Reunión de Paladines

por **Norbert** Jue Mar 18, 2010 5:44 pm

El sol se alzaba en su cénit cuando Krom, seguido por la turba de zombis, llegó a la Puerta Norte de Irien. El movimiento en esta era mucho mayor que cuando partio la última vez de allí y el número de poseídos era ampliamente superior al de su pasada visita.

En el centro de ese campamento se alzaba una carpa, la cual tenía dimensiones titánicas, y a su alrededor se alzaban montones de estandartes y pendones, así como simbolos heréticos de los espiritus malignos.

El número de tiendas menores era respetable, tampoco era gigantesco pero si el suficiente como para alvergar una buena tropa, y Krom sabía que todas esas tropas no marcharían con ellos por el simple motivo de que Azufel no era tan poderoso y por que dudaba que la batalla que iba a tener lugar fuera tan "importante" como para mover a todo el ejercito.

Cuando llegaron al campamento el heraldo de la muerte de Azufel, el cual le había comunicado el llamado de guerra, los recibio sobre su negro caballo demoníaco como había hecho en otras ocasiones y le saludo rapidamente diciendo:

-Salve Krom Midgard, veo que habeis acudido al llamado como estaba previsto pero son pocas las tropas que traes...

-Han venido todos los que debían venir, ni una mas y ni uno menos.

Esa fue la cortante y directa respuesta del paladín que fue conducido tras ello hacia la tienda principal en la cual le esperaba Azufel y el resto de su plebe...

Los poseídos no se andaban por las ramas, había una batalla que ganar y las meras ceremonias sobraban.

por **Norbert** Jue Mar 18, 2010 6:09 pm

Una gran mesa presidía la parte central del lugar y Krom se sentó en la mitad de uno de los laterales de esta, donde podía observar con facilidad un mapa que había desplegado sobre esta y que correspondía claramente con la Ruinosa Irien actual.

Azufel presidía la mesa, desde un punto por el que podía observar y ver a la cara a todos los presentes, y era un caballero de elevada estatura pero de pequeños hombros, de cuerpo fibroso y no muy musculoso que portaba una cómoda y manipulable armadura negra que no importunaba sus movimientos. Sus ojos eran negros como el carbón, al igual que su pelo, por lo que contrastaban enormemente con su pálida tez blanca como la nieve pues parecía carente de todo rastro de vida.

Alrededor de Krom había varios paladines, unos diez en total, y todos permanecían en silencio a la espera de que su "señor" hablara.

-Todos han sido convocados a este consejo para llevar a cabo una gran y noble tarea, tomaremos el viejo puente de Alasir. Antiguamente, como veran en este mapa, por el pasaba un río pero ahora este está mas que seco. El puente es uno de los principales puntos de acceso para tomar la Plaza Central que hace poco conquistaron los mortales y con él podremos atacarlo y tomarlo.

La voz de ese paladín influía notablemente en los presentes, que se sintieron animados y seguros con sus palabras y no por el significado de estas sino por su entonación, sonoridad y musicalidad pues ese hombre tenía algo que le permitía convenzer a los hombres y llevarlos a su terreno aunque solo dijera grandes falacias facilmente descifrables... Krom lo sentía y no podía evitar sentirse cautivado por sus palabras pero no se dejó llevar por esos caminos, mantuvo firme su consciencia y pensó que lo único que anhelaba ese caballero era glorificarse a costa de los paladines que habían tenido que acudir a su llamado.

Su poder era mayor que el suyo y aunque no le gustaba, debía obedecer pero ya llegaría su momento...

-¿Cual es el plan?

Dijo Krom pues quería ir al grano de la cuestión, era directo y quería terminar con ese politiqueo lo antes posible para rebanar un par de cabezas...

Azufel mostró una sutil muestra de molestia ante esa pregunta, quizás porque no le gustaba que le interrumpieran o quizás porque no le había caído bien Krom pero contestó con la misma voz de antes diciendo:

-Contamos con más de mil efectivos, con ellos podremos tomar sobradamente ese puesto, por lo que nos dividiremos en dos grupos. El primero esta formado por 450 zombis y 300 poseídos y marcharán directamente hacia el puente. No hay una gran defensa pues los mortales no esperan nuestra llegada... Por otro lado 300 zombis y 100 poseídos mas avanzaran haciendo un movimiento de pinza alrededor del primer grupo para tomar la vieja ribera del río y llegar hasta la otra orilla, como el río se secó no tendrán muchos problemas y por último el resto del ejercito avanzará por esta calle de aquí- dijo mientras la señalaba en el mapa- para distraer las atenciones de los humanos, este grupo estará compuesto fundamentalmente por zombis...

Tras decir todo esto Azafel comenzó a asignarla a cada paladín un grupo u zona, casualmente los paladines mas poderosos fueron asignados a las zonas mas "honorables" y peligrosas...

Krom por su parte, no era ni poderoso ni débil pero quizás no debería haber hablado pues fue enviado en el primer grupo de ataque del puente, su misión era tomarlo desde la vanguardia en mitad de los clamores de la batalla... Justo lo que quería realmente y aunque peligroso y "casual" no se lamentaba.

por **Norbert** Jue Mar 18, 2010 8:36 pm

Krom había sido encomendado a la capitanía del primer grupo de asalto, los que tendrían el honor de entablar la batalla en primer lugar, y su misión sería avanzar hacia el puesto de los humanos en el puente y tomarlo a toda costa y a cualquier precio.

