?. No, era solo la presión del momento... pero algo dentro de él quería comprobarlo... un instinto muy fuerte. El joven ladrón vio como el hombre retrocedía un par de pasos, solo para indicar que la llave de su libertad estaba en la misma celda. ¿Era una broma? Ahyol buscó en el suelo y el catre y no encontró nada. Lo único extraño era el trozo de madera faltante… Pero no ayudaba en nada. Ahyol entonces se imaginó que estos tipos tendrían alguna especie de truco escondido para él. Tendría que buscar la llave en lugares inesperados.
-Bien, seguiré tu juego.- Dijo con paciencia el joven ladrón, intentaba pensar en posibles trucos que estos tipos podrían haberle jugado de mala gana. Comenzaría mirando las paredes y el techo, cada esquina y cada parte del techo. Si no encontraba nada, tomaría el catre y le daría la vuelta, para analizarlo más detenidamente, palpando y golpeando suavemente. Si aún no encontraba nada, podría probar su propia ropa. Buscaría entre su ropa todo lo que pudiese. Quizá no estuviese allí tampoco. Quizá era más simple y probaría abrir la puerta y comprobar las barras. Si aún no la encontraba… tendría pues un último recurso. Meter la mano en el agujero de mal olor. Era su última opción porque no quería ir por allí con quien sabe qué en las manos. Aún así lo haría. ¿Y si no la encontraba?... preguntaría donde está. Eran todas las posibilidades que la inteligencia de Ahyol podía concebir por el momento. Estaba comenzando a desesperarse por salir… solo quería salir. Hora de buscar la llave.
-Bien, seguiré tu juego.- Dijo con paciencia el joven ladrón, intentaba pensar en posibles trucos que estos tipos podrían haberle jugado de mala gana. Comenzaría mirando las paredes y el techo, cada esquina y cada parte del techo. Si no encontraba nada, tomaría el catre y le daría la vuelta, para analizarlo más detenidamente, palpando y golpeando suavemente. Si aún no encontraba nada, podría probar su propia ropa. Buscaría entre su ropa todo lo que pudiese. Quizá no estuviese allí tampoco. Quizá era más simple y probaría abrir la puerta y comprobar las barras. Si aún no la encontraba… tendría pues un último recurso. Meter la mano en el agujero de mal olor. Era su última opción porque no quería ir por allí con quien sabe qué en las manos. Aún así lo haría. ¿Y si no la encontraba?... preguntaría donde está. Eran todas las posibilidades que la inteligencia de Ahyol podía concebir por el momento. Estaba comenzando a desesperarse por salir… solo quería salir. Hora de buscar la llave.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El ladrón fue mirando en cada rincón de la sala, en el techo y, entonces, intentó probar con abrir la puerta y, para su sorpresa, se abrió ¿Qué clase de persona encerraba a un preso y no usaba el cerrojo? Aquel tipo era muy extraño pero Ahyol se alegró interiormente de no tener que meter su mano en el interior de aquel apestoso agujero para evacuar las heces.
Ahora estaba libre de nuevo, podía hacer lo que quisiera y llegaba el momento de tomar una decisión. Una decisión que podría cambiar su vida para siempre, o acortarla increíblemente, por lo que tendría que tener mucho cuidado con lo que hacía.
-¿Que camino vas a tomar?- dijo el encapuchado mientras empezó a caminar por el pasillo de la izquierda, el contrario por el que había ido el carcelero, así que ahora Ahyol tendría que decidir por que camino iría.
No tenía muchas opciones, ambas tenían sus peligros pero, como ya había dicho, no conocía como era la cárcel ni menos aun como lograría salir solo.
Ahora estaba libre de nuevo, podía hacer lo que quisiera y llegaba el momento de tomar una decisión. Una decisión que podría cambiar su vida para siempre, o acortarla increíblemente, por lo que tendría que tener mucho cuidado con lo que hacía.
-¿Que camino vas a tomar?- dijo el encapuchado mientras empezó a caminar por el pasillo de la izquierda, el contrario por el que había ido el carcelero, así que ahora Ahyol tendría que decidir por que camino iría.
No tenía muchas opciones, ambas tenían sus peligros pero, como ya había dicho, no conocía como era la cárcel ni menos aun como lograría salir solo.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Ahyol conocía las historias. Conocía los peligros. Conocía mcho sobre los Hombres sin rostro. Pero ¡de verdad ese sería uno de sus agentes?. No podría decirlo. Aquel hombre extraño le dijo que buscase la llave... pero la puerta estaba abierta. ¿Porque estaba abierta? Definitivamente quería que saliera. ¿Para que lo quería aquel hombre sin rostro? Al joven Ahyol le intrigaba, les cosquilleaba enormemente segui a aquel hombre que se adentró en la oscuridad. Era un sentimiento muy fuerte. ¿Porque seguir al que al puediese haber sido su captor? ¿Podría salir de la carcel si tomaba el camino contrario? Eran pregntas que Ahyol ideó en un segundo, mientras comenzaba a escuchar el eco de los pasos de aquel hombre. No era de fiar, eso era seguro.... pero era quizá su única posibilidad de salir de allí con vida. Estaba la posibilidad de que fuese un especie mórbida broma y que en realidad lo llevasen al patio de ejecuciones o cosas por el estilo. Pero la verdad prefirió ni plantearse la situación. Tenía 2 caminos, 2 decisiones.
