Atando cabos sueltos...
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Mundos Paralelos :: La costa :: Tyriel
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Atando cabos sueltos...
Ahyol se alejó del joven caballero una vez se despidió de este. El caballero proporcionaría defensa, un poco de dinero y un caballo para poder irse de Tyriel. El joven ladrón siempre tuvo una perspectiva de mundo muy pequeña. Siempre quiso explorar fuera de Tyriel, pero nunca tuvo como salir de allí y menos una razón... no había razón para abandonar Tyriel. Había sido su hogar. Lo había mantenido vivo y lo había forjado por muchos años. Pero ya no más... eso basta como razón para irse. Querer explorar el mundo, como lo hacía antes... cuando su madre vivía.
Antes de irse había que terminar un par de cosas. Para empezar... el trabajo que había aceptado. No podía partir a un viaje sin dinero. El trabajo tenía que ser terminado esta noche.
El joven caminó por los oscuros callejones y entre el olor a ratas, sudor y basura para llegar a la casa del Cojo. El joven debía idear una manera de entrar. Observó la casa y dió un par de vueltas. Vió a los guardais postrados. Tardó unos 20 minutos en darle la vuelta a la casa, que, apesar de que podría haberlo hecho en mucho menos tiempo, no podía darse el lujo de que los guardais vieran a alguien rondando por ahi. Al final, Ahyol vio que tenía 3 opciones.
La casa era de 3 pisos y rodeada de una pared de roca mal construida, pero suficiente para diesmar a un ladronzuelo cualquiera. Estaba muy mal construida y pareciera que varias partes se caían a pedazos. No se podía esperar mucho más en Barrio Bajo de Tyriel, aunque para ese lugar aquella guarida era casi un palacio.
Las 3 opciones eran las siguientes:
Una era intentar escalar el unico y pequeño punto ciego de la pared este de la casa mientras el guardia se movía para hacer su ronda, para luego ingresar por una de las pocas ventanas.
Escalar una torre en ruinas de una vieja iglesia de junto y de allí saltar al techo.
Intentar entrar por el desagüe, si es que había camino posible hasta el interior de la casa.
Ninguna de las vías era muy sutil y todas eran peligrosas. Pero Ahyol tenía queh acer su elección... mientras tanto, veía a los guardias moverse de ventana en ventana y hacer recorridos frente a la entrada. Contó 6 guardias, fornidos y bien armados.
Pero había que atar los cabos sueltos...
Antes de irse había que terminar un par de cosas. Para empezar... el trabajo que había aceptado. No podía partir a un viaje sin dinero. El trabajo tenía que ser terminado esta noche.
El joven caminó por los oscuros callejones y entre el olor a ratas, sudor y basura para llegar a la casa del Cojo. El joven debía idear una manera de entrar. Observó la casa y dió un par de vueltas. Vió a los guardais postrados. Tardó unos 20 minutos en darle la vuelta a la casa, que, apesar de que podría haberlo hecho en mucho menos tiempo, no podía darse el lujo de que los guardais vieran a alguien rondando por ahi. Al final, Ahyol vio que tenía 3 opciones.
La casa era de 3 pisos y rodeada de una pared de roca mal construida, pero suficiente para diesmar a un ladronzuelo cualquiera. Estaba muy mal construida y pareciera que varias partes se caían a pedazos. No se podía esperar mucho más en Barrio Bajo de Tyriel, aunque para ese lugar aquella guarida era casi un palacio.
Las 3 opciones eran las siguientes:
Una era intentar escalar el unico y pequeño punto ciego de la pared este de la casa mientras el guardia se movía para hacer su ronda, para luego ingresar por una de las pocas ventanas.
Escalar una torre en ruinas de una vieja iglesia de junto y de allí saltar al techo.
Intentar entrar por el desagüe, si es que había camino posible hasta el interior de la casa.
Ninguna de las vías era muy sutil y todas eran peligrosas. Pero Ahyol tenía queh acer su elección... mientras tanto, veía a los guardias moverse de ventana en ventana y hacer recorridos frente a la entrada. Contó 6 guardias, fornidos y bien armados.
Pero había que atar los cabos sueltos...
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Lugar de Nacimiento : Tyriel
Títulos : Músico
Renombre : Desconocido.
Re: Atando cabos sueltos...
- Spoiler:
- OFF: Volveré a repetirlo, con paciencia y tesón, las descripciones de los lugares, los pnj, las posibilidades que ve tu personaje y todo lo relativo a lo que ocurra alrededor de tu personaje lo controlo yo. Tu tomas las decisiones e interactuas con el mundo pero yo lo controlo.
No te obligaré a editar, por el momento, pero deja de hacer esas cosas o en el futuro te obligaré a editar estos macro-post.
Realmente la situación era muy peliaguda para Ahyol pues debía cumplir la misión en una noche y no en las tres que había tenido anteriormente. La entrada principal de la casa estaba custodiada por dos guardias y, como ya había visto, había guardias vigilando los pisos superiores ¿Donde estaría el hombre que buscaba? Ahyol no tenía ni la mas remota idea; podría estar en el piso superior, el inferior, en un sótano, etc.
Aun no había sido visto pero, obviamente, lo esperaban pues sabían que enviarían a alguien a cobrar lo que habían prestado pero, curiosamente, había cosas que no terminaban de cuadrar al ladrón... Aquel hombre parecía rico, al menos para los cánones de Tyriel, así que...¿Por que mandar alguien como él a cobrarle? ¿Cuanto dinero debía?
Se encontraba tras una esquina, al otro lado de la calle, debía cuidar bien por donde iba, que camino tomaba y como accedía al lugar. Aun era de noche aunque solo quedaban unas horas para el amanecer (unas cuatro o cinco) por lo que no podía entretenerse y si se equivocaba aquellos guardias no dudarían en matarlo para cobrar su mal contado sueldo.
Con algo de suerte quizás podría saltar sobre el muro que rodeaba la casa para caer sobre el jardín interior...
- Spoiler:
- OFF:
Debes saber que al tomarte estas libertades en tus descripciones has variado todo el curso de tu trama. Ello no es ni bueno ni malo pero es diferente y me obligas a inprobisar aunque, obviamente, tampoco es molestia para mi pero debes saber que el futuro no debes seguir con este método.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Lugar de Nacimiento : soy eterno, no nací.
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Renombre : Desconocido.
Re: Atando cabos sueltos...
-Mierda, no tengo muchas opciones.- Pensó el joven ladrón. Después de analizar un rato, las otras vías no se veían tan factibles como al principio le habían parecido. Aún escondido entre la oscuridad, se movió hasta uno de los primeros puntos en los que estuvo.
Ahyol a final de cuentas se decidió por el jardin. Era lo más directo que había y la verdad no tenía mucho tiempo que perder, pues no sabía que hora era ni cuando amanecería. Debía encontrarse con Amroth más tarde y honestamente no creía qe este le esperaría. Ahyol intentó esperar hasta que uno de los guardias se distrajese para aprovechar la oportunidad y salir corriendo hasta la muralla.
Corrió con mucho cuidado sobre la calle para que sus pisadas no hiciesen ruido, intentando no por eso perder velocidad. Una vez llegó a la muralla, puso un pie sobre esta y lo usó para impulsarse hacia arriba intentando llegar al borde para poder garrarse y subir. Si llegaba arriba, intentaría encontrar rápidamente un punto para aterrizar al otro lado, antes de que los guardias lo vieran meterse en la casa. Si lo veían entrar, estaría perdido, pues quizá no tendría como salir luego y ahí estaría perdido. Siempre era trabajo peligroso.
Ahyol a final de cuentas se decidió por el jardin. Era lo más directo que había y la verdad no tenía mucho tiempo que perder, pues no sabía que hora era ni cuando amanecería. Debía encontrarse con Amroth más tarde y honestamente no creía qe este le esperaría. Ahyol intentó esperar hasta que uno de los guardias se distrajese para aprovechar la oportunidad y salir corriendo hasta la muralla.
