Encuentro esperado
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Encuentro esperado
El viaje continuaba sin incidentes, pasaron varias horas y el sol llegó a su cenit aunque no pararon para comer pues tan solo descansaban de vez en cuando y, en esos momentos, tomaban algo de agua para quitar el polvo del camino de sus gargantas.
Finalmente dejaron atrás los cultivos y tierras de pastoreo para llegar a las salvajes llanuras y arboledas del Valle. En alguna que otra ocasión veían alguna que otra aldea, posada o cortijo lo dejaban atrás sin hablar con nadie del lugar, evitando llamar la atención.
Entrada estaba ya la tarde cuando comenzaron desviarse del camino principal para entrar en el interior de una arboleda, cercana a una zona de grandes colinas, hasta que, rápidamente, se perdieron entre la espesura de esta pero Kenneth, el que los guiaba, parecía seguro de ir por el camino correcto.
Aquella arboleda era, en el fondo, un viejo robledal y parecía ser una especie de remanso salvaje que los humanos no habían logrado domesticar y someter. Pasó un rato hasta que llegaron a una pequeña explanada que formaba un círculo y en la que cuyo centro había una gran piedra con una serie de runas grabadas.
Aquella piedra era antigua, muy antigua y sus runas le resultaban desconocidas a Atrus pero parecían hablar en un idioma antiguo sobre los dioses, sin duda aquel era un sitio sagrado para todo pagano. Frente a la gran piedra había un pequeño altar, también de piedra granítica, pero este estaba muy erosionado y desgastado, había restos de sangre reseca en su superficie.
-Os estábamos esperando- dijo una voz que surgió del interior de aquella piedra.
-Llegamos justo cuando acordamos- respondió, secamente, Kenneth antes de dar un par de pasos mas con sus manos sujetando las empuñaduras de su espada bastarda y de su hacha de mano.
Justo entonces, de tras la piedra, aparecieron cuatro figuras encapuchadas. Una de esas portaba un arco y apuntó a los presentes pero, tras asegurarse de quienes eran, bajó el arma.
-¿Quién es ese?- dijo la misma voz, que pertenecía a uno de esos hombres y que señalaba directamente hacia Atrus con su mano siniestra mientras que, con la diestra, sostenía su arma (una espada bastarda).
Finalmente dejaron atrás los cultivos y tierras de pastoreo para llegar a las salvajes llanuras y arboledas del Valle. En alguna que otra ocasión veían alguna que otra aldea, posada o cortijo lo dejaban atrás sin hablar con nadie del lugar, evitando llamar la atención.
Entrada estaba ya la tarde cuando comenzaron desviarse del camino principal para entrar en el interior de una arboleda, cercana a una zona de grandes colinas, hasta que, rápidamente, se perdieron entre la espesura de esta pero Kenneth, el que los guiaba, parecía seguro de ir por el camino correcto.
Aquella arboleda era, en el fondo, un viejo robledal y parecía ser una especie de remanso salvaje que los humanos no habían logrado domesticar y someter. Pasó un rato hasta que llegaron a una pequeña explanada que formaba un círculo y en la que cuyo centro había una gran piedra con una serie de runas grabadas.
Aquella piedra era antigua, muy antigua y sus runas le resultaban desconocidas a Atrus pero parecían hablar en un idioma antiguo sobre los dioses, sin duda aquel era un sitio sagrado para todo pagano. Frente a la gran piedra había un pequeño altar, también de piedra granítica, pero este estaba muy erosionado y desgastado, había restos de sangre reseca en su superficie.
-Os estábamos esperando- dijo una voz que surgió del interior de aquella piedra.
-Llegamos justo cuando acordamos- respondió, secamente, Kenneth antes de dar un par de pasos mas con sus manos sujetando las empuñaduras de su espada bastarda y de su hacha de mano.
Justo entonces, de tras la piedra, aparecieron cuatro figuras encapuchadas. Una de esas portaba un arco y apuntó a los presentes pero, tras asegurarse de quienes eran, bajó el arma.
-¿Quién es ese?- dijo la misma voz, que pertenecía a uno de esos hombres y que señalaba directamente hacia Atrus con su mano siniestra mientras que, con la diestra, sostenía su arma (una espada bastarda).
Kenneth- Fecha de inscripción : 01/11/2011
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Re: Encuentro esperado
Sus dos acompañantes podrían recordar el ruido del acero entrechocado cuando Atrus desenvaino aquella primera vez ante el anciano. Pero esta vez sus espadas estaban desnudas frente a si y no hubo ruido alguno en el instante anterior, cuando desenfundo, al oír las voces; Aquello significaba solo que el gladiador podía optar por emitir el sonido o no, ósea advertir a sus oponentes, o desenfundar en un mortal sigilo. Esta vez la cuestión era más seria, pues aquellos que al parecer resultaron amigos, bien podían haber sido sus objetivos.
Atrus empuño ambos sus gladius apuntando al hombre y con porte altivo respondió anteponiéndose a la respuesta de Kenneth.
- Atrus, Campeón de la Arena, Gladiador de los Bajos Barrios y Bailarín de Espadas – respondió soberbio e indiferente a las reacciones de los demás seis.
- Y seria bueno que bajes esa mano, no sea que tenga que hacértela bajar yo. – respondió con todavía más arrogancia.
Era una jugada peligrosa, pero ni se iba a dejar amedrentar ni dominar por verse superado en número y armamento. No era parte de sus formas… y era bueno que aquellos se enterasen de primeras si es que iban a matar juntos.
Atrus empuño ambos sus gladius apuntando al hombre y con porte altivo respondió anteponiéndose a la respuesta de Kenneth.
- Atrus, Campeón de la Arena, Gladiador de los Bajos Barrios y Bailarín de Espadas – respondió soberbio e indiferente a las reacciones de los demás seis.
- Y seria bueno que bajes esa mano, no sea que tenga que hacértela bajar yo. – respondió con todavía más arrogancia.
Era una jugada peligrosa, pero ni se iba a dejar amedrentar ni dominar por verse superado en número y armamento. No era parte de sus formas… y era bueno que aquellos se enterasen de primeras si es que iban a matar juntos.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
La situación era muy tensa y el gladiador quizás se había excedido con sus formas o tal vez no... Ya no había vuelta atrás y antes de que alguno de los presentes dijera algo una voz femenina habló con total soberbia diciendo:
-Y tu deberías enfundar tus espadas si no quieres convertirte en mujer- dijo aquel o, mas bien, aquella que había estado empuñando un arco. Dicho arco, cargado con una flecha, apuntaba a la entrepierna del gladiador.
La arquera, oculta con una densa capa, no había mostrado su rosto ni su figura por lo que era fácilmente confundible al tener la altura de un hombre normal pero menos corpulencia, por motivos obvios.
El altivo bárbaro que había preguntado anteriormente seguía manteniendo su mano en la empuñadura de su espada, observando tras la oscuridad de su gran capa, pero sin decir palabra alguna por el momento.
-Tranquilizaos compañeros, no hemos venido aquí para matarnos entre nosotros- dijo Kenneth con un tono serio e imperativo pero conciliador- pero tampoco lamentaría vuestras muertes... Tocaría más botín para mi.
Su tono, en sus últimas palabras, fue un tanto irónico y burlesco, podría ser tomado en serio pero eso ya dependería de cada uno.
-El cobrador pasará la noche en una posada cercana, podemos interceptarlo antes de que llegue a una población si nuestro compañero se relaja- comentó el hombre que anteriormente había hablado.
-Cada uno es dueño de lo que mata pero el cofre con el dinero irá al clan aunque nos corresponderá una décima parte. Les tenderemos una emboscada...¿Alguna duda?
-Y tu deberías enfundar tus espadas si no quieres convertirte en mujer- dijo aquel o, mas bien, aquella que había estado empuñando un arco. Dicho arco, cargado con una flecha, apuntaba a la entrepierna del gladiador.
La arquera, oculta con una densa capa, no había mostrado su rosto ni su figura por lo que era fácilmente confundible al tener la altura de un hombre normal pero menos corpulencia, por motivos obvios.