-Que camino tomar...- Se dijo a sí mismo mientras meditaba velozmente. ¿Y si de verdad era un HOmbre sin rostro? ¿Lo mataría? ¿Lo convertiría en alguien sin rostro? Perder el rostro o la vida no era ideas que le gustasen mucho a Ahyol... pero luego vino algo a él. Algo que jamás había pensado....
-Puedo aprender...puedo descubrir las verdades del mundo...- Pensó. Si este cuento era verdad... ¿que pasaría si los otros tambien lo fuesen? ¿Eran verdad las pesadillas y sueños? ¿Las criaturas de los cuentos y los héroes y leyendas? ¿Los dioses? ¿Los dragónes?... Todo esto marcó profundamente a Ahyol. Era increíble. Necesitaba saberlo... debía saberlo. Debía saber si todo era verdad. Era lo que siempre había soñado, desde pequeño.... que las historias fuesen verdad. Tenía un objetivo claro.... miró la profunda oscuridad. Desvió su mirada hacia la izquierda.. mirando al hombre sin rostro...
Y caminó hacia él.
-Que camino tomar...- Se dijo a sí mismo mientras meditaba velozmente. ¿Y si de verdad era un HOmbre sin rostro? ¿Lo mataría? ¿Lo convertiría en alguien sin rostro? Perder el rostro o la vida no era ideas que le gustasen mucho a Ahyol... pero luego vino algo a él. Algo que jamás había pensado....
-Puedo aprender...puedo descubrir las verdades del mundo...- Pensó. Si este cuento era verdad... ¿que pasaría si los otros tambien lo fuesen? ¿Eran verdad las pesadillas y sueños? ¿Las criaturas de los cuentos y los héroes y leyendas? ¿Los dioses? ¿Los dragónes?... Todo esto marcó profundamente a Ahyol. Era increíble. Necesitaba saberlo... debía saberlo. Debía saber si todo era verdad. Era lo que siempre había soñado, desde pequeño.... que las historias fuesen verdad. Tenía un objetivo claro.... miró la profunda oscuridad. Desvió su mirada hacia la izquierda.. mirando al hombre sin rostro...
Y caminó hacia él.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Los dos caminantes anduvieron durante unos minutos por los oscuros y húmedos pasillos de la cárcel hasta llegar a un recodo que los llevó a una especie de callejón sin salida. Durante su silencioso tránsito habían escuchado el desperanzador sonido del látigo y de las poleas de las máquinas de tortura, así como los gritos de dolor de los encarcelados, y también habían oído a más de un recluso suplicar clemencia cuando pasaban por la vera de sus barrotes.
En cierto modo Ahyol se consideraba un privilegiado, un hombre con suerte, pues al menos ya no estaba encerrado como una alimaña pero no podía sentirse desconfiado ante el curso y devenir de los acontecimientos.
Ese extraño pasillo para el ladrón no tendría sentido alguno... ¿Quién había hecho un pasillo sin salida y sin celdas o habitaciones? Posiblemente en el pasado hubiera tenido un sentido... Decían que siglos atrás a los reclusos más temibles los emparedaban vivos en sus celdas y que pasaban la eternidad solos, en la eterna oscuridad y que sus gritos aun podían oírse en la oscuridad de la cárcel pero... ¿No todo lo que decían era cierto, no? ¿O sí?
Lo que le extrañó ahora al ladrón es que el encapuchado siguió caminando hasta el final de pasillo y cuando llegó al final tocó una piedra y esta se movió para abrir un pasadizo. Dicho pasadizo mostró una escalera de caracol que descendía hacia las profundidades de la tierra.
Tomaron, en silencio, por ese camino y al cabo de unos diez minutos llegaron hasta el final de la escalera y luego, tomando una antorcha que había al principio de ese pasadizo y que el encapuchado encendió, caminaron durante mucho tiempo por las profundidades de Tyriel, por lo que parecían antiguos pasadizos y catacumbas, hasta llegar a una pared. El hombre volvió a tocar una piedra y así se abrió de nuevo un pasadizo.
Ahora accedieron a un gran salón, iluminado con antorchas, y que estaba dominado por una gran mesa de piedra, rectangular, en cuyo centro había un jarrón de cerámica marrón y dos platos (uno con una manzana y otro con una especie de revuelto) y pan. Las sillas eran de madera- parecían sólidas pero poco cómodas- y había algunos tapices en las paredes. Tenían unos dibujos, seres y elementos que al joven no entendía y, en el fondo de la sala, había una puerta y una chimenea.
-Siéntate y toma algo.
En cierto modo Ahyol se consideraba un privilegiado, un hombre con suerte, pues al menos ya no estaba encerrado como una alimaña pero no podía sentirse desconfiado ante el curso y devenir de los acontecimientos.
Ese extraño pasillo para el ladrón no tendría sentido alguno... ¿Quién había hecho un pasillo sin salida y sin celdas o habitaciones? Posiblemente en el pasado hubiera tenido un sentido... Decían que siglos atrás a los reclusos más temibles los emparedaban vivos en sus celdas y que pasaban la eternidad solos, en la eterna oscuridad y que sus gritos aun podían oírse en la oscuridad de la cárcel pero... ¿No todo lo que decían era cierto, no? ¿O sí?