Corrió con mucho cuidado sobre la calle para que sus pisadas no hiciesen ruido, intentando no por eso perder velocidad. Una vez llegó a la muralla, puso un pie sobre esta y lo usó para impulsarse hacia arriba intentando llegar al borde para poder garrarse y subir. Si llegaba arriba, intentaría encontrar rápidamente un punto para aterrizar al otro lado, antes de que los guardias lo vieran meterse en la casa. Si lo veían entrar, estaría perdido, pues quizá no tendría como salir luego y ahí estaría perdido. Siempre era trabajo peligroso.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Lugar de Nacimiento : Tyriel
Títulos : Músico
Renombre : Desconocido.
Re: Atando cabos sueltos...
La idea de Ahyol, muy simple, en ocasiones podía resultar ser lo más efectivo y, en el fondo, en esa ocasión no se equivoca ya que años de dura vida en las calles habían curtido su cuerpo para saltar sobre tejados, escalar muros y correr a gran velocidad.
El ladrón de los barrios bajos, músico en ratos libres, apoyó firmemente su pie derecho en la pared y con un buen impulso agarró la cornisa del muro para pasar al otro mano con el balanceo de su cuerpo.
Saltó, de esta manera, al jardín que había al otro lado para mirar a su alrededor y ver lo que le rodeaba. Había césped por todas partes pero este estaba mal cuidado y se había secado por algunas partes, también había un árbol a mitad de camino entre el muro y la casa (un roble de gran tamaño) y algún que otro arbusto junto al camino de la entrada que llevaba hasta la puerta de la casa.
Había dos guardias junto a la entrada de la casa y esta estaba a unos diez metros, aun no se habían fijado en él pero el ruido de su llegado los había alertado y ahora miraban a todas partes en su busca así que no tardarían en dar con él.
La casa, por otro lado, tenía un jardín lateral y trasero y podía intentar llegar a este aunque, desde su perspectiva, no veía que podía encontrar en ellos ya que estaba frente a la casa.
Las ventanas bajas de la casa estaban cerradas y las de las plantas superiores estaban abiertas...
El ladrón de los barrios bajos, músico en ratos libres, apoyó firmemente su pie derecho en la pared y con un buen impulso agarró la cornisa del muro para pasar al otro mano con el balanceo de su cuerpo.
Saltó, de esta manera, al jardín que había al otro lado para mirar a su alrededor y ver lo que le rodeaba. Había césped por todas partes pero este estaba mal cuidado y se había secado por algunas partes, también había un árbol a mitad de camino entre el muro y la casa (un roble de gran tamaño) y algún que otro arbusto junto al camino de la entrada que llevaba hasta la puerta de la casa.
Había dos guardias junto a la entrada de la casa y esta estaba a unos diez metros, aun no se habían fijado en él pero el ruido de su llegado los había alertado y ahora miraban a todas partes en su busca así que no tardarían en dar con él.
La casa, por otro lado, tenía un jardín lateral y trasero y podía intentar llegar a este aunque, desde su perspectiva, no veía que podía encontrar en ellos ya que estaba frente a la casa.
Las ventanas bajas de la casa estaban cerradas y las de las plantas superiores estaban abiertas...
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Atando cabos sueltos...
-Vamos!.- Pensó Ahyol mientras el impulso le llevaba hacia arriba y estiraba sus manos para lograr tomar el borde de la pared. A pesar de que no era muy alta, siempre había que tener cuidado con ese tipo de cosas y silencio, mucho silencio. Al llegar arriba, el joven simplemente pasó las piernas de un lado al otro para luego dejarse cae al suelo, aterizando con las puntas de sus pies y usando las manos. Aún así, hizo un poco de ruido. Al caer intentó encontrar un lugar para esconderse, pero no había nada cerca. Solo él y una pared. Lo bueno es que estaba oscuro y Ahyol, por su ropa, no se notaba mucho en la oscuridad. Permaneció agazapado como un gato que intenta cazar, pero se dio cuenta de algo.
-Guardias...- Pensó por un instante. Al parecer 2 de ellos tenía mejor oído de lo que el joven ladrón pensaba. Su instinto le dicataba correr y esconderse, pero al mirar a los lados vió que no tenía escapatoria. No podía tampoco volver a subir la pared.
Un poco más allá, vio un árbol. Se colocó detrás de él, cosa de que el árbol bloquease la línea de vision entre los guardias y Ahyol. Pero no tenía mucho tiempo, sabía que se acercaban.
Ahyol observó las ventanas.... cerradas.
Observó a los lados y lo único que vió fue un acceso a lo que parecía ser el otro lado de la casa. Tenía una oportunidad, pero tenía que ser rápido. Llegar allí en cosa de segundos.
El ladronzuelo necesitaba más que solo correr. Sacó una moneda de su bolsa. Suspiró cortamente, y la lanzó a un par de metros más allá, esperando que el sonido tintineante de una moneda los distrajese o les pareciese suficientemente extraño como para distraerse el tiempo suficiente, aunque fuera un par de segundos. Una vez lanzada, correría hasta el patio trasero, esperanque que no hubisen guardias, o que al menos pudiese esconderse... Debía pensar rápido en una forma de meterse a la casa pues con las ventanas de abajo cerradas, quizá tendría que escalar hasta el segundo piso y eso no lo haría en "segundos"... ahora el destino estaba en manos del Creador y la suerte...
-1 Moneda de Bronze
-Guardias...- Pensó por un instante. Al parecer 2 de ellos tenía mejor oído de lo que el joven ladrón pensaba. Su instinto le dicataba correr y esconderse, pero al mirar a los lados vió que no tenía escapatoria. No podía tampoco volver a subir la pared.
Un poco más allá, vio un árbol. Se colocó detrás de él, cosa de que el árbol bloquease la línea de vision entre los guardias y Ahyol. Pero no tenía mucho tiempo, sabía que se acercaban.
Ahyol observó las ventanas.... cerradas.
Observó a los lados y lo único que vió fue un acceso a lo que parecía ser el otro lado de la casa. Tenía una oportunidad, pero tenía que ser rápido. Llegar allí en cosa de segundos.
El ladronzuelo necesitaba más que solo correr. Sacó una moneda de su bolsa. Suspiró cortamente, y la lanzó a un par de metros más allá, esperando que el sonido tintineante de una moneda los distrajese o les pareciese suficientemente extraño como para distraerse el tiempo suficiente, aunque fuera un par de segundos. Una vez lanzada, correría hasta el patio trasero, esperanque que no hubisen guardias, o que al menos pudiese esconderse... Debía pensar rápido en una forma de meterse a la casa pues con las ventanas de abajo cerradas, quizá tendría que escalar hasta el segundo piso y eso no lo haría en "segundos"... ahora el destino estaba en manos del Creador y la suerte...
-1 Moneda de Bronze
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: Atando cabos sueltos...
El sonido de la moneda cayendo al otro lado del jardín, a unos metros de Ahyol, fue mas que suficiente para que los guardias llevaran sus miradas hacia el lugar del que había salido aquel sonido. Pasaron unos instantes preciosos hasta que uno de ellos decidió adelantarse para mirar pero Ahyol, que no había perdido el tiempo, se había movido como una sombra para llegar, sin ser oído o visto, hasta el lateral de la casa y, luego, hasta la parte trasera de esta.
La parte trasera estaba prácticamente a oscuras pues no había luces en la casa, había tres ventanas y una puerta y, por supuesto, todo estaba cerrado. La puerta parecía ser de sólida madera y las ventanas tenían tablones. El edificio era de ladrillo y tenía un pequeño canalón en la esquina por el que podría intentar escalar al segundo piso, que tenía ventanas de cristal (cerradas) y sin balcones.
También podía intentar abrir la puerta o las ventanas pero, en el fondo, todo era un riesgo y debería elegir la opción que le pareciera mas segura.
La parte trasera estaba prácticamente a oscuras pues no había luces en la casa, había tres ventanas y una puerta y, por supuesto, todo estaba cerrado. La puerta parecía ser de sólida madera y las ventanas tenían tablones. El edificio era de ladrillo y tenía un pequeño canalón en la esquina por el que podría intentar escalar al segundo piso, que tenía ventanas de cristal (cerradas) y sin balcones.
También podía intentar abrir la puerta o las ventanas pero, en el fondo, todo era un riesgo y debería elegir la opción que le pareciera mas segura.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Lugar de Nacimiento : soy eterno, no nací.