El altivo bárbaro que había preguntado anteriormente seguía manteniendo su mano en la empuñadura de su espada, observando tras la oscuridad de su gran capa, pero sin decir palabra alguna por el momento.
-Tranquilizaos compañeros, no hemos venido aquí para matarnos entre nosotros- dijo Kenneth con un tono serio e imperativo pero conciliador- pero tampoco lamentaría vuestras muertes... Tocaría más botín para mi.
Su tono, en sus últimas palabras, fue un tanto irónico y burlesco, podría ser tomado en serio pero eso ya dependería de cada uno.
-El cobrador pasará la noche en una posada cercana, podemos interceptarlo antes de que llegue a una población si nuestro compañero se relaja- comentó el hombre que anteriormente había hablado.
-Cada uno es dueño de lo que mata pero el cofre con el dinero irá al clan aunque nos corresponderá una décima parte. Les tenderemos una emboscada...¿Alguna duda?
Kenneth- Fecha de inscripción : 01/11/2011
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Re: Encuentro esperado
Atrus enfundo con indiferencia y sin emitir palabra. Ni se digno a responder a la burda amenaza de la mujer; Solo se limito a observarla con una mirada casi lasciva buscando descubrir sus facciones y si era lo suficientemente atractiva como para convertirse en un objetivo a llevar al lecho por parte del gladiador.
- No es fácil relajarse cuando una muchacha tensa un arco hacia uno. Los dedos de las mujeres siempre tienden a producir accidentes… - contrataco Atrus para colocar sus manos sobre las empuñaduras de sus espadas enfundadas. Su postura ya había vuelto a su usual despreocupación.
- Me place el plan. – dijo buscando conciliar cambiando de tema.
- No es fácil relajarse cuando una muchacha tensa un arco hacia uno. Los dedos de las mujeres siempre tienden a producir accidentes… - contrataco Atrus para colocar sus manos sobre las empuñaduras de sus espadas enfundadas. Su postura ya había vuelto a su usual despreocupación.
- Me place el plan. – dijo buscando conciliar cambiando de tema.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
La mujer sonrió al escuchar las palabras de Atrus, parecía divertirle la labia del gladiador y, siguiendo con su juego, le respondió diciendo:
-Haríais bien en protegeros Atrus, mis dedos están algo entumecidos hoy...- dicho esto dejó de tensar el arco y, relajando un poco su postura, continuo diciendo- Llamadme Elissa.
El resto del grupo se fue presentando a partir de ese momento, siendo el jefe de estos un tal Elmed y los otros dos, que apenas hablaron, Aldair y Brayen. Realmente tampoco tenían mucho interés, ninguno, por darse a conocer pero si iban a trabajar juntos tendrían, al menos, que conocer sus nombres.
Dicho todo esto comenzaron a caminar por el robledal, saliendo de aquel pequeño prado que había en mitad de aquella espesura arbórea, hasta que, finalmente, llegaron a los lindes de este. Un pequeño camino serpenteaba junto a este y, al otro lado, había un pequeño grupo de matorrales y algún que otro roble.
-Llegarán en esa dirección- dijo Kenneth señalando a un lado del camino que se correspondía con la dirección sureste- Nos esconderemos y los asaltaremos, no serán mas de diez, así que la sorpresa es fundamental.
Dicho esto Kenneth se escondió en la espesura de la arboleda, tras unos árboles, junto a Cornac y con Elissa. Brayen, Elmed y Aldair se escondieron entre unos matorrales, ayudados por sus capas verdes, al otro lado del camino, donde apenas había lugares para esconderse.
Atrus podría elegir su lugar pero debería ser rápido pues, en la lejanía, se escuchaba el sonido de los cascos de unos caballos.
-Haríais bien en protegeros Atrus, mis dedos están algo entumecidos hoy...- dicho esto dejó de tensar el arco y, relajando un poco su postura, continuo diciendo- Llamadme Elissa.
El resto del grupo se fue presentando a partir de ese momento, siendo el jefe de estos un tal Elmed y los otros dos, que apenas hablaron, Aldair y Brayen. Realmente tampoco tenían mucho interés, ninguno, por darse a conocer pero si iban a trabajar juntos tendrían, al menos, que conocer sus nombres.
Dicho todo esto comenzaron a caminar por el robledal, saliendo de aquel pequeño prado que había en mitad de aquella espesura arbórea, hasta que, finalmente, llegaron a los lindes de este. Un pequeño camino serpenteaba junto a este y, al otro lado, había un pequeño grupo de matorrales y algún que otro roble.
-Llegarán en esa dirección- dijo Kenneth señalando a un lado del camino que se correspondía con la dirección sureste- Nos esconderemos y los asaltaremos, no serán mas de diez, así que la sorpresa es fundamental.
Dicho esto Kenneth se escondió en la espesura de la arboleda, tras unos árboles, junto a Cornac y con Elissa. Brayen, Elmed y Aldair se escondieron entre unos matorrales, ayudados por sus capas verdes, al otro lado del camino, donde apenas había lugares para esconderse.
Atrus podría elegir su lugar pero debería ser rápido pues, en la lejanía, se escuchaba el sonido de los cascos de unos caballos.
Kenneth- Fecha de inscripción : 01/11/2011
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Re: Encuentro esperado
Atrus ahogo un rugido de emoción al escuchar los cascos de los caballos y extendió sus brazos para remplazar el primero con un suspiro de impaciencia mientras sus facciones se alteraban hasta que en su boca se hubo forjado una expresiva sonrisa de lujuriosa felicidad. Como un perro que empieza a salivar al escuchar las campanadas de la hora del almuerzo en las granjas, todo el cuerpo de Atrus comenzó a reaccionar ante lo que sabia que venia. Un combate. Fácil, difícil, largo, corto, agotador, peligroso… era indistinto, todo combate, o la promesa de uno inmediato, sacudía a Atrus en un éxtasis que solo podía ser explicado por la composición de la sangre que corría por sus venas… era un gladiador. Un Bárbaro.
Miro a los lados y juzgo prudente colocarse del lado donde sus conocidos estaban, entonces siguió a Kenneth y Cornac. Diose la casualidad que eligió esconderse junto a Elissa. La casualidad era artificial, todo estaba premeditado, pero aquello no preocupo a Atrus que tan cerca se escondió de la muchacha que su costado rozaba el de aquella. Se movio unos milimetros más, casi apoyandose sobre la otra que sabia que no podia reaccionar si no queria alertar a sus enemigos, y acerco sus labios a los oidos de la mujer para susurrarle.
- Procura no ensartarme con una de esas varas cuando empiece el combate, pues me muevo rápido y seria una desgracia que tu única victima en este encuentro sea el más atractivo de todos los participantes! – Su comentario, aunque una broma, fue emitido con un tono serio que podía descolocar a los menos avispados.
Atrus cerro entonces los ojos para acomodar su respiración – que estaba agitada – y calmar su espíritu antes del combate, después de todo no podía dejarse llevar por las emociones si no quería terminar atravesado por la lanza de algún gordo ciudadano del valle. En su silencio, y en aquellos instantes de paz, Atrus rezo a la muerte pidiéndole no que le dejase salir caminando de aquel combate, pero que le diera fuerza para desplegar con mortal elegancia todas sus virtudes combativas. Indistinto de si tenia que pagar con su vida por ello.
Miro a los lados y juzgo prudente colocarse del lado donde sus conocidos estaban, entonces siguió a Kenneth y Cornac. Diose la casualidad que eligió esconderse junto a Elissa. La casualidad era artificial, todo estaba premeditado, pero aquello no preocupo a Atrus que tan cerca se escondió de la muchacha que su costado rozaba el de aquella. Se movio unos milimetros más, casi apoyandose sobre la otra que sabia que no podia reaccionar si no queria alertar a sus enemigos, y acerco sus labios a los oidos de la mujer para susurrarle.