Lo que le extrañó ahora al ladrón es que el encapuchado siguió caminando hasta el final de pasillo y cuando llegó al final tocó una piedra y esta se movió para abrir un pasadizo. Dicho pasadizo mostró una escalera de caracol que descendía hacia las profundidades de la tierra.
Tomaron, en silencio, por ese camino y al cabo de unos diez minutos llegaron hasta el final de la escalera y luego, tomando una antorcha que había al principio de ese pasadizo y que el encapuchado encendió, caminaron durante mucho tiempo por las profundidades de Tyriel, por lo que parecían antiguos pasadizos y catacumbas, hasta llegar a una pared. El hombre volvió a tocar una piedra y así se abrió de nuevo un pasadizo.
Ahora accedieron a un gran salón, iluminado con antorchas, y que estaba dominado por una gran mesa de piedra, rectangular, en cuyo centro había un jarrón de cerámica marrón y dos platos (uno con una manzana y otro con una especie de revuelto) y pan. Las sillas eran de madera- parecían sólidas pero poco cómodas- y había algunos tapices en las paredes. Tenían unos dibujos, seres y elementos que al joven no entendía y, en el fondo de la sala, había una puerta y una chimenea.
-Siéntate y toma algo.
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El joven dio los primeros pasos con algo de inseguridad, como si se plantease volver. Pero no, seguía motivado a seguir. Caminaron por la densa oscuridad de la cárcel, solo invadida por los sonidos de los pasos del par de hombres y de los ecos de los gritos y torturas de pobres diablos encerrados allí desde quien sabe cuándo. Continuaron por un pasillo larguísimo, la cárcel era mucho más grande de lo que Ahyol pensaba. Las celdas comenzaron a desaparecer… ahora eran solo pareces lisas. Y llegaron a donde no había salida. El hombre se adelantó, hizo algún truco con la pared y esta se movió. ¿Un mecanismo de compuerta? ¿Sabrían los hombres de la cárcel que algo así estaba por aquí? Era las cosas que el joven ladrón se preguntaba mientras la puerta se abría.
Ambos siguieron su camino por una escalera al interior de la compuerta secreta. La escalera era increíblemente larga, quizá de cuantos metros. Ahyol quedaba cada vez más intrigado frente tanto misterio. ¿Por qué tan ocultos? ¿Por qué aquí? El hombre no hablaba, no decía ni una sola palabra. Ya abajo, los ecos de los gritos ya no eran suficientemente fuertes para ser oídos, lo que relajó un poco al joven. El hombre encendió una antorcha y la luz hizo que le doliesen un poco los ojos al ladrón, pero no tardó en acostumbrarse. Caminaron por otro largo pasillo, hasta otra compuerta. Se hacía eterno y Ahyol estaba empezando a cansarse de tanto caminar. Al fin, llegaron a un gran salón iluminado por antorchas. Tenía dibujos irreconocibles para Ahyol, una gran mesa y muchísimas sillas. ¿Cuántos de ellos eran? Se preguntó. En el centro de la mesa había un poco de comida. Al joven le encantó cuando el hombre le dijo que comiese, porque desde la cerveza de… ¿ayer? ¿Hace un par de horas?... bueno, el punto es que Ahyol no había comido casi nada en todo el día. Tomó una cuchara de madera y se echó el revuelto a la boca. Era delicioso, mucho más de lo que se veía. El pan estaba fresco y la manzana también. No dijo nada, solo comió. De todos modos no tardó mucho, pues era un joven de gran apetito y comía rápido, a pesar de dolerle la boca al masticar. Al terminar, dejó las cosas allí y miró al hombre y luego se levantó para mirar mejor todo el salón.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Qué es este lugar?.- Preguntó con un tono calmado. A menos ahora se sentía un poco mejor. Estaba alimentado y algo descansado. Después de que e hombre le diera una respuesta o no a su pregunta, el joven preguntaría de nuevo… -¿Qué quieren de mi?.- Con tono calmado otra vez. El joven sabía controlarse en este tipo de situaciones y más ahora que estaba más tranquilo. El calor de las antorchas jamás había sido más reconfortante.