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Re: Atando cabos sueltos...
La moneda desapareció de entre los dedos del joven ladrón para terminar un poco más allá, chocando contra en suelo, quizá un pequeño camino o una piedra, pero al menos el tintineo funcionó. El sonido fue suficiente para distraer a los guardias que para sorpresa de Ahyol cayeron en un truco más viejo que ellos mismos y juntos. En fin, no tenía tiempo de pensar. Aprovechó apenas los guardias giraron sus cabezas para salir corriendo como tantos años había hecho. Pasó entre las sombras y el sigilo estuvo de su parte, solo para llegar a la parte trasera del patio. Estaba muy oscuro, pero los ojos de Ahyol ya estaban medianamente acostumbrados a la oscuridad, así que no estaba ciego del todo.
A pesar de la oscuridad, se veían claramente posibles entradas. Una pueta y algunas ventanas, aunque estas quedaban descartadas de inmediato. Ahyol, con mucha suavidad extendió su mano e intentó abrir la puerta, pero el típico "click" de atasque de la cerradura señaló lo obvio... también cerrada.
-Mierda ahora que...- Dijo en voz bajisima, para sí. Ahyol se mantenía agachado porque no sabía donde podrían haber más guardias. No podía sacar los tablones sin hacer mucho ruido y no podía forzar la puerta, pues no tenía las herramientas adecuadas. Entonces movió su cabeza hacie atrás y miró el segundo piso, donde habían ventanas de cristal, con suerte, abiertas.
-Pues no tengo nada más.- Pensó. Vió que había un pequeño canalón, quizá lo suficientemente fuerte para aguantar su peso. Lo comprobó y si parecía serlo. Ahyol comenzó a escalar con una destreza natural también desarrollada por los años. Al llegar arriba, colocó su pie en un pequeño espacio detrás de la canaleta, atascándolo ligeramente, para servirle de punto de apoyo, pero era algo cansador. Probó abrir la ventana... también cerrada. Notó un pequeño cerrojo en la ventana.... Entonces se llevó la mano al bolsillo y sacó su daga. La deslizó por entre un pequeño espacio e intentaría mover el cerrojo para abrirla... sino tendría que recurrir a otro plan y rápido. Además no sabía cuando resistiría s punto de apoyo sin romperse o cansarse...
A pesar de la oscuridad, se veían claramente posibles entradas. Una pueta y algunas ventanas, aunque estas quedaban descartadas de inmediato. Ahyol, con mucha suavidad extendió su mano e intentó abrir la puerta, pero el típico "click" de atasque de la cerradura señaló lo obvio... también cerrada.
-Mierda ahora que...- Dijo en voz bajisima, para sí. Ahyol se mantenía agachado porque no sabía donde podrían haber más guardias. No podía sacar los tablones sin hacer mucho ruido y no podía forzar la puerta, pues no tenía las herramientas adecuadas. Entonces movió su cabeza hacie atrás y miró el segundo piso, donde habían ventanas de cristal, con suerte, abiertas.
-Pues no tengo nada más.- Pensó. Vió que había un pequeño canalón, quizá lo suficientemente fuerte para aguantar su peso. Lo comprobó y si parecía serlo. Ahyol comenzó a escalar con una destreza natural también desarrollada por los años. Al llegar arriba, colocó su pie en un pequeño espacio detrás de la canaleta, atascándolo ligeramente, para servirle de punto de apoyo, pero era algo cansador. Probó abrir la ventana... también cerrada. Notó un pequeño cerrojo en la ventana.... Entonces se llevó la mano al bolsillo y sacó su daga. La deslizó por entre un pequeño espacio e intentaría mover el cerrojo para abrirla... sino tendría que recurrir a otro plan y rápido. Además no sabía cuando resistiría s punto de apoyo sin romperse o cansarse...
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: Atando cabos sueltos...
Ahyol, haciendo uso de su fuerza y agilidad, consiguió subir hasta lo alto del primer piso pero en más de una ocasión estuvo a punto de perder el pie por falta de puntos de apoyo y porque el canalón no estaba, precisamente, en buenas condiciones.
Aun así logró, con suma pericia, que su daga abriera el pequeño cerrojo que mantenía cerrada la ventana y, con un simple clack, pudo abrirlas, hacia afuera por lo que casi cayó, para entrar en el interior de la habitación.
Se dejó caer de cabeza en el interior y, rodando, acabó de rodillas en una sala muy oscura, en la que apenas podía ver nada, pero que tenía una puerta doble frente a sí. A su alrededor había una pequeña biblioteca, con un total de tres estanterías y una mesa y algún sillón, pero no veía con claridad nada.
Lo que si sabía el ladrón es que, un buen libro, podía valer tranquilamente varias monedas de plata y algunos alcanzaban el valor de fortunas enteras pero esos, obviamente, eran muy escasos. El suelo era de madera y Ahyol sabía que crujiría mucho cuando empezara a caminar por él y no sería extraño que varios guardias vigilaran el piso superior... No veía más entras o salidas de la sala pero cierto era que no alcazaba a ver lo que había al otro lado del lugar.
Aun así logró, con suma pericia, que su daga abriera el pequeño cerrojo que mantenía cerrada la ventana y, con un simple clack, pudo abrirlas, hacia afuera por lo que casi cayó, para entrar en el interior de la habitación.
Se dejó caer de cabeza en el interior y, rodando, acabó de rodillas en una sala muy oscura, en la que apenas podía ver nada, pero que tenía una puerta doble frente a sí. A su alrededor había una pequeña biblioteca, con un total de tres estanterías y una mesa y algún sillón, pero no veía con claridad nada.
Lo que si sabía el ladrón es que, un buen libro, podía valer tranquilamente varias monedas de plata y algunos alcanzaban el valor de fortunas enteras pero esos, obviamente, eran muy escasos. El suelo era de madera y Ahyol sabía que crujiría mucho cuando empezara a caminar por él y no sería extraño que varios guardias vigilaran el piso superior... No veía más entras o salidas de la sala pero cierto era que no alcazaba a ver lo que había al otro lado del lugar.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Atando cabos sueltos...
Ya casi sin aguantar y dudando seriamente de la firmeza de su apoyo, con la pericia desarrollada por los años, el ensayo y el error, dieron sus frutos y el click fue todo un alivio cuando escuchó que había logrado abrir el cerrojo de la ventana. Rápidamente intentó entrar, cayendo hacia el frente por la falta de equilibrio y espacio. Al caer dio una voltereta en el suelo, por suerte sin hacer mucho ruido. Llegó a una habitación muy oscura. La ventana quedó abierta y un poco de viento entraba.
-¿Una biblioteca? Obvio... un escriba... quizá si...- Pensó por un segundo, mientras miraba a su alrededor. Observó los libros. Logró contar 3 estanterías en la oscuridad. Al parecer también tenía una mesa y una sillón que el tipo usaba como rincón de lectura. Ahyol jamás tuvo necesidad de leer, sus manos hacían todo, no las letras. Solo reconocía un par de letras, pero nunca había podido leer una paabra completa en su vida. Una lección que jamás llegó a aprender de su madre... pero al menos sabía cunto podía vender un libro. Los bibliotecarios no solían preguntar de donde los sacaban y si lo hacían simplemente no los vendía. Nunca faltaba aquella persona en las calles que compraba cosas "de un tío mio" por un módico precio y sin hacer preguntas.
En fin. El joven ladrón vio que también había un puerta enfrente. Al intentar levantarse, el suelo rechinó ligeramente... muy despacio. Pero sabía que eran malas noticias. Cuando intentase salir de allí, uno o más guardias escucharían los rechinidos y los crujidos del piso de madera mal cuidado. Pensó un poco... ¿como avanzar de manera sileciosa? No tenía cómo. Y lo peor es que no tenía ninguna fuente de luz además de la ventana, que no ayudaba mucho, pues era de noche y la luna no daba directo a la ventana. Guardó su daga que recordaba aún la tenia en mano.