- Procura no ensartarme con una de esas varas cuando empiece el combate, pues me muevo rápido y seria una desgracia que tu única victima en este encuentro sea el más atractivo de todos los participantes! – Su comentario, aunque una broma, fue emitido con un tono serio que podía descolocar a los menos avispados.
Atrus cerro entonces los ojos para acomodar su respiración – que estaba agitada – y calmar su espíritu antes del combate, después de todo no podía dejarse llevar por las emociones si no quería terminar atravesado por la lanza de algún gordo ciudadano del valle. En su silencio, y en aquellos instantes de paz, Atrus rezo a la muerte pidiéndole no que le dejase salir caminando de aquel combate, pero que le diera fuerza para desplegar con mortal elegancia todas sus virtudes combativas. Indistinto de si tenia que pagar con su vida por ello.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
El sonido de los cascos de los caballos se fue acrecentando a medida que pasaba el tiempo y, llegado el momento, Atrus pudo ver la comitiva enviada por la Gran Villa para recaudar los impuestos en aquella alejada región del sur.
Desde las sombras y tras el tronco de un árbol Atrus pudo ver a tres jinetes, completamente pertrechados, que avanzaban a paso tranquilo y seguro delante de un carruaje de madera cubierto por planchas de metal que formaban una especie de blindaje que cubría toda su superficie salvo por unos pequeños orificios circulares, del tamaño de un palmo, que había los lados de este y, por supuesto, con barrotes.
La única entrada a este carruaje no se veía en el frente ni al lado de este, desde la perspectiva de Atrus al menos no, y estaba conducido por un soldado ataviado con una cota y una espada larga y que tenía a su diestra una ballesta.
Tras el carruaje avanzaban unos cinco soldados bien uniformados con los colores de la Gran Villa, llevaban una vesta que tenía en su mitad un fondo rojo y en su otra mitad un fondo blanco y en el centro de esta había una ciudad de piedra dibujada, así como una cota larga de mallas y con mangas, escudos de gota con revestimiento de hierro. Llevan también lanzas y espadas en sus cintos, así como capas rojas que ondeaban al viento, por lo que formaban todo un selecto grupo de soldados profesionales.
Una flecha silbó entonces en el aire, impactando en la montura de uno de los tres jinetes y haciendo que esta enloqueciera para que su jinete cayera al suelo sin remedio mientras esta coceaba e intentaba escapar del lugar presa del miedo ante la herida que hacía manar sangre de su cuello.
Aquel jinete, que parecía haber perdido el conocimiento en su caída, llevaba una cota de malla, casco, un escudo de gota, una lanza y una espada, así como los colores de la villa y sus compañeros iban armados y vestidos de la misma manera.
Fue entonces cuando Elissa disparó su arco contra uno de los soldados que guardaban la retaguardia. La flecha surcó el cielo antes de los soldados de la ciudad asimilaran, si quiera, la flecha antes se había lanzado y atravesó el ojo del último soldado que marchaba, matándolo antes de que cayera al suelo inerte.
Los guerreros no perdieron mucho más tiempo a partir de ese momento dado que comenzaron a formar un círculo tras el carro, alzando los escudos, para prepararse ante cualquier ataque posible, los jinetes alzaron sus lanzas para cargar contra cualquier objetivo que se pusiera a la vista y el soldado que custodiaba el arco comenzó a cargar su ballesta.
-Vaya, son más de los que esperábamos ¡Elissa, cúbrenos! - ordenó Kenneth antes de cargar, con espada y hacha, contra los caballeros de la ciudad del Valle.
Cornac, con su gran mandoble, hacía lo mismo y el resto de los bárbaros avanzaron desde el otro lado del camino.
Desde las sombras y tras el tronco de un árbol Atrus pudo ver a tres jinetes, completamente pertrechados, que avanzaban a paso tranquilo y seguro delante de un carruaje de madera cubierto por planchas de metal que formaban una especie de blindaje que cubría toda su superficie salvo por unos pequeños orificios circulares, del tamaño de un palmo, que había los lados de este y, por supuesto, con barrotes.
La única entrada a este carruaje no se veía en el frente ni al lado de este, desde la perspectiva de Atrus al menos no, y estaba conducido por un soldado ataviado con una cota y una espada larga y que tenía a su diestra una ballesta.
Tras el carruaje avanzaban unos cinco soldados bien uniformados con los colores de la Gran Villa, llevaban una vesta que tenía en su mitad un fondo rojo y en su otra mitad un fondo blanco y en el centro de esta había una ciudad de piedra dibujada, así como una cota larga de mallas y con mangas, escudos de gota con revestimiento de hierro. Llevan también lanzas y espadas en sus cintos, así como capas rojas que ondeaban al viento, por lo que formaban todo un selecto grupo de soldados profesionales.
Una flecha silbó entonces en el aire, impactando en la montura de uno de los tres jinetes y haciendo que esta enloqueciera para que su jinete cayera al suelo sin remedio mientras esta coceaba e intentaba escapar del lugar presa del miedo ante la herida que hacía manar sangre de su cuello.
Aquel jinete, que parecía haber perdido el conocimiento en su caída, llevaba una cota de malla, casco, un escudo de gota, una lanza y una espada, así como los colores de la villa y sus compañeros iban armados y vestidos de la misma manera.
Fue entonces cuando Elissa disparó su arco contra uno de los soldados que guardaban la retaguardia. La flecha surcó el cielo antes de los soldados de la ciudad asimilaran, si quiera, la flecha antes se había lanzado y atravesó el ojo del último soldado que marchaba, matándolo antes de que cayera al suelo inerte.
Los guerreros no perdieron mucho más tiempo a partir de ese momento dado que comenzaron a formar un círculo tras el carro, alzando los escudos, para prepararse ante cualquier ataque posible, los jinetes alzaron sus lanzas para cargar contra cualquier objetivo que se pusiera a la vista y el soldado que custodiaba el arco comenzó a cargar su ballesta.
-Vaya, son más de los que esperábamos ¡Elissa, cúbrenos! - ordenó Kenneth antes de cargar, con espada y hacha, contra los caballeros de la ciudad del Valle.
Cornac, con su gran mandoble, hacía lo mismo y el resto de los bárbaros avanzaron desde el otro lado del camino.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Encuentro esperado
- Spoiler:
- // Por el momento seis enemigos, mas dos de ellos caídos (uno por la flecha de Elissa y el otro el referido jinete inconsciente no?), dos jinetes en vanguardia y cuatro hombres de armas en retaguardia no? Espero sea asi.
Atrus se mantuvo inmóvil y en silencio en los primeros segundos de la refriega, como si se negase a participar… como si el miedo le estuviera conteniendo con cadenas de participar todo lo que su furia quería. Pero no era miedo, era prudencia, era el refreno de un veterano en los impulsos de adrenalina y las situaciones de riesgo, sabia que apurarse, como los barbaros solían hacer, o como los del valle cuando emboscados solían hacer, casi siempre impulsaban a un primer mal movimiento. Atrus no actuó. Observo.
Observo al jinete caer, y luego observo al de la retaguardia sufrir igual destino. Observo a sus compañeros cargar contra los de la villa a quienes observo reagrupándose en la retaguardia. Observo a los jinetes, prestos en vanguardia, y al del carro con su condenada ballesta.
De todo su análisis, que debía tomar solo segundos si quería que resultase útil, pudo destacar al condenado ballestero y su condenada ballesta… Si se encontraba abatiendo jinetes, o degollando hombres de armas, que una saeta de ballesta le traspasara el pecho podía resultar harto inconveniente. Y fatal.
Entonces tuvo que elegirle como primera victima… pero no era fácil, si se lanzaba a por aquel tendría los flancos descubiertos; Por un lado hombres de armas a pie, y por el otro jinetes. Por no hablar del frente, donde tenia a un hombre con una ballesta que apenas le viera bien podría traspasarle pues Atrus debía acercarse para abatirlo.
Pero los jinetes tenían unos segundos de distracción en controlar a sus monturas nerviosas por el abatimiento de una de estas, y los hombres de armas estarían concentrados en la carga de Kenneth los otros, y el ballestero… recargaba.