Ambos siguieron su camino por una escalera al interior de la compuerta secreta. La escalera era increíblemente larga, quizá de cuantos metros. Ahyol quedaba cada vez más intrigado frente tanto misterio. ¿Por qué tan ocultos? ¿Por qué aquí? El hombre no hablaba, no decía ni una sola palabra. Ya abajo, los ecos de los gritos ya no eran suficientemente fuertes para ser oídos, lo que relajó un poco al joven. El hombre encendió una antorcha y la luz hizo que le doliesen un poco los ojos al ladrón, pero no tardó en acostumbrarse. Caminaron por otro largo pasillo, hasta otra compuerta. Se hacía eterno y Ahyol estaba empezando a cansarse de tanto caminar. Al fin, llegaron a un gran salón iluminado por antorchas. Tenía dibujos irreconocibles para Ahyol, una gran mesa y muchísimas sillas. ¿Cuántos de ellos eran? Se preguntó. En el centro de la mesa había un poco de comida. Al joven le encantó cuando el hombre le dijo que comiese, porque desde la cerveza de… ¿ayer? ¿Hace un par de horas?... bueno, el punto es que Ahyol no había comido casi nada en todo el día. Tomó una cuchara de madera y se echó el revuelto a la boca. Era delicioso, mucho más de lo que se veía. El pan estaba fresco y la manzana también. No dijo nada, solo comió. De todos modos no tardó mucho, pues era un joven de gran apetito y comía rápido, a pesar de dolerle la boca al masticar. Al terminar, dejó las cosas allí y miró al hombre y luego se levantó para mirar mejor todo el salón.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Qué es este lugar?.- Preguntó con un tono calmado. A menos ahora se sentía un poco mejor. Estaba alimentado y algo descansado. Después de que e hombre le diera una respuesta o no a su pregunta, el joven preguntaría de nuevo… -¿Qué quieren de mi?.- Con tono calmado otra vez. El joven sabía controlarse en este tipo de situaciones y más ahora que estaba más tranquilo. El calor de las antorchas jamás había sido más reconfortante.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El encapuchado tomó asiento, al otro lado de la mesa, sin decir nada y con la cabeza gacha, como si estuviera cavilando, mientas que su acompañante comía y tragaba como un desposeído. El joven ladrón no termino en devorar todo lo que estuvo a su alcance y en, incluso, desear que hubiera habido más comida pero sabía que no era bueno ir por ahí con el estomago lleno.
-Nos conocen por muchos nombres muchacho pero somos los elegidos de los auténticos dioses, no servimos ni a ese sodomita de Aenor ni a esos salvajes dioses paganos- a partir de aquí Ahyol estaría muy confuso, no sabía que los hombres sin rostro adoraran a unos dioses diferentes a los que él conocía por lo que ahora no sabría que pensar- y tan solo queremos una cosa muy simple: tu alma.
Se hizo entonces el silencio ¿Que quería decir aquel hombre con que tan solo quería su alma? ¿Que le harían ahora? ¿Si le esperaba algún mal por que le habían hecho sufrir tanto? ¿Por que él y no el preso de otra celda?
-No te alarmes... No podemos tomar tu alma de forma literal, solo el auténtico Dios puede, pero puedes consagrarla libremente a su engrandecimiento - por momentos el ladrón se sentía mas y mas confuso- Nosotros servimos a Beveidis o Ansiktslos, tiene muchos nombres, pero quizás te suene, por la odiosa Orden, el nombre de El Traidor o El Oscuro
Aquellos nombres no tenían para Ahyol ningún sentido pero cuando el encapuchado usó esos apelativos recordó aquellos sermones interminables en el que los caballeros de Aenor hablaban de ese Dios, ya olvidado, que se rebeló contra sus hermanos y contra Aenor, provocando una gran guerra que terminó con la Era de los dioses. Aquel Dios, que según cuenta acabó devorando a todos los que se unieron a él, se enfrentó a los dioses del panteón divino y aun hoy están en una constante e interminable lucha al otro lado del Valle. Los detalles dogmáticos más concretos eran desconocidos para Ahyol pero la orden decía que si eres bueno y piadoso en vida irías a Aeniar, hogar de los dioses, a pasar la eternidad con ellos y, si no, serías devorado por El Traidor para reforzar a sus oscuros e impíos hijos (una expectativa poco agradable).
¿Aquellos eran siervos del Oscuro? La idea era... perturbadora. La Orden nunca había hablado de adoradores así ¿Eran o no entonces Hombres sin rostro?
-Nos conocen por muchos nombres muchacho pero somos los elegidos de los auténticos dioses, no servimos ni a ese sodomita de Aenor ni a esos salvajes dioses paganos- a partir de aquí Ahyol estaría muy confuso, no sabía que los hombres sin rostro adoraran a unos dioses diferentes a los que él conocía por lo que ahora no sabría que pensar- y tan solo queremos una cosa muy simple: tu alma.
Se hizo entonces el silencio ¿Que quería decir aquel hombre con que tan solo quería su alma? ¿Que le harían ahora? ¿Si le esperaba algún mal por que le habían hecho sufrir tanto? ¿Por que él y no el preso de otra celda?
-No te alarmes... No podemos tomar tu alma de forma literal, solo el auténtico Dios puede, pero puedes consagrarla libremente a su engrandecimiento - por momentos el ladrón se sentía mas y mas confuso- Nosotros servimos a Beveidis o Ansiktslos, tiene muchos nombres, pero quizás te suene, por la odiosa Orden, el nombre de El Traidor o El Oscuro
Aquellos nombres no tenían para Ahyol ningún sentido pero cuando el encapuchado usó esos apelativos recordó aquellos sermones interminables en el que los caballeros de Aenor hablaban de ese Dios, ya olvidado, que se rebeló contra sus hermanos y contra Aenor, provocando una gran guerra que terminó con la Era de los dioses. Aquel Dios, que según cuenta acabó devorando a todos los que se unieron a él, se enfrentó a los dioses del panteón divino y aun hoy están en una constante e interminable lucha al otro lado del Valle. Los detalles dogmáticos más concretos eran desconocidos para Ahyol pero la orden decía que si eres bueno y piadoso en vida irías a Aeniar, hogar de los dioses, a pasar la eternidad con ellos y, si no, serías devorado por El Traidor para reforzar a sus oscuros e impíos hijos (una expectativa poco agradable).