Había también un rincón que le era totalmente invisible a Ahyol, pero era muy peligroso. Era mejor intenta caminar despacio. Ahyol colocó las manos en el suelo. Caminaría en 4 patas. No era la primera vez que robaba, esto lo había mantenido vivo por más de 6 años. Sabía que mientras menos peso estuviese en un solo lugar, menos crujen las tablas (obviamente, lo sabe pro prueba y error). Con el peso de su cuerpo repartido en sus manos y pies, deberían crujir menos. Comenzó a caminar muy despacio, intentando disminuir los chirridos lo más que pudo. Se acercó a los estantes. Sabía que era peligroso pero la tentación era grande. Un libro podría significar buen dinero extra. Ahyol no sabía leer, un problema.
-Espero encontrar algo útil y no solo un manual de cocina o bobadas así...- Pensó. Era cierto, podría encontrar un libro que parecierse ser valioso y no ser más que una autobiografía que no sirve ni apra hacer una fogata o encontrar un tomo realmente bueno. Cosa de suerte.
Con cuidado, se acercaría a los estantes, esperando que nadie escuchase los ligeros rechinidos y crujidos de las tablas. Se levantaría y palparía los libros. Si se sentía algo "viejo", quizá valiera más (Viejo en el setido de una portada por ejemplo con relieves un poco maltrechos, bordes quizá un poco rotos o deshilachados y ásperos, polvorientos, etc). Al no poder leer, era su única forma de reconocer algo que pudiese ser valioso. Las manos de Ahyol comenzarían a pasarse por entre los lomos de los libros, intentando encontrar uno viejo y ojalá, en buen estado. Simplemente tomaría el primero que le agradase y lo guardaría entre su ropa. Luego, si funcionaba sin que ningún guardai escuchase, iría a inspeccionar la puerta, para comprobar si estaba abierta o escuchar detrás de esta habían guardias, ojalá conversando.
-¿Una biblioteca? Obvio... un escriba... quizá si...- Pensó por un segundo, mientras miraba a su alrededor. Observó los libros. Logró contar 3 estanterías en la oscuridad. Al parecer también tenía una mesa y una sillón que el tipo usaba como rincón de lectura. Ahyol jamás tuvo necesidad de leer, sus manos hacían todo, no las letras. Solo reconocía un par de letras, pero nunca había podido leer una paabra completa en su vida. Una lección que jamás llegó a aprender de su madre... pero al menos sabía cunto podía vender un libro. Los bibliotecarios no solían preguntar de donde los sacaban y si lo hacían simplemente no los vendía. Nunca faltaba aquella persona en las calles que compraba cosas "de un tío mio" por un módico precio y sin hacer preguntas.
En fin. El joven ladrón vio que también había un puerta enfrente. Al intentar levantarse, el suelo rechinó ligeramente... muy despacio. Pero sabía que eran malas noticias. Cuando intentase salir de allí, uno o más guardias escucharían los rechinidos y los crujidos del piso de madera mal cuidado. Pensó un poco... ¿como avanzar de manera sileciosa? No tenía cómo. Y lo peor es que no tenía ninguna fuente de luz además de la ventana, que no ayudaba mucho, pues era de noche y la luna no daba directo a la ventana. Guardó su daga que recordaba aún la tenia en mano.
Había también un rincón que le era totalmente invisible a Ahyol, pero era muy peligroso. Era mejor intenta caminar despacio. Ahyol colocó las manos en el suelo. Caminaría en 4 patas. No era la primera vez que robaba, esto lo había mantenido vivo por más de 6 años. Sabía que mientras menos peso estuviese en un solo lugar, menos crujen las tablas (obviamente, lo sabe pro prueba y error). Con el peso de su cuerpo repartido en sus manos y pies, deberían crujir menos. Comenzó a caminar muy despacio, intentando disminuir los chirridos lo más que pudo. Se acercó a los estantes. Sabía que era peligroso pero la tentación era grande. Un libro podría significar buen dinero extra. Ahyol no sabía leer, un problema.
-Espero encontrar algo útil y no solo un manual de cocina o bobadas así...- Pensó. Era cierto, podría encontrar un libro que parecierse ser valioso y no ser más que una autobiografía que no sirve ni apra hacer una fogata o encontrar un tomo realmente bueno. Cosa de suerte.
Con cuidado, se acercaría a los estantes, esperando que nadie escuchase los ligeros rechinidos y crujidos de las tablas. Se levantaría y palparía los libros. Si se sentía algo "viejo", quizá valiera más (Viejo en el setido de una portada por ejemplo con relieves un poco maltrechos, bordes quizá un poco rotos o deshilachados y ásperos, polvorientos, etc). Al no poder leer, era su única forma de reconocer algo que pudiese ser valioso. Las manos de Ahyol comenzarían a pasarse por entre los lomos de los libros, intentando encontrar uno viejo y ojalá, en buen estado. Simplemente tomaría el primero que le agradase y lo guardaría entre su ropa. Luego, si funcionaba sin que ningún guardai escuchase, iría a inspeccionar la puerta, para comprobar si estaba abierta o escuchar detrás de esta habían guardias, ojalá conversando.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: Atando cabos sueltos...
- Spoiler:
- OFF: Perdona la tardanza pero estoy en época de exámenes, como bien sabes, asi que intentaré postearte aunque sea algo corto pero para que, al menos, puedas continuar la trama.
El muchacho tenía ya, aun en su juventud, una amplia experiencia en entrar y robar en casas ajenas por lo que, como siempre, optó por la táctica que había desarrollado con el fallo y error. Se puso a cuatro patas, como las bestias, para intentar hacer el menor ruido posible y, realmente, así fue. Fue avanzando sin hacer prácticamente un solo sonido- o eso pensó- hasta llegar a la estantería que tenía mas libros y poco a poco se fue levantando hasta ver ante si los libros que había.
Eran muchos, más de los que solía tener una biblioteca privada en aquella ciudad, y tras palpar unos cuantos de ellos se decantó, por pura suerte y por su criterio de buscar el más desgastado, por un manuscrito, bastante grande, que estaba forrado en piel y tenía unas letras doradas casi borradas en su portada. Sus bordes y picos estaban muy desgastados y las hojas eran muy amarillentas.
El libro tenía un tamaño normal, un palmo y medio aproximadamente, pero era bastante denso y pesado. Podía buscar otro más ligero o, por el contrario, tomar ese y arriesgarse a perder algo de comodidad ya que no podía llevarlo en los pliegues de su ropa.
A cuatro patas, tomando o no ese libro u otro, llegó hasta la puerta de la sala y, para sorpresa de Ahyol, estaba sin cerrojo por lo que, levantado ya, la abrió levemente y pudo ver un largo pasillo, sin iluminación artificial alguna, pero al fondo había dos guardias custodiando una entrada.
A la izquierda del pasillo había una serie de ventanas que daban al jardín, a la derecha varias habitaciones y en su centro la escalera pero, al final, estaban esos guardias.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Atando cabos sueltos...
La táctica de caminar como animal le funcionó bastante bien al joven. No hizo prácticamente ningún ruido. Llegando a la estantería, se levantó poco a poco. Levantó sus manos y palpó los libros. Se alegró mucho cuando tuvo la suerte de encontrarse justo con o que buscaba. Era un libro de piel, suave al tacto a pesar de su antigüedad obvia. Las páginas amarillentas estaban muy viejas y mal cuidadas. Las letras doradas apenas si refulgían con la poca luz que entraba por la ventana.
-Si es un manual de cocina, es el más lindo que haya visto jamás.- Se dijo en su mente. Ahyol sonrió con su propia broma, y sabía que obviamente no podía reír. Se pasó el libro por las manos, viéndolo en detalle, aunque no podía ver demasiado pues no había mucha luz.