Sin gastar ni un segundo más en pensarlo (pues cada uno era vital) Atrus se lanzo al combate empuñando sus gladius y corrió por el flanco hasta detenerse junto al carro (en medio de los grupos de enemigos) y a falta aceptar el riesgo de ser traspasado por una saeta mientras trepaba el carro, decidió a usar un movimiento practicado mil veces, aunque aplicado en situaciones reales solo unas pocas; Lanzar una de sus gladius como un cuchillo arrojadizo.
El gladius es más pesado que un cuchillo, pero el brazo de Atrus estaba más que trabajado para arrojarlo con la fuerza necesaria; además su peso permitiría calibrar mejor el lanzamiento y penetrar algunas defensas menores que el ballestero podría tener.
No había más estrategia que esa, no por ahora, solo abatir al ballestero y no ser traspasado por una saeta en el proceso. Si los jinetes se lanzaban a por él, sabia que bastaba con lanzarse hacia adelante y al suelo, bajo el carro, fuera del alcance de las potentes pero poco versátiles bestias.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
Haz una tirada con un dado de 100.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Encuentro esperado
// para ver si acierto al hombre? Soy el unico que tira dados en combate. Va dado...
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
El miembro 'Atrus' ha efectuado la acción siguiente: Tirarda de Dados
'Dado de cien caras ' : 29
'Dado de cien caras ' : 29
Re: Encuentro esperado
- Spoiler:
- Maldito bastardo salvaje con suerte... No cambia tu fortuna.
La agilidad del bárbaro era asombrosa pues no portaba ningún tipo de armadura y se había estado entrenando durante años para ser un arma mortal en el combate por lo que pudo llegar sin problema alguna hasta el carruaje blindado custodiado por aquel ballestero.
La batalla ya había comenzado, o la pelea pues tampoco eran demasiados, pero Atrus no veía claramente lo que ocurría. Sus aliados luchaban contra los soldados de la Villa y de vez en cuando algunas flechas surcaban los cielos para clavarse en algún cuello del valle o en el tronco de un árbol del lugar.
Fue entonces cuando, en plena refriega, Atrus lanzó su Gladius. Esta voló con celeridad y fuerza contra el ballestero cuando este se había girado para lanzarla hasta que, segundos mas tarde, se clavó profundamente en el cuello del soldado. No había tenido tiempo de volver a carga su ballesta y con aquella espada en su cuello cayó al suelo del camino ya inerte.
Su ballesta, un objeto nada barato, cayó sobre el asiento del carro sin dispararse y sin hacer el menor ruido aparente. A su alrededor parecía que había caído muerto uno de los jinetes y que Cornac intentaba derribar al otro con su mandoble con la ayuda de Kenneth. Mientras tanto las flechas seguían volando contra los infantes, de los cuales solo quedaban tres con vida y habían roto la formación para luchar contra el resto de los bárbaros.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Encuentro esperado
- Spoiler:
- // Fue el foro, que te quiso dar una lección por hacerme tirar dados solo a mí.
Atrus sonrió al ver caer a su oponente. Derramar sangre siempre le alegraba el día. El olor a aquella sangre, el ruido de entrechocar de armas, gritos de batalla y estertores de muerte y la visión de rabia de los que parecían y venciendo, y de pánico de los superados, eran una droga para todos los sentidos del bárbaro que sin pensarlo mucho se lanzo a por debajo del carro arrastrándose para surgir del otro lado.
Piso la cabeza del muerto, o moribundo (no se fijo en el estado del ballestero) y desenterró el Gladius del cuello del hombre al tiempo que con su otra arma cortaba la tensa cuerda de la ballesta activando el mecanismo y disparando la flecha en tierra sin tocar siquiera aquella arma letal pero cobarde: No dejaría una ballesta “viva” para el provecho de algun avivado mientras el combate siguiera… tampoco, incluso mucho menos, usaría tan canalla instrumento contra sus enemigos.
Suponiendo a Cornac y Kenneth superiores al jinete sobreviviente, Atrus se lanzo, ambas espadas en mano, a por los tres que luchaban con sus demás colegas, buscando asistir a algún compañero o tranzarse en duelo con cualquiera de aquellos próximos cadáveres que eran los profesionales del Valle…
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
Atrus se lanzó de nuevo al combate con sus dos espadas de mano bien agarradas, apenas había empezado el combate pero sentía en su interior una calma y paz absolutas. Analizaba la situación debidamente y no se dejaba llevar por el frenesí de la lucha, justo al contrario que sus compañeros.
Tras salir de los bajos del carro vio que la formación de los guerreros del Valle se había roto completamente y cada uno luchaba contra el enemigo más próximo que tenía. Atrus observó como un de ellos yacía muerto en el suelo, o al menos en apariencia, con una flecha clavada en la rodilla derecha y otra en el cuello. Otro de los soldados ya había muerto anteriormente por los disparos de los arqueros de los bandidos y ahora mismo los dos últimos soldados se enfrentaban a uno de los guerreros bárbaros que, inconscientemente, se había lanzado solo a la lucha contra ellos.
Uno de los soldados luchaba con la lanza y el escudo, frente al bárbaro que miraba hacia el carro (por lo que este soldado estaba de espaldas hacia Atrus), manteniendo presión contra el bárbaro, que luchaba con dos hachas de mano, a base de estocadas con su lanza que eran desviadas continuamente por el bandido. El otro soldado estaba a su lado derecho luchando con su espada y escudo, su lanza había sido rota anteriormente por ese mismo bárbaro, e intentaba penetrar las defensas de aquel bandido a base de lanzar tajos a diestro y siniestro.
Aquel bandido no había resultado herido de gravedad pero se observaba que perdía terreno continuamente y tenía heridas superficiales en su costado siniestro, su pierna derecha y en su brazo izquierdo tenía una pequeña herida superficial. No parecía perder mucha sangre pero sin duda su agilidad y maestría con las armas le habían salvado de perecer ensartado.
Mientras tanto el ruido de la lucha seguía escuchándose al otro lado del carromato pero no parecía haber un resultado claro en esa trifurca.
Tras salir de los bajos del carro vio que la formación de los guerreros del Valle se había roto completamente y cada uno luchaba contra el enemigo más próximo que tenía. Atrus observó como un de ellos yacía muerto en el suelo, o al menos en apariencia, con una flecha clavada en la rodilla derecha y otra en el cuello. Otro de los soldados ya había muerto anteriormente por los disparos de los arqueros de los bandidos y ahora mismo los dos últimos soldados se enfrentaban a uno de los guerreros bárbaros que, inconscientemente, se había lanzado solo a la lucha contra ellos.
Uno de los soldados luchaba con la lanza y el escudo, frente al bárbaro que miraba hacia el carro (por lo que este soldado estaba de espaldas hacia Atrus), manteniendo presión contra el bárbaro, que luchaba con dos hachas de mano, a base de estocadas con su lanza que eran desviadas continuamente por el bandido. El otro soldado estaba a su lado derecho luchando con su espada y escudo, su lanza había sido rota anteriormente por ese mismo bárbaro, e intentaba penetrar las defensas de aquel bandido a base de lanzar tajos a diestro y siniestro.
Aquel bandido no había resultado herido de gravedad pero se observaba que perdía terreno continuamente y tenía heridas superficiales en su costado siniestro, su pierna derecha y en su brazo izquierdo tenía una pequeña herida superficial. No parecía perder mucha sangre pero sin duda su agilidad y maestría con las armas le habían salvado de perecer ensartado.
Mientras tanto el ruido de la lucha seguía escuchándose al otro lado del carromato pero no parecía haber un resultado claro en esa trifurca.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Encuentro esperado
Atrus suspiro como acostumbraba hacer antes de realizar una gesta peligrosa, y mientras tanto busco con la mirada al bárbaro de las hachas hasta que le devolviera la mirada.