¿Aquellos eran siervos del Oscuro? La idea era... perturbadora. La Orden nunca había hablado de adoradores así ¿Eran o no entonces Hombres sin rostro?
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El joven ladrón observaba tranquilamente los alrededores de la sala. El encapuchado se sentó y empezó a hablar, para lo cual Ahyol se detuvo y se volvió a aquel hombre. El joven estaba de pie, apoyándose en el respaldo de una silla. Cuando aquel hombre mencionó que no servían a los dioses paganos ni “al sodomita” de Aenor, el ladronzuelo quedó muy confundido. ¿Acaso habían más dioses? Se preguntó. Y cuando habló del alma de Ahyol, este casi se espantó, aunque lo controló medianamente bien.
-¿Mi alma? Para qué quieren mí….- No terminó de hablar cuando el hombre continuó. Servía a un dios llamado Beveidis… pero no reconoció el nombre. Fue cuando mencionó “El oscuro” cuando Ahyol no pudo controlar su sorpresa, se dejó de apoyar en la silla. Hablar de eso estaba prohibido, ni siquiera las peores lenguas en Tyriel hablaban de eso. Ahyol había escuchado a más de un sacerdote de la orden predicando sandeces por las calles por lo que tenía el conocimiento general de cualquiera. El oscuro, aquel que inició la guerra de los dioses. Aquellos… hombres sin rostro… ¿eran también siervos del traidor? La verdad era tan aterradora como curiosamente emocionante para Ahyol. ¿Esto significada que los dioses si existían? ¿Qué las historias eran ciertas? Aún faltaban pruebas.
Perder el rostro o servir a un dios que podría terminar comiéndose su alma era ideas en extremo poco alentadoras para el joven ladrón. Pero ansiaba continuar, seguir descubriendo la verdad.
-Debo saberlo… ¿Qué quieren exactamente ustedes de mí? Quieren acaso….- Caviló un momento… -¿Convertirme en un hombre sin rostro?.- La pregunta sonaría quizás hasta estúpida, pero necesitaba saberlo. Estaba frente a la verdad y necesitaba saber si en realidad era así.
-¿Porqué yo de entre todos? ¿Quién es ese Oscuro del que hablas? Necesito explicaciones....- Fueron sus palabras finales. Se volvió a apoyar en el respaldo de la silla, intentando manejar su confusión. Para Ahyol, habían pocas cosas más desagradables que no entender ni una mierda de lo que pasaba. También quería preguntar que ganaba sirviendo a ese dios, pero no se atrevió a preguntar aún.
-¿Mi alma? Para qué quieren mí….- No terminó de hablar cuando el hombre continuó. Servía a un dios llamado Beveidis… pero no reconoció el nombre. Fue cuando mencionó “El oscuro” cuando Ahyol no pudo controlar su sorpresa, se dejó de apoyar en la silla. Hablar de eso estaba prohibido, ni siquiera las peores lenguas en Tyriel hablaban de eso. Ahyol había escuchado a más de un sacerdote de la orden predicando sandeces por las calles por lo que tenía el conocimiento general de cualquiera. El oscuro, aquel que inició la guerra de los dioses. Aquellos… hombres sin rostro… ¿eran también siervos del traidor? La verdad era tan aterradora como curiosamente emocionante para Ahyol. ¿Esto significada que los dioses si existían? ¿Qué las historias eran ciertas? Aún faltaban pruebas.
Perder el rostro o servir a un dios que podría terminar comiéndose su alma era ideas en extremo poco alentadoras para el joven ladrón. Pero ansiaba continuar, seguir descubriendo la verdad.
-Debo saberlo… ¿Qué quieren exactamente ustedes de mí? Quieren acaso….- Caviló un momento… -¿Convertirme en un hombre sin rostro?.- La pregunta sonaría quizás hasta estúpida, pero necesitaba saberlo. Estaba frente a la verdad y necesitaba saber si en realidad era así.
-¿Porqué yo de entre todos? ¿Quién es ese Oscuro del que hablas? Necesito explicaciones....- Fueron sus palabras finales. Se volvió a apoyar en el respaldo de la silla, intentando manejar su confusión. Para Ahyol, habían pocas cosas más desagradables que no entender ni una mierda de lo que pasaba. También quería preguntar que ganaba sirviendo a ese dios, pero no se atrevió a preguntar aún.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El encapuchado se quedó unos instantes en silencio, manteniendo el ambiente muy cargado y como si disfrutara de alguna forma perversa de ello. Su voz sonaba solemne, tranquila y relajada, como si hubiera estado preparando aquel momento.
-Si, queremos que te unas a nosotros... Eras lo mejor que podíamos encontrar en la cárcel de Tyriel y el Oscuro no deja que cualquiera entre en las penumbras de su mundo. Si aceptas unirte a nosotros aprenderás los auténticos caminos de la verdad, sabrás moverte por las sombras como si fueras parte de ellas, podrás poner tu espada al servicio de la auténtica verdad y tu vida, por primera vez, tendrá un auténtico sentido.
Dicho esto se levantó para acercarse a uno de lo tapices, en el que se veía una especie de ciudad en ruinas y sumida en una especie de mancha oscura- la calidad del tapiz dejaba mucho que desear aunque puede que en su momento fuera tejido de esa forma a posta- para señalar primero una especie de palacio que había entre esa ciudad.