-Ahora pequeño, ¿cómo te llevo conmigo?.- Pensó Ahyol durante un momento. El libro era demasiado gordo como para caber en sus ropas. No podía meterse por allí así nada más. Pensó un rato y por un momento se planteó dejarlo y volver después. Pero por suerte, el joven ladrón siempre era creativo e inteligente. Dejó el libro de vuelta en la estantería y sacó su daga. Tomó el borde de su ropa en la parte más baja, cerca de las rodillas (Ver avatar) y lo atravesó con su daga. Comenzó a cortar una tira de ropa. Le dio un par de vueltas y ahora su ropa se veía bastante fea, aunque seguía sirviendo. Con una tira de más o menos un metro, quizá un poco más. Lo hizo lento y con cuidado. Por suerte, la daga que Thomrad le había regalado era mucho más filosa que cualquiera que había tenido antes, lo que le facilitó el trabajo muchísimo. Entonces, en lo que quedaba de la parte baja de la ropa, se la levantó y elevó la pierna, apoyándola ligeramente y con cuidado en el estante. Se puso el libro sobre la pierna y se lo amarró a esta fuertemente, intentando eso si no hacer pedazos el libro. Sería difícil, porque de todos modos era un libro gordo. Guardó su daga. Esperaba que no fuese a simplemente a soltarse si es que tenía que escapar muy deprisa. Ahora que tenía el libro sus manos inquietas buscaron otro… esta vez se aseguró que fuese más delgado, si lo encontraba, este si iría entre sus ropas. Ahyol estaría un poco incomodo, pero al menos es peso extra no interferiría en prácticamente nada. Apenas si se notaría que llevaba los libros. Ahora, con todo e incluso un poco más de lo que debería poder cargar continuó su camino en posición de bestia. El joven comprobó la puerta y se alegró de al fin encontrar una puerta abierta. Comenzó a abrir lentamente la puerta cuando sus ojos se posaron en el par de guaridas que había allí y volvió a cerrar la puerta rápida y silenciosamente. Miró por un pequeño espacio abierto que dejó. El pasillo era largo y estaba apenas iluminado por la poca luz nocturna que entraba por las ventanas. No podía pasar.
-Mierda, y pensar que todo iba bien. Aenor ayúdame esta vez….- Pensó el joven. El par de guardias estaba firmemente postrado en el lugar. Necesitaba sacarlos de allí. El joven tenía que usar su ingenio nuevamente, pero ahora lo tenía muy difícil. No podía volverse sin completar el trabajo y no podía avanzar por los guardias. Entonces vio la escalera en el pasillo. Tuvo una idea.
-Carajo, otra moneda más… tengo que recordar traer piedras…- Pensó un segundo. Sacó de su bolsa otra pequeña moneda de bronce y ahora debería tener mucho cuidado y suerte. Ahyol colocó la moneda en el suelo, solo con el borde tocando este. Y la hizo rodar, esperando que por aquellos milagros del creador, llegase a la escalera e hiciese ruido al caer por ella. Definitivamente eso extrañaría no solo a los 2 guardias, sino que a los de abajo, pero no tenía nada más que hacer. Después tendría que apresurarse y completar el trabajo lo antes posible. Un todo o nada. Si la moneda no llegaba o si la veían los guardias quedaría al descubierto. Era muy peligroso, pero había que intentarlo.
-1 Moneda de Bronce
-Si es un manual de cocina, es el más lindo que haya visto jamás.- Se dijo en su mente. Ahyol sonrió con su propia broma, y sabía que obviamente no podía reír. Se pasó el libro por las manos, viéndolo en detalle, aunque no podía ver demasiado pues no había mucha luz.
-Ahora pequeño, ¿cómo te llevo conmigo?.- Pensó Ahyol durante un momento. El libro era demasiado gordo como para caber en sus ropas. No podía meterse por allí así nada más. Pensó un rato y por un momento se planteó dejarlo y volver después. Pero por suerte, el joven ladrón siempre era creativo e inteligente. Dejó el libro de vuelta en la estantería y sacó su daga. Tomó el borde de su ropa en la parte más baja, cerca de las rodillas (Ver avatar) y lo atravesó con su daga. Comenzó a cortar una tira de ropa. Le dio un par de vueltas y ahora su ropa se veía bastante fea, aunque seguía sirviendo. Con una tira de más o menos un metro, quizá un poco más. Lo hizo lento y con cuidado. Por suerte, la daga que Thomrad le había regalado era mucho más filosa que cualquiera que había tenido antes, lo que le facilitó el trabajo muchísimo. Entonces, en lo que quedaba de la parte baja de la ropa, se la levantó y elevó la pierna, apoyándola ligeramente y con cuidado en el estante. Se puso el libro sobre la pierna y se lo amarró a esta fuertemente, intentando eso si no hacer pedazos el libro. Sería difícil, porque de todos modos era un libro gordo. Guardó su daga. Esperaba que no fuese a simplemente a soltarse si es que tenía que escapar muy deprisa. Ahora que tenía el libro sus manos inquietas buscaron otro… esta vez se aseguró que fuese más delgado, si lo encontraba, este si iría entre sus ropas. Ahyol estaría un poco incomodo, pero al menos es peso extra no interferiría en prácticamente nada. Apenas si se notaría que llevaba los libros. Ahora, con todo e incluso un poco más de lo que debería poder cargar continuó su camino en posición de bestia. El joven comprobó la puerta y se alegró de al fin encontrar una puerta abierta. Comenzó a abrir lentamente la puerta cuando sus ojos se posaron en el par de guaridas que había allí y volvió a cerrar la puerta rápida y silenciosamente. Miró por un pequeño espacio abierto que dejó. El pasillo era largo y estaba apenas iluminado por la poca luz nocturna que entraba por las ventanas. No podía pasar.
-Mierda, y pensar que todo iba bien. Aenor ayúdame esta vez….- Pensó el joven. El par de guardias estaba firmemente postrado en el lugar. Necesitaba sacarlos de allí. El joven tenía que usar su ingenio nuevamente, pero ahora lo tenía muy difícil. No podía volverse sin completar el trabajo y no podía avanzar por los guardias. Entonces vio la escalera en el pasillo. Tuvo una idea.
-Carajo, otra moneda más… tengo que recordar traer piedras…- Pensó un segundo. Sacó de su bolsa otra pequeña moneda de bronce y ahora debería tener mucho cuidado y suerte. Ahyol colocó la moneda en el suelo, solo con el borde tocando este. Y la hizo rodar, esperando que por aquellos milagros del creador, llegase a la escalera e hiciese ruido al caer por ella. Definitivamente eso extrañaría no solo a los 2 guardias, sino que a los de abajo, pero no tenía nada más que hacer. Después tendría que apresurarse y completar el trabajo lo antes posible. Un todo o nada. Si la moneda no llegaba o si la veían los guardias quedaría al descubierto. Era muy peligroso, pero había que intentarlo.
-1 Moneda de Bronce
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
Información de Personaje
Lugar de Nacimiento : Tyriel
Títulos : Músico
Renombre : Desconocido.
Re: Atando cabos sueltos...
El joven ladrón intentó, como bien pudo, atarse el pesado y viejo libro a su pierna, era una idea un tanto descabellada y surgida de la total avaricia y del completo apuro del momento. Sus ropas, al cortarlas, quedaron bastante maltrechas por sus bajos aunque, en el fondo, si lograba un buen precio por aquellos libros podría tener todas las capas que quisiera.
Quizás fue su ingenio, quizás su maña o, tal vez, la suerte pues logró, contra todo pronóstico, atarse debidamente el pesado libro a su pierna aunque, al verse, no pudo evitar reprimir una sonrisa pues se veía bastante ridículo.
Tomó tras esta pequeña odisea otro libro de la estantería, este era pequeño y delgado, que se llevó a los pliegues de su vestimenta y que, para alegría suya, encajaba a la perfección y por lo tanto apenas notaba su presencia. Era ideal, parecía echo para ser llevado en bolsillos, aunque desconocía que podría contener...
Comenzó a caminar de nuevo hasta llegar a la puerta, notando el pesado libro en su pierna, y cuando la abrió levemente su mente se puso a trabajar a una velocidad de vértigo hasta que tuvo una nueva idea, similar a la anterior, ya que tomó una nueva moneda de bronce para lanzarla hacia la escalera.
La moneda voló y voló hasta que tocó los escalones de madera de la mansión, era un sonido seco y metálico y constante pues el metal comenzó a descender por varios escalones hasta toparse con lo que se topó con una pared, o eso le pareció a Ahyol.
Los guardias, que estaban ensoñozados, se percataron de aquel ruido y fueron a observarlo. Uno de ellos empezó a bajar por la escalera, que solo tenía una planta hasta llegar hasta abajo del todo, y el otro se quedó en lo alto de esta, cubriendo y observando a su compañero y, lo más importante, sin mirar hacia atrás.