Bastaba que sus miradas se cruzasen por un segundo para que Atrus comunicase todo lo que tenia que decir aún sin evocar palabra alguna: Solo buscaba “permiso” para meterse en el duelo… que lo atravesara una lanza o decapitara una espada seria desafortunado, pero que un hachazo perdido le atravesara el vientre resultaría patético.
Con el cuasi silencio de sus botas de cuero sobre la gramilla (en contraposición con las botas de metal y rodilleras de acero de los grandes caballeros) Atrus se lanzo sigiloso pero furibundo hacia el trio de combatientes, con el hombro derecho al frente buscando golpear con el impulso de este a el lancero por la espalda; Portaba una lanza, arma poco versátil, y estaba de espaldas a Atrus, asique su éxito era casi seguro: Su objetivo era hacerlo perder el equilibrio con el golpe, lanzar una estocada al vacío y darle al bárbaro el suficiente tiempo como para acortar las distancias que hasta el momento la lanza mantenía y abatir al fin al condenado.
Pero Atrus, en su impulso que el pequeño cuerpo de un hombre de la villa no iba a detener, seguiría camino hacia adelante y un lado (aprovecharía el impacto para desviarse hacia el costado y sin dejar de avanzar, lanzarse a por el espadero) saltando sobre este con ambos gladius de frente, buscando desviar cualquier posible tajo o estocada de este, antes de determinarse a atravesarlo con diestra o siniestra, como más conveniente resultase.
Esto ultimo no solo se trataba de dar de beber sangre a sus gladius, pero liberar el flanco del bárbaro para que se pudiera ocupar del lancero descolocado con fatal seguridad.
Atrus estaba de buen humor, combatir en la mañana siempre le alegraba el animo.
Bastaba que sus miradas se cruzasen por un segundo para que Atrus comunicase todo lo que tenia que decir aún sin evocar palabra alguna: Solo buscaba “permiso” para meterse en el duelo… que lo atravesara una lanza o decapitara una espada seria desafortunado, pero que un hachazo perdido le atravesara el vientre resultaría patético.
Con el cuasi silencio de sus botas de cuero sobre la gramilla (en contraposición con las botas de metal y rodilleras de acero de los grandes caballeros) Atrus se lanzo sigiloso pero furibundo hacia el trio de combatientes, con el hombro derecho al frente buscando golpear con el impulso de este a el lancero por la espalda; Portaba una lanza, arma poco versátil, y estaba de espaldas a Atrus, asique su éxito era casi seguro: Su objetivo era hacerlo perder el equilibrio con el golpe, lanzar una estocada al vacío y darle al bárbaro el suficiente tiempo como para acortar las distancias que hasta el momento la lanza mantenía y abatir al fin al condenado.
Pero Atrus, en su impulso que el pequeño cuerpo de un hombre de la villa no iba a detener, seguiría camino hacia adelante y un lado (aprovecharía el impacto para desviarse hacia el costado y sin dejar de avanzar, lanzarse a por el espadero) saltando sobre este con ambos gladius de frente, buscando desviar cualquier posible tajo o estocada de este, antes de determinarse a atravesarlo con diestra o siniestra, como más conveniente resultase.
Esto ultimo no solo se trataba de dar de beber sangre a sus gladius, pero liberar el flanco del bárbaro para que se pudiera ocupar del lancero descolocado con fatal seguridad.
Atrus estaba de buen humor, combatir en la mañana siempre le alegraba el animo.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
Atrus, con una sonrisa en el rostro, avanzó para atravesar a su adversario con su gladius tras esperar al momento mas propicio. Su movimiento fue, relativamente, sigiloso pues sus botas eran de cuero y no de acero y pero no era un especialista en sigilo (off: careces de la habilidad, solo tengo en cuenta que tienes una destreza alta) aunque... ¿Quien iba a prestar atención a ruidos lejanos cuando estaba luchando? Un guerrero muy diestro y bien entrenado quizás se hubiera dado cuenta pero unos simples soldados de la villa estaban mas preocupados y temerosos por acabar el combate con vida para poder regresar a sus casas que concentrados en la propia lucha.
El golpe físico del choque, por la espalda y con el cuerpo del gladiador, fue brutal. Carne contra acero y cuero, todo parecía dicho con ello pero el gladiador estaba entrenado para correr, saltar y avanzar con fiereza y por ello logró, no solo, desequilibrar a su adversario, con total sorpresa, sino que casi lo derriba.
Ahora, el lancero, estaba un par de pasos mas alejado del bárbaro de las hachas, que ahora luchaba furibundo contra el espadachín, ya que se había desplazado hacia la derecha de Atrus (el lancero). Pero sin desaprovechar el momento Atrus le lanzó una mortal estocada a la espalda, la armadura (compuesta por una cota de mallas de hierro) resistió duramente pero, finalmente, el bárbaro logró atravesarla, causando una mortal herida al soldado.
Este, aun con vida, tiró su lanza y desenvainó su espada para, girándose, lanzar un tajo en horizontal contra el cuello del gladiador, buscando cortar su cabeza y acabar con su vida en un último movimiento furtivo en el que gastaría sus últimos alientos de vida.
El golpe físico del choque, por la espalda y con el cuerpo del gladiador, fue brutal. Carne contra acero y cuero, todo parecía dicho con ello pero el gladiador estaba entrenado para correr, saltar y avanzar con fiereza y por ello logró, no solo, desequilibrar a su adversario, con total sorpresa, sino que casi lo derriba.
Ahora, el lancero, estaba un par de pasos mas alejado del bárbaro de las hachas, que ahora luchaba furibundo contra el espadachín, ya que se había desplazado hacia la derecha de Atrus (el lancero). Pero sin desaprovechar el momento Atrus le lanzó una mortal estocada a la espalda, la armadura (compuesta por una cota de mallas de hierro) resistió duramente pero, finalmente, el bárbaro logró atravesarla, causando una mortal herida al soldado.
Este, aun con vida, tiró su lanza y desenvainó su espada para, girándose, lanzar un tajo en horizontal contra el cuello del gladiador, buscando cortar su cabeza y acabar con su vida en un último movimiento furtivo en el que gastaría sus últimos alientos de vida.
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Re: Encuentro esperado
Atrus observo a su oponente realizar aquel movimiento y se lanzo hacia atrás de un salto gatuno al momento que anteponía sus aceros en la trayectoria de la espada que avanzaba hacia su cuello.
De nuevo Atrus debía confiar su vida a su velocidad y agilidad, apuesta al menos mas segura que la misma en piel del espadachín que herido de muerte y pertrechado con kilos de acero y metal no podría rivalizar contra el bárbaro en velocidad de movimientos.
Luchar en la arena, en aquel espacio pequeño, cerrado, atestado de gente rabiosa por sangre, le había concedido a Atrus la experiencia suficiente como para prever, o al menos detectar a tiempo, todo tipo de ataques cobardes y desesperados. Esa mordida que el ratón arrinconado lanza contra el gato que está a punto de devorarle, ese último movimiento temerario de dañar al otro ya sin considerar el daño al propio cuerpo.
En su rápido y simple movimiento, Atrus se encomendó a la fortuna para que esta fuera una de esas veces en las que ganaba de mano al desesperado y salía del alcance de su acero.
De nuevo Atrus debía confiar su vida a su velocidad y agilidad, apuesta al menos mas segura que la misma en piel del espadachín que herido de muerte y pertrechado con kilos de acero y metal no podría rivalizar contra el bárbaro en velocidad de movimientos.
Luchar en la arena, en aquel espacio pequeño, cerrado, atestado de gente rabiosa por sangre, le había concedido a Atrus la experiencia suficiente como para prever, o al menos detectar a tiempo, todo tipo de ataques cobardes y desesperados. Esa mordida que el ratón arrinconado lanza contra el gato que está a punto de devorarle, ese último movimiento temerario de dañar al otro ya sin considerar el daño al propio cuerpo.