-Hace siglos los dioses de Aenor gobernaban en su nombre todo el mundo conocido... Sometían a todo y a todos a su férrea voluntad y habían transmutado el mundo creado por la primera generación de dioses a su imagen y semejanza, en otro momento hablaremos de esa primera generación pero lo importante de aquí es que querían unificarlo todo, que todos se arrodillaran ante ellos y cumplieran sus mas perversos deseos. Pero uno de esos dioses se alzó y levantó la voz pidiendo libertad, decía que los humanos debían poder escoger su camino y se negó a seguir escuchando los mandatos despóticos de Aenor. Aenor, que vio como su orden podía ser alterado, no toleró esto y maldijo a su antiguo amigo... No conocemos su nombre auténtico pues el idioma de los dioses se perdió hace mucho pero nosotros lo llamamos Beveidis o Ansiktslos, el primero viene del antiguo idioma de las tierras del Valle y el segundo de los bárbaros, pero mientras los dioses comenzaron a luchar contra él por mantener su esclavitud, él lo hice por la libertad y lo pagó pues cuando Aenor lo maldijo cayó sumido en la locura debida al hambre que siente desde entonces por alimentarse de toda alma impura... Sigue luchando, por deseos de venganza y por su hambre, contra los dioses y ha creado nuevos siervos en su camino pero nosotros, sus siervos, queremos hacer que vuelva a la cordura y librar al Valle de la Orden y de ese malnacido de Aenor.
-Si, queremos que te unas a nosotros... Eras lo mejor que podíamos encontrar en la cárcel de Tyriel y el Oscuro no deja que cualquiera entre en las penumbras de su mundo. Si aceptas unirte a nosotros aprenderás los auténticos caminos de la verdad, sabrás moverte por las sombras como si fueras parte de ellas, podrás poner tu espada al servicio de la auténtica verdad y tu vida, por primera vez, tendrá un auténtico sentido.
Dicho esto se levantó para acercarse a uno de lo tapices, en el que se veía una especie de ciudad en ruinas y sumida en una especie de mancha oscura- la calidad del tapiz dejaba mucho que desear aunque puede que en su momento fuera tejido de esa forma a posta- para señalar primero una especie de palacio que había entre esa ciudad.
-Hace siglos los dioses de Aenor gobernaban en su nombre todo el mundo conocido... Sometían a todo y a todos a su férrea voluntad y habían transmutado el mundo creado por la primera generación de dioses a su imagen y semejanza, en otro momento hablaremos de esa primera generación pero lo importante de aquí es que querían unificarlo todo, que todos se arrodillaran ante ellos y cumplieran sus mas perversos deseos. Pero uno de esos dioses se alzó y levantó la voz pidiendo libertad, decía que los humanos debían poder escoger su camino y se negó a seguir escuchando los mandatos despóticos de Aenor. Aenor, que vio como su orden podía ser alterado, no toleró esto y maldijo a su antiguo amigo... No conocemos su nombre auténtico pues el idioma de los dioses se perdió hace mucho pero nosotros lo llamamos Beveidis o Ansiktslos, el primero viene del antiguo idioma de las tierras del Valle y el segundo de los bárbaros, pero mientras los dioses comenzaron a luchar contra él por mantener su esclavitud, él lo hice por la libertad y lo pagó pues cuando Aenor lo maldijo cayó sumido en la locura debida al hambre que siente desde entonces por alimentarse de toda alma impura... Sigue luchando, por deseos de venganza y por su hambre, contra los dioses y ha creado nuevos siervos en su camino pero nosotros, sus siervos, queremos hacer que vuelva a la cordura y librar al Valle de la Orden y de ese malnacido de Aenor.
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El joven quedó pasmado. La historia que contaba aquel hombreera algo que romía completamente con los esquemas de la sociedad que había aprendido durante toda su vida. ¿Aenor como un dios esclavizador? ¿El Oscuro y Traidor, es en realidad un dios benevolente, pero maldito por Aenor? Mil preguntas pasaban por la cabeza del chico. Dejó el respaldo de la silla y comenzó a caminar alrededor. Debía digerir todo lo que estaba pasando. ¿Los sacerdotes contaban mentiras?… ¿o ellos contaban mentiras? Además, los hombres sin rosto si existían… Era quizá uno del os descubrimientos más impotantes de la época. Era mucho para entenderlo todo de una vez. Se paseó y se paseó el chico, meditando, pensando y asimilando.
-Si tu es verdad lo que dices…. Si tu historia es cierta…- Dudó un segundo. Medía sus palabras. Andaba con cuidado. –Si tu historia es cierta, estoy dispuesto a unirme a ustedes. Pero con una mera condición… quiero consevar mi rostro si no es mucha molestia. Aceptaré todo lo demás sin rechistar.- Dijo el joven. Sabía que no estaba en condición de pedir nada, pero no estaba demás intentarlo. Además, ya había aceptado. Para él, perder su rostro tenía más desventajas que ventajas.