Ambos portaban espadas bastardas pero con la hoja levemente curvada, algo muy típico entre los mercenarios de Tyriel y una armadura de cuero tachonado y sin casco alguno. Portaban, además, dagas y espadas cortas por si la situación se ponía fea.
Ahyol estaba a unos cuatro metros del susodicho mercenario que no había bajado por la escalera... Era ahora o tener otra genial idea.
Quizás fue su ingenio, quizás su maña o, tal vez, la suerte pues logró, contra todo pronóstico, atarse debidamente el pesado libro a su pierna aunque, al verse, no pudo evitar reprimir una sonrisa pues se veía bastante ridículo.
Tomó tras esta pequeña odisea otro libro de la estantería, este era pequeño y delgado, que se llevó a los pliegues de su vestimenta y que, para alegría suya, encajaba a la perfección y por lo tanto apenas notaba su presencia. Era ideal, parecía echo para ser llevado en bolsillos, aunque desconocía que podría contener...
Comenzó a caminar de nuevo hasta llegar a la puerta, notando el pesado libro en su pierna, y cuando la abrió levemente su mente se puso a trabajar a una velocidad de vértigo hasta que tuvo una nueva idea, similar a la anterior, ya que tomó una nueva moneda de bronce para lanzarla hacia la escalera.
La moneda voló y voló hasta que tocó los escalones de madera de la mansión, era un sonido seco y metálico y constante pues el metal comenzó a descender por varios escalones hasta toparse con lo que se topó con una pared, o eso le pareció a Ahyol.
Los guardias, que estaban ensoñozados, se percataron de aquel ruido y fueron a observarlo. Uno de ellos empezó a bajar por la escalera, que solo tenía una planta hasta llegar hasta abajo del todo, y el otro se quedó en lo alto de esta, cubriendo y observando a su compañero y, lo más importante, sin mirar hacia atrás.
Ambos portaban espadas bastardas pero con la hoja levemente curvada, algo muy típico entre los mercenarios de Tyriel y una armadura de cuero tachonado y sin casco alguno. Portaban, además, dagas y espadas cortas por si la situación se ponía fea.
Ahyol estaba a unos cuatro metros del susodicho mercenario que no había bajado por la escalera... Era ahora o tener otra genial idea.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Lugar de Nacimiento : soy eterno, no nací.
Títulos :
Renombre : Desconocido.
Re: Atando cabos sueltos...
Con el libro una vez bien amarradoen su pierna, Ahyol continuó buscando entre losotros libros. Encontró uno delgado y sin saber lo que era, y por falta del precioso tiempo que no tenia, se lo metió entre sus ropas. Una vez en la puerta, en joven ladrón lanzó la moneda hacia la escalera, cuyo sonido metálico fue nuevamente atrayente para los mercenarios, quienes suelen reconocer en serida ese tipo de sonidos. Pero al plan no salió como esperaba. A pesar de la enorme suerte de que la moneda haya llegado a la escalera, no bajaron los 2 mercenarios. Uno se quedó allíi mientras el otro seguramente investigaba el piso de abajo. Ahyol se planteó de inmediato matar al mercenario con la daga. Pero luego se dio cuenta de algo...
-No puedo matarlo ni empujarlo, medio mundo se dará cuenta, debo ser más veloz y sutil para esto.- Pensó. La mente de Ahyol quizá no era la mejor en cuanto a estudios, pero si era muy creativo e inteligente. No le tomó mucho tiempo antes de dar con otra solución. Ahyol estaba parado tras la puerta y detrás de él, tenía justo de que necesitaba: tablas chirreantes. Sacó su daga nuevamente y aplicanto un poco de fuerza sobre uno de los tablones junto a la puerta, lo hizo rechinar despacio. Esperaba que sólo el mercenario escuchase el ruido o tendría más problemas de los necesarios. Si tenía suerte, el mercenario escucharía el ruido y quizá sería cuidadoso al llegar a la habitación. Ahyol estaría pegado contra la pared con su daga lista. También Ahyol tenía la ventaja de que la habitación era oscura y había dejado la ventana abierta... a lo mejor iría directo a la ventana pensando que alguien escapó. Quizá. No importaba mucho. En cuanto el mercenario entrara, Ahyol lo abrazaría con una mano mientras con la otra le clava la daga en el en el estómago, por debajo de la armadura. Le dejaría la daga enterrada mientras con sus 2 manos ahora libres, tomaba el cuerpo, evitando que ese se cayera muy fuerte contra las tablas. Lo dejaría en el suelo, sacaría su daga, se aseguraría que estaba muerto, le cerraría los ojos si se le quedaban abiertos y le diría en un tono muy bajo "Descansa en paz". Era una cuestión mínima de respeto hacia un muerto. Entonces, Ahyol iría lo más rápida y silenciosamente hasta la habitación del fondo, antes de que el otro guardia supiese que algo extraño pasaba. Todo sería muy rápido. Estaba todo planeado. Ojalá no quedase muy manchado de sangre. Era hora del show...
-No puedo matarlo ni empujarlo, medio mundo se dará cuenta, debo ser más veloz y sutil para esto.- Pensó. La mente de Ahyol quizá no era la mejor en cuanto a estudios, pero si era muy creativo e inteligente. No le tomó mucho tiempo antes de dar con otra solución. Ahyol estaba parado tras la puerta y detrás de él, tenía justo de que necesitaba: tablas chirreantes. Sacó su daga nuevamente y aplicanto un poco de fuerza sobre uno de los tablones junto a la puerta, lo hizo rechinar despacio. Esperaba que sólo el mercenario escuchase el ruido o tendría más problemas de los necesarios. Si tenía suerte, el mercenario escucharía el ruido y quizá sería cuidadoso al llegar a la habitación. Ahyol estaría pegado contra la pared con su daga lista. También Ahyol tenía la ventaja de que la habitación era oscura y había dejado la ventana abierta... a lo mejor iría directo a la ventana pensando que alguien escapó. Quizá. No importaba mucho. En cuanto el mercenario entrara, Ahyol lo abrazaría con una mano mientras con la otra le clava la daga en el en el estómago, por debajo de la armadura. Le dejaría la daga enterrada mientras con sus 2 manos ahora libres, tomaba el cuerpo, evitando que ese se cayera muy fuerte contra las tablas. Lo dejaría en el suelo, sacaría su daga, se aseguraría que estaba muerto, le cerraría los ojos si se le quedaban abiertos y le diría en un tono muy bajo "Descansa en paz". Era una cuestión mínima de respeto hacia un muerto. Entonces, Ahyol iría lo más rápida y silenciosamente hasta la habitación del fondo, antes de que el otro guardia supiese que algo extraño pasaba. Todo sería muy rápido. Estaba todo planeado. Ojalá no quedase muy manchado de sangre. Era hora del show...
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Renombre : Desconocido.
Re: Atando cabos sueltos...
Ahyol quería jugarse su vida una y otra vez con cartas diferentes pero que nunca eran seguras. Hizo, con sumo cuidado, sonar el tablón de la puerta que había junto a él con su daga y entonces vio como el mercenario, con la mirada de un hombre que no entendía lo que oía, dirigía sus ojos hacía la puerta entre abierta.
-¡Oye Arbert, aquí no hay nada, solo una moneda de bronce!- dijo el mercenario que había bajado por las escaleras muy extrañado- y los de abajo dicen que no han visto a nadie...
-Espera... Creo que he oído algo. - dicho esto el mercenario, con espada bastarda en mano diestra, se dirigió hacia la puerta y, con cuidado y con su mano izquierda, la abrió ante sí para ver, al otro lado de la sala, la ventana abierta.
-Hum ¿Habrá sido el viento?- dijo el mercenario mostrando con ello pocas luces mientras, a su vez, caminaba hacia la ventana para cerrarla de nuevo. Ahí, en ese instante, apareció Ahyol en la espalda del mercenario y, para sorpresa de este, le hizo una buena presa, al agarrarlo a la altura de su pecho, y le clavó cu daga en el estómago, atravesando la armadura de cuello tachonado.