Serían los primeros en sentir el fragor de la batalla, en escuchar los gritos de dolor y los lamentos de piedad, serían los primeros en ejecutar a los vencidos y en atravesar a los mortales...

La gloria de la victoria sería para Azufel pero el obtendría algo casi o más valioso que aquello... Obtendría los cráneos de sus enemigos, obtendría el poder de estos, obtendría el placer de segar cientos de vidas, obtendría la gloria que solo se puede obtener luchando en la vanguardia y el aprecio de los poseídos que lucharan junto a él.

Y todo estaba dispuesto ya, le habían asignado un reducido número de poseídos (unos 40) armados decentemente que pertenecían a uno de los escuadrones de Azufel que apoyarían a sus zombies, a los cuales no les daba una gran esperanza de no-vida.

No confiaba en aquellos hombres pero haría que ellos si confiaran en él y si algo le llamo la atención de todos los preparativos fue la siniestra figura de un ser pequeño y escualido ataviado con una harapienta y manchada túnica descolorida que ahora era marron y que portaba consigo una vara de extraña forma artificial pues sentía en ese ser un poder dificil de describir.

Y con todo aquello marchó hacia la batalla, al frente de su compañía, y tras la estela del grupo principal comandado por Azufel. No tardarían en llegar, solo unas horas, y cuando lo hicieran la sangría comenzaría.

por Invitado Vie Mar 19, 2010 12:56 am

Los años de guerra pesaban en las carnes de aquel ser que se encontraba entre el reducido pelotón de Poseidos. Sus vestimentas eran sencillas, de colores oscuros y tonos grisáceos, una cota de malla, hombreras y botas de cuero, y una capucha que ocultaba la mitad superior de su rostro.
Su zurda siempre se encontraba oculta tras un harapiento trozo de tela que, en un pasado, sirvió de capa... Pero que en ese momento solo era un simple handrajo lleno de rotos.
Con ciertos aires de ligereza, avanzando entre la muchedumbre de poseidos y zombies, aquel espectro oculto se acercó sigilosamente al paladín que los comandaba. Sintiendo a cada paso aquella sensación de euforia y adrelalina que solía dejar en sus labios aquel arte, la guerra.

-Los humanos son impredecibles. Aunque teniendo en cuenta el factor sorpresa y nuestro reducido número, podremos avanzar bastante sin ser vistos - Comentó en una no muy elevada voz que posiblemente sería ignorada por el paladín.

Aquel ser dirijió una furtiva mirada al paladín, dando muestras de sus inexistentes modales y aprecio por cualquier Poseido superior en rango. - Eres el decimotercer Paladín al que voy a servir. Espero que dures más que los anteriores - Musitó observándole mientras continuava avanzando, reflejando a su vez, una maqueavélica risa.

por **Norbert** Vie Mar 19, 2010 1:37 am

La horda marchaba a paso ligero, Azufel los había dejado avanzar a la vanguardia de todo el ejercito para ir organizando a todas las tropas mientras avanzaban, y no tardarían mucho tiempo en llegar a su objetivo, un par de horas a lo sumo.

Por la mente de Krom solo había un pensamiento... Solo había un deseo... Solo había un anhelo... Y esos deseos e impulsos no eran mas que los que le llamaban a luchar, a sentir el olor de la sangre y el dolor y los gritos de los caídos, deseaba sentir como caían uno tras otro los mortales bajo los golpes certeros de su hacha y en general deseaba dejarse llevar por la furia asesina que lo dominaba durante la batalla.

Y fue entonces cuando escucho al insolente soldado, un poseído con la lengua demasiado larga y que posiblemente no la conservara durante demasiado tiempo... Su insolencia era muy elevada pero todo en esta vida tenía un precio y por ello cuando le respondio lo hizo con una voz que no dejaba ninguna duda sobre su seriedad y sobre su falta de compasión a la hora de ejecutar una orden:

-No se si volveré a vivir otra batalla como la próxima pero si se que los que son como tú no suelen durar mucho en el campo de batalla. Y también se que cuando una lengua es demasiado larga la mejor solución ante ese problema es cortarla...

Y tras esas divagaciones, en voz alta, que el insolente escucharía a la perfección Krom vería en la lejanía como se alzaba ante ellos el puente que debían tomar antes de la salída del próximo amanecer y con cierto pesar, pues deseaba entablar ya el combate, mandó a la tropa parar con un simple gesto de su mano.

por Invitado Vie Mar 19, 2010 1:49 am

- Que ironía que digas eso... - Musitó entre unas casi insonoras carcajadas, y con un extraño tono de voz mucho más grave que el anterior. - Que la batalla no nuble tu juicio, sino, llevarás a todos estos no-muertos a un trágico e inevitable final. - Fueron las últimas palabras de aquel ente, expresadas con la normalidad habitual de su voz.

Retrocedió algunos pasos, perdiéndose entre la muchedumbre de soldados (quienes avanzaban siguiendo a Krom).
Con espada en mano, prosiguió caminando tras otros poseidos, observando el panorama que se les anteponía a ellos. Aquellos, siervos de Azulef entre los cuales se encontraba Fenrir, cada vez estaban más cerca de la violencia, sangre y el terror de la guerra... Conducidos por un extravagante Paladín de aptitud un tanto agresiva... No extraño de esperar viniendo de un Poseido de tal calaña.