Paso hacia la gran justa de verano.

-Pues como te decía querido Emmanuel- Decía Frederik caminando por la calzada el sexto día de viaje; verano, seis de la tarde aproximadamente, no cogiendo por muchos atajos ni veredas y ciñéndose al camino imperial, que estab transitado de mucha gente que venía del sur, de Irien sobre todo y de Tyriel en su minoría. comerciantes de todo tipo seguían la marcha, y disponían de lo que quisieran casi en el camino; tuvieron suerte de llevar una comitiva de cinco carros mercantes desde el cuarto día que se incorporaron desde el gran bastión. En tres días conocían incluso la mercancía de los carros. Uno llevaba telas finísimas y exquisitas, otro, armas de dudosa procedencia por las firmas del acero, pero de todas calidades, el siguiente iba provisto de todo tipo de comida y sus respectivas conservas, otro carro lo llevaba un anticuario con antigüedades y algunas cosas que decían que eran reliquias de los poderosos dioses, y finalmente, el otro, era un carro pequeño, que era muy reservado y siempre parecía empeñarse en ir el último de la fila apelando a "tener sus motivos para ello". Frederik, escéptico, continuaba la charla con Emmanuel.

-No creo que ése tipo pueda vender reliquias de ningún dios, ya que si existieran los dioses, entrando en ejemplos banales -Aclaró para hacer analogías.- ¿Que hacen que ya no están aquí tras la partida fuera del valle para protegernos? Podréis tacharme de ateo, señor, pero en referencia al tema religioso soy de lo más escéptico.- Montaba con porte y estilo, cierto aire de prepotencia cuando hablaba del tema de los dioses, tanto los paganos, como los civilizados. -De acuerdo me hallo en una parte de tu hipótesis; pero ha de saber usted, señor Frederik que no es oro todo lo que reluce, y no es todo físico lo que puede herir. La teología del valle está inpuesta para hacer base a una cultura, pero ¿Podemos decir que no existe de verdad? Tampoco podemos decir lo contrario, sí.- Añadió antes de que Frederik negara, como en otras enzarzadas discusiones pretéritas. -Pero La religión de Aenor nos trae unos modales de comportamientos básicos a seguir para que la sociedad mejore, y éso no hay que ignorarlo.-

Erik no había hablado mucho con Norbert desde la partida, pero sí en los parones que hacían las caravanas, se dedicaba a perderse y curiosear cuando abrían de forma ambulante los comercios; era el que se dedicó a investigar en su mayoría, los tipos que acompañaban su camino; sus comportamientos, sus formas de ser, sus físicos. El chaval tenía buena retentiva, y a la hora de la cena, cuando se unían alrededor de un fuego, contaba las "asombrosas" historias de los tipos que lo rodeaban, más que nada, el niño empezó a llevarse bien con Emmanuel; su filosofía le gustaba, y habían hablado largo y tendido sobre algunos tramos del camino, en el cual la formación se disipó un poco por la seguridad del buen acompañamiento de mercaderes- Que no parecían mala gente.-

Ahora mismo, la comitiva iba a parar. Habían desayunado tarde, y iban a hacer el parón a las seis de la tarde, cuando caía el hambre global. El comerciante de telas, que levaba la marcha, hizo una señal tocando una campana del carromato. Ya todos sabían que el tañir de dicha campana, significaba parar: dos tañidos exactamente, tres tañidos era "paso peligroso", cuatro sin embargo era "se ve el destino", y cuando se tañía con bravura, significaba peligro de agresión. Todos se detuvieron, refugiándose donde podían. Árboles que acunaban el camino era el lugar idóneo para los peregrinos a caballo; los demás tenían el interior de sus carromatos.

Aquellas conversaciones entre sus dos siervos siempre le causaban, al cabo de los minutos, un tremendo dolor de cabeza al caballero que, en suma, no estaba muy interesado por esos debates teológicos. Poco a poco, también había que decirlo, iba mostrando un mayor interés a medida que iba comprendiendo las ideas y los conceptos de los que hablaban pero había algo que no lograba entender: ¿Como dos simples campesinos podían tener tal nivel de cultura? Posiblemente ni sabrían leer o escribir.