En su rápido y simple movimiento, Atrus se encomendó a la fortuna para que esta fuera una de esas veces en las que ganaba de mano al desesperado y salía del alcance de su acero.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
El desesperado movimiento del soldado de la Gran Villa fue previsto por el veterano guerrero de la arena del circo. Dio un rápido y ágil salto hacia atrás para interponer, al instante, sus espadas en la trayectoria del arma del moribundo soldado.
Las armas chocaron y el metal sonó al encontrar el metal pero, en ese momento, el tiempo para el gladiador se detuvo pues pudo ver como, a su alrededor, la batalla había terminado. Cornac y Kenneth habían acabado con los caballeros, rebanando el primero la cabeza del último de esos guerreros, mientras que el bárbaro de las dos hachas había abatido al otro soldado de la Villa, que aun luchaba, con dos certeros tajos al cuello.
Los arqueros habían rematado a cualquier posible superviviente con sus mortales disparos y, entonces, el soldado de la villa que se enfrentaba contra Atrus cayó al suelo convaleciente, derrotado por su cansancio y por el dolor de sus heridas pero sin soltar su espada.
-Matadme...- fue lo único que pudo escuchar Atrus de la boca de aquel desdichado hombre que yacía a sus pies, en mitad de un charco de sangre, pidiendo que su fin fuera rápido.
A él correspondía la gloria y el honor de haber matado a ese hombre y sus pertenencias, si así lo consideraba, pasarían a ser suyas. También podía decidir si ser clemente y acabar así con la vida de aquel desdichado o, por el contrario, dejarlo a su suerte para que muriera lentamente.
Las armas chocaron y el metal sonó al encontrar el metal pero, en ese momento, el tiempo para el gladiador se detuvo pues pudo ver como, a su alrededor, la batalla había terminado. Cornac y Kenneth habían acabado con los caballeros, rebanando el primero la cabeza del último de esos guerreros, mientras que el bárbaro de las dos hachas había abatido al otro soldado de la Villa, que aun luchaba, con dos certeros tajos al cuello.
Los arqueros habían rematado a cualquier posible superviviente con sus mortales disparos y, entonces, el soldado de la villa que se enfrentaba contra Atrus cayó al suelo convaleciente, derrotado por su cansancio y por el dolor de sus heridas pero sin soltar su espada.
-Matadme...- fue lo único que pudo escuchar Atrus de la boca de aquel desdichado hombre que yacía a sus pies, en mitad de un charco de sangre, pidiendo que su fin fuera rápido.
A él correspondía la gloria y el honor de haber matado a ese hombre y sus pertenencias, si así lo consideraba, pasarían a ser suyas. También podía decidir si ser clemente y acabar así con la vida de aquel desdichado o, por el contrario, dejarlo a su suerte para que muriera lentamente.
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Re: Encuentro esperado
Atrus piso con firmeza el puño que sostenía la espada de su moribundo enemigo mientras se alzaba vencedor sobre aquel enemigo derrotado (ni en el triunfo aparente el bárbaro abandonaba la prudencia del que arriesga su vida en el día a día),
Luego, sin miramientos, se inclino sobre aquel y al tiempo que apoyaba la gélida punta de su gladius en la base del cuello del espadario, le susurro con calma – Tranquilo muchacho, que la Muerte te espera para compartir la eternidad… -
Su pulso no tembló mientras enterraba el acero con lenta elegancia en el cogote del oponente.
Su espada bebería hasta saciarse mientras un sentimiento de grata costumbre invadía al bárbaro al sentir como su acero desgarraba carne y cartílago.
Sin otra parsimonia Atrus extrajo el acero de su fuente de sangre para limpiarlo en las telas del difunto; se levanto y apoyando su pie derecho sobre el pecho de aquel, enfundo sus filos y levanto un brazo al cielo con el puño cerrado y la musculatura tensa. No rugió su victoria, porque había sido poca meritoria, pero aquel era un triunfo, un golpe a los del valle, y aunque fuera apenas un rasguño en la cara de un ogro gigantesco, merecía ser festejado.
Devolvió su mirada al cadáver, a sus bolsillos, sus alforjas y sus aceros pero en los ojos de Atrus no estaba el brillo de la avaricia ni en su corazón el hambre de otro premio del que ya había obtenido; La muerte del otro y la supervivencia del mismo. La muerte había llamado y solo uno de los oponentes había respondido.
Luego, sin miramientos, se inclino sobre aquel y al tiempo que apoyaba la gélida punta de su gladius en la base del cuello del espadario, le susurro con calma – Tranquilo muchacho, que la Muerte te espera para compartir la eternidad… -
Su pulso no tembló mientras enterraba el acero con lenta elegancia en el cogote del oponente.
Su espada bebería hasta saciarse mientras un sentimiento de grata costumbre invadía al bárbaro al sentir como su acero desgarraba carne y cartílago.
Sin otra parsimonia Atrus extrajo el acero de su fuente de sangre para limpiarlo en las telas del difunto; se levanto y apoyando su pie derecho sobre el pecho de aquel, enfundo sus filos y levanto un brazo al cielo con el puño cerrado y la musculatura tensa. No rugió su victoria, porque había sido poca meritoria, pero aquel era un triunfo, un golpe a los del valle, y aunque fuera apenas un rasguño en la cara de un ogro gigantesco, merecía ser festejado.
Devolvió su mirada al cadáver, a sus bolsillos, sus alforjas y sus aceros pero en los ojos de Atrus no estaba el brillo de la avaricia ni en su corazón el hambre de otro premio del que ya había obtenido; La muerte del otro y la supervivencia del mismo. La muerte había llamado y solo uno de los oponentes había respondido.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
El combate, si podía llamarse así, terminó con la victoria total de los bandidos pues estos habían logrado acabar con todos los soldado de la Villa sin sufrir una sola baja aunque había varios heridos entre ellos. Sin duda la muerte aun no les había sonreído por lo que tendrían que esperar al momento en que se dignara a aparecer...
Eran, en total, siete guerreros y todos tomaron su parte del botín. Atrus había sido un gran devoto al enviar dos almas al otro lado en honor a la parca, por lo que a él le correspondían los botines de estos dos, así que amontonó todo lo que vio de valor e hizo un recuento.
El ballestero poseía cinco monedas de bronce, una cota de malla (intacta pues lo mató al impactarle en el cuello), una blanca y roja de la Villa (que llevaban todos los soldados) y un casco de hierro que dejaba el rostro al descubierto pero que cubría las orejas y la nuca. También tenía botas de cuero marrón y un pantalón rojo, manchado de sangre.
El soldado tenía seis monedas de bronce, una cota de malla rota, un casco de hierro como el del ballestero, una capa como la del ballestero, un puñal, una espada de mano, un escudo de la Villa y una lanza.
-Sois un buen guerrero- dijo Kenneth, tras la espalda de Atrus, al observar la carnicería que había montado el gladiador el solo- esos tiros con la gladius no se ven todos los días.
El resto de los presentes comenzaron a tomar su parte del botín salvo del carro que, obviamente, debería ser repartida entre ellos y el clan.
-¿A donde vamos ahora?- dijo Cornac, pertrechado ahora con otra espada y una buena bolsa de monedas obtenida de uno de los caballeros.
-Ahora tenemos que ir en busca de Baltersen y de nuestros hermanos. Tomaremos el carro y los caballos y marcharemos con todo lo que podamos cargar. Que cada uno tome lo que quiera, los despojos los dejaremos o los guardaremos si podemos conseguir algo por ellos.
Eran, en total, siete guerreros y todos tomaron su parte del botín. Atrus había sido un gran devoto al enviar dos almas al otro lado en honor a la parca, por lo que a él le correspondían los botines de estos dos, así que amontonó todo lo que vio de valor e hizo un recuento.
El ballestero poseía cinco monedas de bronce, una cota de malla (intacta pues lo mató al impactarle en el cuello), una blanca y roja de la Villa (que llevaban todos los soldados) y un casco de hierro que dejaba el rostro al descubierto pero que cubría las orejas y la nuca. También tenía botas de cuero marrón y un pantalón rojo, manchado de sangre.