-Ah ¡Cabrón!- fue lo único que dijo aquel hombre cuando sintió el frío acero atravesar sus entrañas pero, contra todo pronóstico, sacó una vigorosa fuerza de su interior y, con un poderoso pisotón de su bota y un golpe seco con su nuca, se liberó de su presa.
El ladrón, y asesino en ciernes, sintió un gran dolor en su frente y supo que al día siguiente se levantaría con un buen chichón. El mercenario, que ahora miraba con rabia a Ahyol, tenía clavada la daga en su viente y su mano siniestra la sostenía pero sin atreverse a quitársela. Su diestra sostenía su espada bastarda...
Dio un par de pasos, lentos e inseguros pues el dolor de la herida y la sangre que perdía empezaba a poder con él, para dar una estocada contra el pecho de Ahyol, adelantando su pie derecho y retrasando el izquierdo.
Era el último movimiento de alguien que sabía que iba a morir, que no tenía esperanza alguna por sobrevivir, que no se había movido con gran habilidad pero que conocía su destino.
-¡Oye Arbert, aquí no hay nada, solo una moneda de bronce!- dijo el mercenario que había bajado por las escaleras muy extrañado- y los de abajo dicen que no han visto a nadie...
-Espera... Creo que he oído algo. - dicho esto el mercenario, con espada bastarda en mano diestra, se dirigió hacia la puerta y, con cuidado y con su mano izquierda, la abrió ante sí para ver, al otro lado de la sala, la ventana abierta.
-Hum ¿Habrá sido el viento?- dijo el mercenario mostrando con ello pocas luces mientras, a su vez, caminaba hacia la ventana para cerrarla de nuevo. Ahí, en ese instante, apareció Ahyol en la espalda del mercenario y, para sorpresa de este, le hizo una buena presa, al agarrarlo a la altura de su pecho, y le clavó cu daga en el estómago, atravesando la armadura de cuello tachonado.
-Ah ¡Cabrón!- fue lo único que dijo aquel hombre cuando sintió el frío acero atravesar sus entrañas pero, contra todo pronóstico, sacó una vigorosa fuerza de su interior y, con un poderoso pisotón de su bota y un golpe seco con su nuca, se liberó de su presa.
El ladrón, y asesino en ciernes, sintió un gran dolor en su frente y supo que al día siguiente se levantaría con un buen chichón. El mercenario, que ahora miraba con rabia a Ahyol, tenía clavada la daga en su viente y su mano siniestra la sostenía pero sin atreverse a quitársela. Su diestra sostenía su espada bastarda...
Dio un par de pasos, lentos e inseguros pues el dolor de la herida y la sangre que perdía empezaba a poder con él, para dar una estocada contra el pecho de Ahyol, adelantando su pie derecho y retrasando el izquierdo.
Era el último movimiento de alguien que sabía que iba a morir, que no tenía esperanza alguna por sobrevivir, que no se había movido con gran habilidad pero que conocía su destino.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Atando cabos sueltos...
Era cierto que Ahyol siempre jugaba de manera arriesgada. Pero las cales le habían enseñado que muchas veces, si no arriesgas no ganas. Este quizá no haya sido el caso. El joven planeó todo en su cabeza, pero no simpre los planes salen bien. El joven apuñaló al guardia, quien se acercó a la puerta. Todo según el plan. Pero era más fuerte de lo que esperaba. El guardia, a pesar de tener el cuchillo enterrado en el estómago, logró lanzar su cabeza hacia atrás, golpeando la frente de Ahyol, obligandole a soltarle. El mercenario logró incluso darse la vuelta para observa al joven, quien se tocó la frente con uan mano, solo para mirar al mercenario dar un par de pasos hacia él. Ni siquiera pudo escuchar las propias palabras de su cabeza. El guardia sangraba feamente, obviamente debía morir, pero en su rabia intentó un último movimiento, atravezar al ladrón con su bastarda. Ahyol no tenía tiempo para pensar. Ni siquiera pudo escucha lo que dijo el mercenario...
Desarmado y sin mucho conocimiento marcial, Ahyol solo contó con sus reflejos para evitar la situación. Era un plan de un segundo, muy simple. Esto haría.
Aquel hombre intentó dar una puñalada, el movimiento más común con cualquier arma de filo. Practicamente todos en las calles que tiene una daga, casi lo único que saben es apuñalar, o al menos los que no tienen suficiente experiencia con armas de filo. El joven reaccionaria de la manera más eficaz para estos casos.
Ahyol se haría a un lado, ni si quiera necesitaba mover sus pies, aunque lo haría de todas formas. Se movería a la derecha (Izquierda del mercenario) para evitar ser atravezado por la espada. Luego, golpearía con el talón de la mano derecha, la mano del mercenario que aún sujetaba el cuchillo mientras que con la otra intentaría tomar la muñeca de la espada del contrincante. Cosa de segundos. Ahyol se sentía acelerado, sin ganas de pensar, y sólo actuaría. La verdad, ni siquiera era un plan, eran simplemente los movimientos naturales que haría, pues su instinto se los dictaba. Pocas veces hacía eso. Si trinfaba, el mercenario seguramente moriría, pero habría un segundo problema. Después de la pelea, si es que Ahyol ganase, los otros guardias quizá se den cuenta. Ahyol no sabría cuanto ruido habría hecho y tomaría las acciones más apresuradas posibles... pero primero, tendría que sobrevivir a este tipo. Suerte y habilidad, todo se usa al momento de atar cabos sueltos...
Desarmado y sin mucho conocimiento marcial, Ahyol solo contó con sus reflejos para evitar la situación. Era un plan de un segundo, muy simple. Esto haría.
Aquel hombre intentó dar una puñalada, el movimiento más común con cualquier arma de filo. Practicamente todos en las calles que tiene una daga, casi lo único que saben es apuñalar, o al menos los que no tienen suficiente experiencia con armas de filo. El joven reaccionaria de la manera más eficaz para estos casos.
Ahyol se haría a un lado, ni si quiera necesitaba mover sus pies, aunque lo haría de todas formas. Se movería a la derecha (Izquierda del mercenario) para evitar ser atravezado por la espada. Luego, golpearía con el talón de la mano derecha, la mano del mercenario que aún sujetaba el cuchillo mientras que con la otra intentaría tomar la muñeca de la espada del contrincante. Cosa de segundos. Ahyol se sentía acelerado, sin ganas de pensar, y sólo actuaría. La verdad, ni siquiera era un plan, eran simplemente los movimientos naturales que haría, pues su instinto se los dictaba. Pocas veces hacía eso. Si trinfaba, el mercenario seguramente moriría, pero habría un segundo problema. Después de la pelea, si es que Ahyol ganase, los otros guardias quizá se den cuenta. Ahyol no sabría cuanto ruido habría hecho y tomaría las acciones más apresuradas posibles... pero primero, tendría que sobrevivir a este tipo. Suerte y habilidad, todo se usa al momento de atar cabos sueltos...
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Títulos : Músico
Renombre : Desconocido.
Re: Atando cabos sueltos...
Ahyol estaba algo cargado, por el libro que se había atado a la pierna por pura avaricia, pero aun así era un hombre ágil que se había pasado la vida esquivando más de una puñalada en los barrios bajos de Tyriel por lo que, para él, evitar que un moribundo le clavara una espada bastarda curvada.
Aquellas armas no se solían usar de aquella manera pero un filo era un filo y podía atravesar al ladrón si lo clavaba con suficiente fuerza.
El asesino, moviéndose a un lado y girando su torso, esquivó limpiamente la estocada del mercenario pero aunque era mucho más rápido, ágil y diestro no era un auténtico luchador marcial así que no logró agarrar la mano con la que el soldado agarraba el cuchillo que tenía clavado en sus entrañas pero, por suerte o por habilidad, consiguió arrebatarle la espada a su enemigo.
Este, con el impulso que había adquirido, cayó por inercia hacia el suelo para así quedar boca abajo, con la daga más clavada aun en su cuerpo, mientras daba pequeños espasmos e intentos por moverse desesperadamente pero su sangre, que fluía profusamente hacia afuera de su cuerpo, creó un gran charco a su alrededor.