Por el momento se mostraba mas cercano a las ideas de Kant, mas cercano a la postura de la Orden de Aenor, que decía que los dioses nos observaban y que nuestros actos tenían trascendencia pues, según fueran, podríamos pasar al olvido en la muerte o tener una nueva vida plena junto a ellos, en la sagrada ciudad de Aeniar (Off: esto está sacado del tema de Religión del foro) .

No se consideraba especialmente piadoso pero intentaba seguir con la moral e ideas que los dioses les habían enseñado al llegar al Valle. Por otro lado, como buen creyente, intentaba seguir los dictámenes de la orden en materia teológica y dejar a ellos esos debates por lo que, aunque no prohibió que hablaran, le extraño la osadía de los suyos para hablar tan abiertamente de esos temas.

-Debo ponerme en la postura de Emmanuel - dijo un día tras escuchar los acalorados diálogos de los dos siervos- sin la moral y guía de los dioses no seríamos mas que simples bárbaros, unos salvajes que no diferenciarían lo bueno de lo malo... Simples animales.

Dicho esto, sin esperar muchas contestaciones, notó que la comitiva se paraba pero, con una sonrisa en el rostro, ataría bien a su yegua y esperaría que acomodaran el equipaje y al resto de las monturas para mirar a Erik y, con seriedad, decir:

-Hora de entrenar, coge tu espada roma y prepárate. Vosotros preparad la comida... ¡Que huela bien! pero no toméis bocado hasta que terminemos.

Él, por supuesto, tomó su espada roma y comenzó a voltear el arma frente a sí para prepararse para el entrenamiento. No terminarían hasta que el chaval tuviera los huesos molidos, no literalmente, y hasta que no cayera al suelo rendido. Curtiría su cuerpo por las buenas y por las malas y con hambre sentiría como era una batalla de varias horas de continuamente lucha sin comer ni beber nada.

En esta ocasión avanzaría contra el chaval, lanzaría un amago contra su testa- para que intentara cubrir su cabeza de un tajo descendente y directo a su frente- para lanzar realmente un tajo descendente pero directo al costado izquierdo del chico.

Los dos, Tanto Frederik como Emmanuel tenían pasados muy distintos antes de jurar vasallaje a la casa de su señor. Emmanuel fue un sirviente de la orden de Aenor, donde estaba promocionado para ser caballero, pero no lo hizo. renunció a aquel elogio y tiene cierto resentimiento a la orden por no verlo física o más bien psicológicamente capacitado.

Todos los caballeros debían ser radicalistas para con la teología de Aenor, o eso es lo que querían venderle cuando le dijeron que se volviera a labrar la tierra y a buscarse familia. Respetaba el credo, por que como decía, lo veía útil para la sociedad, pero su mente lidiaba con el agnosticismo, aunque sin llegar a serlo; sin embargo, el más escéptico, Frederik fue una persona que vivió toda su infancia como esclavo en las ciudades libres. La poca ayuda de los dioses y su mala suerte en la vida hasta aquel momento le había hecho un hombre que repudiaba sin infinito desprecio a toda religión, ya que nunca había recibido el amparo de ninguno.

Eran dos personas interesantes de juntar en una misma expedición y se tomaban la libertad de hablar de teología por que se hicieron grandes amigos cuando coincidieron en el marquesado de Holfburg, jurando vasallaje juntos para el resto de sus días.