El soldado tenía seis monedas de bronce, una cota de malla rota, un casco de hierro como el del ballestero, una capa como la del ballestero, un puñal, una espada de mano, un escudo de la Villa y una lanza.
-Sois un buen guerrero- dijo Kenneth, tras la espalda de Atrus, al observar la carnicería que había montado el gladiador el solo- esos tiros con la gladius no se ven todos los días.
El resto de los presentes comenzaron a tomar su parte del botín salvo del carro que, obviamente, debería ser repartida entre ellos y el clan.
-¿A donde vamos ahora?- dijo Cornac, pertrechado ahora con otra espada y una buena bolsa de monedas obtenida de uno de los caballeros.
-Ahora tenemos que ir en busca de Baltersen y de nuestros hermanos. Tomaremos el carro y los caballos y marcharemos con todo lo que podamos cargar. Que cada uno tome lo que quiera, los despojos los dejaremos o los guardaremos si podemos conseguir algo por ellos.
Kenneth- Fecha de inscripción : 01/11/2011
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Re: Encuentro esperado
Utilizando tientos y telas de las ropas de sus muertos, Atrus ato bultos y alforjas hasta que su “botín” estuviera bien envuelto y fuera fácil
de transportar, lo ato a uno de los lados del carro desenvolviéndose del asunto excepto por las monedas y la lanza (este ultimo objeto le tentó lo suficiente como para decidir llevarlo él mismo. Le serviría como bastón para el viaje y también, como tenia conocimientos del uso de aquel tipo de arma, para el combate. Hacia tiempo que no luchaba con lanza, pero sabia que podía llegar a resultar un arma letal en manos diestras.
A lo demás podía darle poco uso más que venderlas o cambiarlas a algún mercenario, o bárbaro, que encontrase en su camino, sobretodo luego de oír los planes de ir en busca de aquel nombre. Nombre conocido para él por compartir origen y, en parte, objetivos… Aunque no le conocía en persona, sabia del tal Baltersen. Y tenía bastantes opiniones formadas sobre aquel.
Atrus sonrio ante el elogio de Kenneth, y lejos de sentir humildad o vergüenza inflo el pecho para realizar un marcado asentimiento con su cabeza y lanzar un profuso - ciertamente – a aquella referencia a cuanto luchaba. Su ego era infinito, lo reconocía con orgullo.
Sopesando la lanza entre sus manos, Atrus se mostro dispuesto a marchar nuevamente, aunque no sin antes buscar con la mirada a la arquera para luego, con gesto distraido y por pura casualidad, andar unos pasos distraidos hasta acercarse a aquella para un segundo encuentro.
de transportar, lo ato a uno de los lados del carro desenvolviéndose del asunto excepto por las monedas y la lanza (este ultimo objeto le tentó lo suficiente como para decidir llevarlo él mismo. Le serviría como bastón para el viaje y también, como tenia conocimientos del uso de aquel tipo de arma, para el combate. Hacia tiempo que no luchaba con lanza, pero sabia que podía llegar a resultar un arma letal en manos diestras.
A lo demás podía darle poco uso más que venderlas o cambiarlas a algún mercenario, o bárbaro, que encontrase en su camino, sobretodo luego de oír los planes de ir en busca de aquel nombre. Nombre conocido para él por compartir origen y, en parte, objetivos… Aunque no le conocía en persona, sabia del tal Baltersen. Y tenía bastantes opiniones formadas sobre aquel.
Atrus sonrio ante el elogio de Kenneth, y lejos de sentir humildad o vergüenza inflo el pecho para realizar un marcado asentimiento con su cabeza y lanzar un profuso - ciertamente – a aquella referencia a cuanto luchaba. Su ego era infinito, lo reconocía con orgullo.
Sopesando la lanza entre sus manos, Atrus se mostro dispuesto a marchar nuevamente, aunque no sin antes buscar con la mirada a la arquera para luego, con gesto distraido y por pura casualidad, andar unos pasos distraidos hasta acercarse a aquella para un segundo encuentro.
Óptimo Máximo- Fecha de inscripción : 17/12/2009
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Re: Encuentro esperado
El gladiador tomó todas sus nuevas pertenencias y las guardó, debidamente, en el interior de los macutos que había creado con las capas de los guerreros de la Villa. Aun no se habían repartido las partes del botín del carromato pero, tras abrirlo, los bárbaros vieron que en su interior había un gran cofre lleno de monedas de bronce.
-Aquí están los tributos de los campesinos para la Gran Villa.. La mitad corresponde a la hermandad y el resto a partes iguales entre todos nosotros- dicho esto Kenneth, pues era el que tenía el respeto de todos, comenzó a darle a cada uno su parte y a Atrus le correspondió un total de 50 monedas de bronce.
Aquel era un gran botín, posiblemente la mayor cantidad de dinero que Atrus había tenido entre sus manos en toda su vida y aunque sabía que en el fondo tampoco era tanto para él podía suponer una temporada sin preocuparse por nada.
-Ahora iremos en busca de Baltersen... Tardaremos unos días en llegar al Bosque Antiguo. - aquel bosque, situado al sur del Valle, parecía ser el hogar de la hermandad de Baltersen. Aquel hombre que tanto odio, respeto y temor evocaba entre los guerreros de Aenor.
-Vaya... Veo que habéis cobrado buenas piezas... - dijo desinteresadamente la mujer llamada Elissa al ver como Atrus se había acercado a ella, sutilmente, cuando ya estaban de camino hacia el bosque. Habían tomado el carro y todas las pertenencias que podían haber cargad y ya solo era cuestión de tiempo, y de suerte, que llegaran hasta allí.
-Aquí están los tributos de los campesinos para la Gran Villa.. La mitad corresponde a la hermandad y el resto a partes iguales entre todos nosotros- dicho esto Kenneth, pues era el que tenía el respeto de todos, comenzó a darle a cada uno su parte y a Atrus le correspondió un total de 50 monedas de bronce.
Aquel era un gran botín, posiblemente la mayor cantidad de dinero que Atrus había tenido entre sus manos en toda su vida y aunque sabía que en el fondo tampoco era tanto para él podía suponer una temporada sin preocuparse por nada.
-Ahora iremos en busca de Baltersen... Tardaremos unos días en llegar al Bosque Antiguo. - aquel bosque, situado al sur del Valle, parecía ser el hogar de la hermandad de Baltersen. Aquel hombre que tanto odio, respeto y temor evocaba entre los guerreros de Aenor.
-Vaya... Veo que habéis cobrado buenas piezas... - dijo desinteresadamente la mujer llamada Elissa al ver como Atrus se había acercado a ella, sutilmente, cuando ya estaban de camino hacia el bosque. Habían tomado el carro y todas las pertenencias que podían haber cargad y ya solo era cuestión de tiempo, y de suerte, que llegaran hasta allí.
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Re: Encuentro esperado
Atrus andaba con calmada paz junto al carro, aunque procuraba prestar mas atención a su entorno de la que los anteriores
propietarios de aquel habían prestado, para salvarse del mismo destino. Ser abatido por una saeta perdida en una emboscada, sin poder siquiera mirar a su asesino a los ojos antes de desvanecerse era una de las muertes mas aterradoras y faltas de gloria que Atrus podía imaginarse. Prefería morir bien matado por un martillo o hacha de guerra que le destruyera el cuerpo junto con el espíritu.. una bonita y desprolija forma de morir… Igual, había una fuerza superior que decidiría por él, por lo que no estaba para entregarse a tales meditaciones.
- Resulta que si. – respondió Atrus a su compañera con falsa humildad – y cuestión que hubieran sido más si tus varitas afiladas no hubieran matado a tantos. – ataco sin verdaderas ganas de discutir.
- Entonces – dijo para cambiar de tema antes de que aquella replicara – ¿Conoces al tal Baltersen en persona? Seguro derrocha simpatía… - zanjo irónico para dejarla hablar.
propietarios de aquel habían prestado, para salvarse del mismo destino. Ser abatido por una saeta perdida en una emboscada, sin poder siquiera mirar a su asesino a los ojos antes de desvanecerse era una de las muertes mas aterradoras y faltas de gloria que Atrus podía imaginarse. Prefería morir bien matado por un martillo o hacha de guerra que le destruyera el cuerpo junto con el espíritu.. una bonita y desprolija forma de morir… Igual, había una fuerza superior que decidiría por él, por lo que no estaba para entregarse a tales meditaciones.