-Supongo que tienen algun plan para hacerlo volver a la normalidad. Los ayudaré... Dime que hay que hacer. Al menos deben tener una pista...- Dijo el joven. Era verdad lo que decía. Planeaba poner todo de su parte. Y claro, ya estaba planeando ciertas cosas para cuando saliese de ese lugar. Ahyol necesitaba saber si era completamente verdad lo que decía aquel hombre. Todo esto era más que increible. Los hombres sin rostro, un dios exiliado y maldito... la verdad sobre Aenor...
-Si tu es verdad lo que dices…. Si tu historia es cierta…- Dudó un segundo. Medía sus palabras. Andaba con cuidado. –Si tu historia es cierta, estoy dispuesto a unirme a ustedes. Pero con una mera condición… quiero consevar mi rostro si no es mucha molestia. Aceptaré todo lo demás sin rechistar.- Dijo el joven. Sabía que no estaba en condición de pedir nada, pero no estaba demás intentarlo. Además, ya había aceptado. Para él, perder su rostro tenía más desventajas que ventajas.
-Supongo que tienen algun plan para hacerlo volver a la normalidad. Los ayudaré... Dime que hay que hacer. Al menos deben tener una pista...- Dijo el joven. Era verdad lo que decía. Planeaba poner todo de su parte. Y claro, ya estaba planeando ciertas cosas para cuando saliese de ese lugar. Ahyol necesitaba saber si era completamente verdad lo que decía aquel hombre. Todo esto era más que increible. Los hombres sin rostro, un dios exiliado y maldito... la verdad sobre Aenor...
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Lugar de Nacimiento : Tyriel
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El encapuchado asintió levemente con su rostro cuando supo que el joven ladrón se uniría a ellos aunque...¿Tenía otra opción? De alguna forma sabía que en el fondo ya no tenía escapatoria pues si los hombres sin rostro habían estado ocultos durante tantos siglos habría sido por algo. El ahora estaba atrapado en ese mundo y si algún día deseaba huir de él sería muy difícil que lo lograra aunque, por otro lado, tampoco tenía nada de valor en su antigua vida.
-Ja ja ja ja- rió el hombre cuando escuchó que Ahyol quería conservar su rostro, aquella risa era maléfica pero suave, era la risa de un hombre que disfrutaba con aquel momento- Tienes mucho que aprender, si te unes a nosotros conservarás tu rostro pero... Ahyol dejará de existir a partir de ahora, habrá muerto y no podrás volver a ver a ninguno de tus antiguos amigos- curiosamente, Ahyol, no tenía grandes amigos salvo a Sven y empezó a pensar que quizás por eso lo habían escogido.
Dicho esto el encapuchado se quitó, con ambas manos, la capucha de su rostro, y vio que tenía una máscara negra como el azabache, que aparentaba ser tan oscura como la noche misma y que era elíptica y que carecía de las facciones elementales de un rostro. Hecho esto se quitó su máscara y dejó ver un rostro tan blanco como la mismísima luna llena, tan blanco que parecía tallado de un hueso o de un muerto o fantasma. Sus ojos, grises, no eran nada alentadores y su sonrisa mostraba unos dientes afilados pero igualmente blancos.
Parecía el rostro de un fantasma, de un demonio y era totalmente aterrador...
-Beveidis sigue luchando contra sus enemigos... Nos sigue dando su fuerza y la única forma de liberarlo se encuentra en el Castillo Negro ¿Sigues queriendo unirte a nosotros?
-Ja ja ja ja- rió el hombre cuando escuchó que Ahyol quería conservar su rostro, aquella risa era maléfica pero suave, era la risa de un hombre que disfrutaba con aquel momento- Tienes mucho que aprender, si te unes a nosotros conservarás tu rostro pero... Ahyol dejará de existir a partir de ahora, habrá muerto y no podrás volver a ver a ninguno de tus antiguos amigos- curiosamente, Ahyol, no tenía grandes amigos salvo a Sven y empezó a pensar que quizás por eso lo habían escogido.
Dicho esto el encapuchado se quitó, con ambas manos, la capucha de su rostro, y vio que tenía una máscara negra como el azabache, que aparentaba ser tan oscura como la noche misma y que era elíptica y que carecía de las facciones elementales de un rostro. Hecho esto se quitó su máscara y dejó ver un rostro tan blanco como la mismísima luna llena, tan blanco que parecía tallado de un hueso o de un muerto o fantasma. Sus ojos, grises, no eran nada alentadores y su sonrisa mostraba unos dientes afilados pero igualmente blancos.
Parecía el rostro de un fantasma, de un demonio y era totalmente aterrador...
-Beveidis sigue luchando contra sus enemigos... Nos sigue dando su fuerza y la única forma de liberarlo se encuentra en el Castillo Negro ¿Sigues queriendo unirte a nosotros?
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
Ahyol se sintió algo aterrado al escuchar la risa de aquelhombre, aunque lo disimuló bastante bien. Una de las peores cosas que podíahacer ahora era perder el control. “Ahyol dejará de existir” Dijo aquel hombre, y luego se quitó la capucha. De todos modos, no había mucha vida detrás del antiguo Ahyol... quizá era hora de un cambio. Su rostro, pálido como el hueso y sus dientes afilados como los de un lobo, hicieron retroceder un paso a Ahyol. No era un rostro humano. Esos ojos de color tan extraño eran bastante inquietantes. Lo único bueno fue saber que mantendría su rostro tal y como está. Aquel tipo, eso sí, era muy inquietante… ¿Qué lo habría dejado así?... ¿o era así?... Las cosas se ponían cada vez más tensas en la mente de Ahyol, intentando saber en que juego se estaba metiendo. Aquel hombre de aspecto criaturico mencionó Castillo Negro.