Frederik Nietzsche ___|||

|||___ Emmanuel Kant

-¿Veis? Nuestro señor está más de mi lado.- Decía Kant desmontando y amarrando al lado de su señor su caballo -Pues, menos el niño y Norbert, los otros dos poseían caballos- -Bleh!- Replicó enfurruñado desmontando también Frederik, añadiendo luego. -Los dioses no harán nada por vosotros más de lo que hagáis vosotros mismos. Vive una vida de plenitud respetando las creencias del sitio donde te hayas, pero no creyendo en que la teología es una verdad absoluta; nisiquiera una verdad. La religión, opio del pueblo.- Decía con aspecto rudo que le daba las barbas mientras refunfuñaba y iba a la mula para llevar un caldero de agua para hervir un buen caldo.-Busca hierbabuena, Emmanuel.- Dijo para luego pensar en el popular cuento de la sopa y la piedra -El cual decía que si echabas una piedra a una sopa, y decías que la sopa por ello era mágica, y saciaba el hambre de unos muertos de hambre, ésa piedra se transformaba en mágica para los incrédulos.-. Cuando consiguiera encender el fuego, se encendería una pipa con un tabaco de mentas.

El niño, que había guardado su espada roma bajo sus alforjas, la desenvainó frunciendo el ceño fijándose en los movimientos de Norbert. ~~¡No puedo dejar en ridículo las enseñandas de Lord Johan!~~ Pensaba poniéndole espíritu y pasión por el honor que el vinculaba a su maestro. El chaval, no oxidado con la teoría, y habiendo aprendido que Norbert luchaba principalmente con amagos y fintas, no quiso creerse el primer ataque vertical a su cabeza, pero no sabía hacia donde redirigiría el corte, pero tuvo en cuenta la longitud del brazo rival. Colocó su espada en perpendicular al suelo frente a él para la defensa y cuando Norbert fue a desencadenar el golpe retrasó el pie izquierdo avanzado para dejar pasar el tajo fuera cual fuese su nueva dirección y utilizar como contra un golpe seco en los nudillos que sujetaban la espada del poderoso Norbert con la mano diestra ahora aventajada, en la que agarraba la espada roma.

Spoiler:

-El muchacho aprende rápido- pensó para si el caballero pues aquel chico, de quince años, tenía casi la edad para ser nombrado caballero pero aun le faltaba adquirir cierta soltura y madurez para la batalla y para comprender el significado de los votos. Norbert se había propuesto curtir su cuerpo y su mente y parecía que los entrenamientos constantes, en los peores momentos del día, habían logrado los efectos deseados en el chico pero aun quedaban meses y más meses de trabajo duro...

El movimiento del chico le sorprendió pues parecía que comenzaba a aprender de los movimientos y tácticas que su padre, Lord Richard, le había enseñado junto con la ayuda de Eldwin, su maestro de armas.

Viendo que el muchacho esquivó su ataque, y que intentaba golpear sus nudillos con la espada roma, Nobert tenía pocas posibilidades. Pensó en apenas unas décimas de segundo y, simplemente, giró su muñeca.

Su idea era muy simple, tan solo quería mover su muñeca para alzar la punta de la espada hacia el cielo y así trabar la espada de su oponente con la suya, a la altura de la empuñadura que cubriría la mano, para que así su movimiento fracasara y, así, obligaría al muchacho a ir retrocediendo poco a poco a medida que fuera avanzando.

No lanzaría mas ataques pues quería ver, si trababa la espada, como seguía luchando el chico pero, si esto sucedía así, diría lo siguiente:

-Nunca olvides la otra mano de tu oponente, ni la tuya propia, porque yo ahora no la usaré contra ti pero quiero que lo tengas en mente pero a ver... ¿Como nos quitamos de encima a un oponente mas grande que uno?- dejaría ver que hacía el muchacho tras esa pregunta pues le interesaba ver como se movía con el estomago vacío y con el cansancio de un día de marcha.

Si no podía trabar la espada- por que sea imposible en base a esa acción ya que si hay una probabilidad mi pj hará eso y asumiré la consecuencia (no hay que abusar de los condicionales xD simplemente digo que hará en caso de que no pueda hacerlo por evitar editar medio post)- intentaría saltar hacia atrás. No era especialmente ágil ni muy diestro pero sabía mover sus pies hacia atrás para esquivar los golpes aunque, admitía, que muchas dejaba que su armadura sufriera mas de la cuenta pero no podía hacer eso en este caso.