Fue entonces cuando Ahyol, con la espada de su enemigo en su mano, vio al compañero del mercenario en el umbral de la puerta, con la espada desenvainada, observando al ladrón, ahora asesino, junto al cuerpo de su aun convaleciente amigo...
Su mirada. cargada de oído, no parecía albergar piedad alguna hacia Ahyol y manteniendo una guardia baja, con la hoja de su espada apuntando hacia la parte del suelo izquierdo y empuñándola con ambas manos, gritó:
-!A él! ¡Hijo de puta! - no había, por el momento, nadie más pero no había que ser muy listo para saber que en unos minutos, quizás menos, llegarían mas hombres para socorrer al guardián.
Aquellas armas no se solían usar de aquella manera pero un filo era un filo y podía atravesar al ladrón si lo clavaba con suficiente fuerza.
El asesino, moviéndose a un lado y girando su torso, esquivó limpiamente la estocada del mercenario pero aunque era mucho más rápido, ágil y diestro no era un auténtico luchador marcial así que no logró agarrar la mano con la que el soldado agarraba el cuchillo que tenía clavado en sus entrañas pero, por suerte o por habilidad, consiguió arrebatarle la espada a su enemigo.
Este, con el impulso que había adquirido, cayó por inercia hacia el suelo para así quedar boca abajo, con la daga más clavada aun en su cuerpo, mientras daba pequeños espasmos e intentos por moverse desesperadamente pero su sangre, que fluía profusamente hacia afuera de su cuerpo, creó un gran charco a su alrededor.
Fue entonces cuando Ahyol, con la espada de su enemigo en su mano, vio al compañero del mercenario en el umbral de la puerta, con la espada desenvainada, observando al ladrón, ahora asesino, junto al cuerpo de su aun convaleciente amigo...
Su mirada. cargada de oído, no parecía albergar piedad alguna hacia Ahyol y manteniendo una guardia baja, con la hoja de su espada apuntando hacia la parte del suelo izquierdo y empuñándola con ambas manos, gritó:
-!A él! ¡Hijo de puta! - no había, por el momento, nadie más pero no había que ser muy listo para saber que en unos minutos, quizás menos, llegarían mas hombres para socorrer al guardián.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Atando cabos sueltos...
La agilidad y reflejos del joven le fueron fieles esta vez. La espada venía como una lanza buscando mata a su presa, pero el joven ladrón era demasiado rápido para aquel moribundo hombre. Su movimiento sutil funcionó a la perfección. La espada pasó junto a Ahyol, ni siquiera rozando su ropa y la mano izquierda del joven asesino logró tomar la espada del mercenario y quitársela. Pero su mano diestra no fue tan veloz y no pudo recuperar su daga. Ahyol se hizo un poco más al lado mientras veía como el mercenario caía, enterrándose aún más la daga en el estómago. La sangre comenzaba a cubrir el suelo de la habitación y reflejaba levemente la luz de la ventana. El joven ladrón y asesino cambió de su mano izquierda a su mano derecha la espada, tomándola con fuerza. Una espada ganada con sangre. No de la manera más limpia, pero ganada al fin y al cabo. Era un sentimiento algo extraño. No había matado mucha gente. Y siempre era extraño quitarle la vida a alguien. Pero no tuvo tiempo para pensar en cosas así. No tardó nada en darse cuenta de que el guardia que había bajado por la escalera estaba allí. En el umbral de la puerta, con un odio evidente, el hombre gritó unas palabras que alertarían a toda la casa de guardias… y a su dueño quizá. Significaba que Ahyol tenía poco tiempo. El hombre gritó pero no hizo movimiento alguno, cosa que Ahyol aprovecharía. Tomó su espada con ambas manos e intentaría hacer un corte horizontal, intentando cortarle el cuello. Ahyol no era tan fuerte como para cortarle la cabeza a alguien, pero esperaba que pudiese matarlo si cortaba su cuello. Un movimiento arriesgado, pero debía aprovechar que tenía la espada abajo aún. Todo pasaría en cuestión de segundos.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: Atando cabos sueltos...
Va tirada de 10 a peticion del Creador.
Ahyol- Fecha de inscripción : 24/05/2012
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Re: Atando cabos sueltos...
El miembro 'Ahyol' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de Dados
'Dado de diez caras ' : 10
'Dado de diez caras ' : 10
Re: Atando cabos sueltos...
La cara del mercenario mostraba un odio profundo pero no pudo evitar desviar la mirada hacia la pierna de Ahyol, que tenía un libro muy pesado atado, pues si lo pensábamos seriamente el ladrón mostraba una imagen muy divertida. Aun así el ladrón no estaba para risas y sin dudarlo se lanzó hacia adelante, listo y preparado para cortar del cuello de su oponente pero no miró detenidamente el suelo que había ante él, puro despiste quizás, y por ello se resbaló con la sangre y, por si fuera poco, tropezó con el cuerpo inerte del mercenario al que había matado para, encima, notar como el pesado libro se desprendía de su cuerpo para caer sobre su pie derecho y hacerle perder así todo el equilibrio para caer al suelo.
La espada se desprendió de su mano, no notó por donde cayó pues su rostro dio a parar al charco de la sangre de su enemigo y cuando alzó el rostro, aun tirado en el suelo, noto como sus manos estaban ensangrentadas y por un momento el pavor se apoderó de él al pensar que, al caer, se había clavado la espada pero no sentía dolo así que no debía ser suyo aquel líquido carmesí.
Pero su alegría duró poco... Notó en su cuello el frío acero de la espada del mercenario y pudo ver en su mirada que a cualquier movimiento que hiciera le cortarían el cuello. Escuchaba el sonido de los pasos de un montón de guardias acercarse a la sala pero aun no habían entrado.
-Debería mataros por esto... Rendíos -dijo, mas pausado, el mercenario al ver que tenía entre sus manos la vida del asesino de su amigo. Por suerte para Ahyol aquel hombre nos disfrutaba matando pero nadie decía que no pudiera hacerlo por necesidad o por venganza si surgía el caso...
La espada se desprendió de su mano, no notó por donde cayó pues su rostro dio a parar al charco de la sangre de su enemigo y cuando alzó el rostro, aun tirado en el suelo, noto como sus manos estaban ensangrentadas y por un momento el pavor se apoderó de él al pensar que, al caer, se había clavado la espada pero no sentía dolo así que no debía ser suyo aquel líquido carmesí.
Pero su alegría duró poco... Notó en su cuello el frío acero de la espada del mercenario y pudo ver en su mirada que a cualquier movimiento que hiciera le cortarían el cuello. Escuchaba el sonido de los pasos de un montón de guardias acercarse a la sala pero aun no habían entrado.
-Debería mataros por esto... Rendíos -dijo, mas pausado, el mercenario al ver que tenía entre sus manos la vida del asesino de su amigo. Por suerte para Ahyol aquel hombre nos disfrutaba matando pero nadie decía que no pudiera hacerlo por necesidad o por venganza si surgía el caso...
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Re: Atando cabos sueltos...
Experiencia
-Problemático (Percepción): 30 + 10 = 40 (capacidad del personaje para oler los problemas, permite advertir cuando está a punto de armarse una buena y, por lo tanto, le da tiempo para pensar la mejor manera de contribuir a ello).
-Atletismo (Fuerza/ Destreza): 30 + 12 = 42 / 35 + 12 = 47
-Combate con armas de filo (Destreza): 35 + 6 = 41
-Esquivar (Destreza): 35 + 7 = 42
Pérdida de todo el equipo (salvo la ropa).
-Problemático (Percepción): 30 + 10 = 40 (capacidad del personaje para oler los problemas, permite advertir cuando está a punto de armarse una buena y, por lo tanto, le da tiempo para pensar la mejor manera de contribuir a ello).
-Atletismo (Fuerza/ Destreza): 30 + 12 = 42 / 35 + 12 = 47
-Combate con armas de filo (Destreza): 35 + 6 = 41
-Esquivar (Destreza): 35 + 7 = 42
Pérdida de todo el equipo (salvo la ropa).
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
Información de Personaje
Lugar de Nacimiento : soy eterno, no nací.
Títulos :
Renombre : Desconocido.
Mundos Paralelos :: La costa :: Tyriel
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