-Por su puesto que me uno a ustedes. Castillo Negro es la fortaleza principal de la Orden, todo el mundo lo sabe. ¿Qué hay allí?.- Preguntó el chico, recuperando la compostura. Esto cambiaba totalmente los planes del joven para ir al norte y viajar, pero no importaba, de todos modos sus planes no era demasiado interesantes. Lo que ahora le preocupaba es qué le pediría aquel sujeto de Castillo Negro, una de las fortalezas impenetrables del Valle… o al menos eso se decía. El joven pensó un segundo en Sven, el único amigo que había tenido desde que cayó en la basura y el lodo de Tyriel hace ya 6 años. Al menos quería despedirse. Pero tenía otras cosas que hacer por ahora.
-Por su puesto que me uno a ustedes. Castillo Negro es la fortaleza principal de la Orden, todo el mundo lo sabe. ¿Qué hay allí?.- Preguntó el chico, recuperando la compostura. Esto cambiaba totalmente los planes del joven para ir al norte y viajar, pero no importaba, de todos modos sus planes no era demasiado interesantes. Lo que ahora le preocupaba es qué le pediría aquel sujeto de Castillo Negro, una de las fortalezas impenetrables del Valle… o al menos eso se decía. El joven pensó un segundo en Sven, el único amigo que había tenido desde que cayó en la basura y el lodo de Tyriel hace ya 6 años. Al menos quería despedirse. Pero tenía otras cosas que hacer por ahora.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: La supervivencia de Ahyol en Tyriel
El hombre, que aun no había dicho su nombre, se volvió a colocar su capucha y su rostro quedó sumido de nuevo en el mar de penumbras. Entrelazó sus mano frente a sí y le indicó al muchacho con un gesto de su cabeza que lo siguiera dado que había abierto la puerta y se disponía a caminar por los oscuros pasillos de ese lugar.
-Estamos a las afueras de Tyriel, en un ancestral lugar subterráneo que la mayoría ni recuerda ya...- y cambiando de tema radicalmente- En el Castillo Negro hay muchos objetos que ni los propios caballeros entienden, aun tienes mucho que aprender, te enseñaré los secretos ocultos del auténtico Dios pero todo irá a su debido tiempo.
El pasillo por el que ambos caminaban era sinuoso, oscuro y estaba plagado de puertas. Se cruzaban, de vez en cuando, con algún encapuchado pero se fijó que no todos iban con túnicas negras. Algunas eran negras, otras grises (de varios tonos) y algunas eran marrones. Nadie hablaba, nadie saludaba debidamente, tan solo inclinaban las cabezas al cruzarse.
Llegaron a un arco de medio punto de piedra que daba a un amplio espacio abovedado repleto de columnas. El espacio era circular y en su centro había un gran altar de alabastro negro, no había ninguna imagen visible y el silencio que había le daba a ese lugar una solemnidad y una tranquilidad que el ladrón no había sentido en toda su vida.
-Estas en la capilla... Nosotros preferimos llamarnos Hijos de la penumbra pero aceptamos el nombre de hombres sin rostro. Si quieres aprender nuestros secretos deberás renacer de nuevo.
Dicho esto el hombre se acercó a una gran plancha metálica con inscripciones que había frente al altar. Movió, con algo de dificultad, esa placa hacia un lado y le indicó al joven que entrara, en el interior había una nieblilla negra y un extraño líquido oscuro. Una escalinata permitía que el que se introduciera lo hiciera lentamente.
-Estamos a las afueras de Tyriel, en un ancestral lugar subterráneo que la mayoría ni recuerda ya...- y cambiando de tema radicalmente- En el Castillo Negro hay muchos objetos que ni los propios caballeros entienden, aun tienes mucho que aprender, te enseñaré los secretos ocultos del auténtico Dios pero todo irá a su debido tiempo.
El pasillo por el que ambos caminaban era sinuoso, oscuro y estaba plagado de puertas. Se cruzaban, de vez en cuando, con algún encapuchado pero se fijó que no todos iban con túnicas negras. Algunas eran negras, otras grises (de varios tonos) y algunas eran marrones. Nadie hablaba, nadie saludaba debidamente, tan solo inclinaban las cabezas al cruzarse.
Llegaron a un arco de medio punto de piedra que daba a un amplio espacio abovedado repleto de columnas. El espacio era circular y en su centro había un gran altar de alabastro negro, no había ninguna imagen visible y el silencio que había le daba a ese lugar una solemnidad y una tranquilidad que el ladrón no había sentido en toda su vida.
-Estas en la capilla... Nosotros preferimos llamarnos Hijos de la penumbra pero aceptamos el nombre de hombres sin rostro. Si quieres aprender nuestros secretos deberás renacer de nuevo.
Dicho esto el hombre se acercó a una gran plancha metálica con inscripciones que había frente al altar. Movió, con algo de dificultad, esa placa hacia un lado y le indicó al joven que entrara, en el interior había una nieblilla negra y un extraño líquido oscuro. Una escalinata permitía que el que se introduciera lo hiciera lentamente.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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