- Resulta que si. – respondió Atrus a su compañera con falsa humildad – y cuestión que hubieran sido más si tus varitas afiladas no hubieran matado a tantos. – ataco sin verdaderas ganas de discutir.
- Entonces – dijo para cambiar de tema antes de que aquella replicara – ¿Conoces al tal Baltersen en persona? Seguro derrocha simpatía… - zanjo irónico para dejarla hablar.
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Re: Encuentro esperado
El camino hasta el hogar de Baltersen era largo y les llevaría muchos días, quizás semanas, pero en buena compañía podría resultar muy llevadero. Aun así la mujer no se mostraba muy simpática con el gladiador aunque tampoco lo ignoraba, simplemente respondía a sus cuestiones sin dar pie a mayores conversaciones.
-Si, lo conozco... Tiene días buenos y malos, a veces es el mayor borracho de las fiestas y otras veces puede pasarse todo el rato a solas, sentado y sin hablar con nadie... Un hombre complicado y orgulloso- en la voz de la mujer se denotaba cierta admiración por aquel hombre, lo cual tampoco era de extrañar pues había logrado unir a montones de tribus, de paganos y de desarraigados en una causa común (robar, saquear y disfrutar de la vida a costa de las gente del Valle).
Aquel grupo, fundado por Baltersen, era conocido y temido por todas las gentes del Valle aunque aun no habían realizado, realmente, actos de gran calibre pues por el momento se contentaban con robar y saquear pequeñas caravanas de mercaderes o a los cobradores de algún tributo. Aun ni se habían atrevido a hacer frente, de forma frontal, a los caballeros y nobles del Valle aunque por otro lado era lógico ya que no contaban ni con caballería, ni con equipo ni con maquinaria de asedio para tomar ciudades, castillos, etc.
De las montañas del sur tampoco se sabía mucho... Las tribus seguían con sus luchas intestinas pero la fama de un tal Harald hijo de Orld estaba ganando cada vez mas terreno. Por otro lado parecía que los piratas paganos estaban organizándose en torno a una capitana, una mujer, una pirata que se atrevía a asolar las costas vírgenes del lejano norte del Valle.
-Este botín será muy bien recibido muchachos... Nos espera una buena fiesta- dijo Brayen, uno de los bárbaros presentes que había luchado con las dos hachas junto a Atrus.
Kenneth, mientras tanto, había vuelto a su casi habitual aislamiento y seriedad... No parecía estar muy alegre aunque, el botín, lo había animado un poco pero ni Cornac, que parecía ser su mejor y mas alegre amigo, podía sacarle mas de dos palabras. Montaban ambos sobre caballos al haber logrado acabar con sus jinetes mientras que los demás bárbaros iban a pie o sobre el carro.
-Si, lo conozco... Tiene días buenos y malos, a veces es el mayor borracho de las fiestas y otras veces puede pasarse todo el rato a solas, sentado y sin hablar con nadie... Un hombre complicado y orgulloso- en la voz de la mujer se denotaba cierta admiración por aquel hombre, lo cual tampoco era de extrañar pues había logrado unir a montones de tribus, de paganos y de desarraigados en una causa común (robar, saquear y disfrutar de la vida a costa de las gente del Valle).
Aquel grupo, fundado por Baltersen, era conocido y temido por todas las gentes del Valle aunque aun no habían realizado, realmente, actos de gran calibre pues por el momento se contentaban con robar y saquear pequeñas caravanas de mercaderes o a los cobradores de algún tributo. Aun ni se habían atrevido a hacer frente, de forma frontal, a los caballeros y nobles del Valle aunque por otro lado era lógico ya que no contaban ni con caballería, ni con equipo ni con maquinaria de asedio para tomar ciudades, castillos, etc.
De las montañas del sur tampoco se sabía mucho... Las tribus seguían con sus luchas intestinas pero la fama de un tal Harald hijo de Orld estaba ganando cada vez mas terreno. Por otro lado parecía que los piratas paganos estaban organizándose en torno a una capitana, una mujer, una pirata que se atrevía a asolar las costas vírgenes del lejano norte del Valle.
-Este botín será muy bien recibido muchachos... Nos espera una buena fiesta- dijo Brayen, uno de los bárbaros presentes que había luchado con las dos hachas junto a Atrus.
Kenneth, mientras tanto, había vuelto a su casi habitual aislamiento y seriedad... No parecía estar muy alegre aunque, el botín, lo había animado un poco pero ni Cornac, que parecía ser su mejor y mas alegre amigo, podía sacarle mas de dos palabras. Montaban ambos sobre caballos al haber logrado acabar con sus jinetes mientras que los demás bárbaros iban a pie o sobre el carro.
Kenneth- Fecha de inscripción : 01/11/2011
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Re: Encuentro esperado
"Un hombre capaz, pero insuficiente" Pensó Atrus sin materializar aquel pensamiento en el dialogo con su interlocutora; probablemente aquella le admirara y por tanto no era bueno jugarsela a dar una mala opinión del referido a un miembro de su rebaño.
Pero eso era lo que Atrus pensaba. Él habia escuchado bastantes anecdotas del otro. Las tabernas y bajas barriadas pululaban de rumores cuando aquel asaltaba alguna caravana o patrulla del valle forjandole una reputación de enemigo de la nobleza y las instituciones: Pero Atrus solo veia, en aquellas acciones, a un hombre capaz de juntar una banda de bandidos profesionales para hacerse con modestas riquezas. Incapaz de cumplir el destino del pueblo barbaro: unir tribus, formar una horda y saquear hasta la ultima ciudad, aldea y castillo del valle.
Atrus no habia prometido sus aceros a una banda de salteadores, lo tenia bien claro, y sabia por tanto que luego de llegar y dejarse llevar por las ordenes de Baltersen deberia cambiar el modus operandi de aquellas gentes, debian pasar al siguiente nivel, y si el gran caudillo no los llevaba alli, Atrus lo haria por aquel.
-Ya tocará conocerle - dijo entonces Atrus para zanjar el tema con la muchacha. No era prudente plantear sus disconformidades en aquel momento.
Atrus miro a los jinetes con cierta envidia al tiempo que devolvia su mirada a la lanza que le servia de baston en aquel largo viaje andando junto al carro. Para la proxima apuntaria a el enemigo más conveniente, en lugar del más peligroso, debia recordarlo...
Pero eso era lo que Atrus pensaba. Él habia escuchado bastantes anecdotas del otro. Las tabernas y bajas barriadas pululaban de rumores cuando aquel asaltaba alguna caravana o patrulla del valle forjandole una reputación de enemigo de la nobleza y las instituciones: Pero Atrus solo veia, en aquellas acciones, a un hombre capaz de juntar una banda de bandidos profesionales para hacerse con modestas riquezas. Incapaz de cumplir el destino del pueblo barbaro: unir tribus, formar una horda y saquear hasta la ultima ciudad, aldea y castillo del valle.
Atrus no habia prometido sus aceros a una banda de salteadores, lo tenia bien claro, y sabia por tanto que luego de llegar y dejarse llevar por las ordenes de Baltersen deberia cambiar el modus operandi de aquellas gentes, debian pasar al siguiente nivel, y si el gran caudillo no los llevaba alli, Atrus lo haria por aquel.
-Ya tocará conocerle - dijo entonces Atrus para zanjar el tema con la muchacha. No era prudente plantear sus disconformidades en aquel momento.
Atrus miro a los jinetes con cierta envidia al tiempo que devolvia su mirada a la lanza que le servia de baston en aquel largo viaje andando junto al carro. Para la proxima apuntaria a el enemigo más conveniente, en lugar del más peligroso, debia recordarlo...
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