Doloroso despertar
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Doloroso despertar
Sébastien despertó a solas en una sala dominada por la penumbra, un pequeño hogar ardía levemente junto a él, a unos pasos, y en esa oscuridad solo pudo sentir una cosa: un tremendo dolor. Se hallaba tumbado y tapado con una vieja manta verde en la habitación de lo que que parecía ser una pequeña cueva natural, solo había una salida y tenía una puerta de madera que no parecía muy resistente, aun llevaba sus pantalones pero el resto de su ropa había desaparecido, así como su espada y su daga.
Tenía el torso totalmente vendado, había a su lado una pequeña mesilla donde había un cuenco vacío con restos de lo que parecía haber sido una cataplasma y había también varias hierbas que desconocía por completo.
No había mucho más en la sala salvo la cama donde se encontraba, el pequeño hogar humeante y la mesilla. Había, eso si, al otro lado, una mesa pero no lograba ver del todo que había o tenía encima.
El dolor de sus heridas era muy intenso y sentía que cualquier movimiento le causaría una gran punzada en su pecho, costado, hombro, etc. Estaba vendado y por sus conocimientos en medicina notó que estaban haciendo un buen trabajo con él pero los medios que habían usado le resultaban, totalmente, desconocidos.
Fue entonces, cuando aun despertaba de su ensoñación, cuando la puerta se abrió para que entrara un anciano de canosa barba y espléndida calva. Su cuerpo, raquítico y débil, parecía muy acosado por la edad y por una pequeña complicación en la columna que lo hacía caminar encorvado y con la ayuda de un bastón.
El anciano, de ojos grises, se acercó al muchacho y, tras tocarle la frente, suspiró profundamente y tomó asiento a los pies de la cama para decir, tranquilamente:
-Veo que ya has despertado...¿Que tal te encuentras?
Tenía el torso totalmente vendado, había a su lado una pequeña mesilla donde había un cuenco vacío con restos de lo que parecía haber sido una cataplasma y había también varias hierbas que desconocía por completo.
No había mucho más en la sala salvo la cama donde se encontraba, el pequeño hogar humeante y la mesilla. Había, eso si, al otro lado, una mesa pero no lograba ver del todo que había o tenía encima.
El dolor de sus heridas era muy intenso y sentía que cualquier movimiento le causaría una gran punzada en su pecho, costado, hombro, etc. Estaba vendado y por sus conocimientos en medicina notó que estaban haciendo un buen trabajo con él pero los medios que habían usado le resultaban, totalmente, desconocidos.
Fue entonces, cuando aun despertaba de su ensoñación, cuando la puerta se abrió para que entrara un anciano de canosa barba y espléndida calva. Su cuerpo, raquítico y débil, parecía muy acosado por la edad y por una pequeña complicación en la columna que lo hacía caminar encorvado y con la ayuda de un bastón.
El anciano, de ojos grises, se acercó al muchacho y, tras tocarle la frente, suspiró profundamente y tomó asiento a los pies de la cama para decir, tranquilamente:
-Veo que ya has despertado...¿Que tal te encuentras?
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
Información de Personaje
Lugar de Nacimiento : soy eterno, no nací.
Títulos :
Renombre : Desconocido.
Re: Doloroso despertar
Penumbra. Todo estaba oscuro, y no era debido a que era de noche, el pelirubio se encontraba inconsciente. Imágenes iban y venían, se trataba de recuerdos fugaces de lo que había pasado antes más alguno que otro pensamiento ajeno a la realidad. El joven Roux se veía encima de mil cadáveres de marineros portando en sus manos el libro y el florete que tanto añoraba, lo que él buscaba. Sin embargo esas imágenes cambiaban bruscamente para dar a parar con la figura de la muerte misma, con capucha y sin rostro la cual lo venía a buscar para llevárselo. La presencia de la muerte no impresionaba al joven pelirubio y mucho menos lo asustaba, después de la masacre era obvio que eso pasara.
Pero luego sus ojos se abrieron abruptamente debido al dolor intenso provocado por sus heridas. Al despertar, trató de sentarse para tomar con sus brazos su estómago y tratar de calmar el dolor con su propio calor. Mas cuando intentó el mínimo movimiento el dolor aumentó más dejándolo postrado… como un pobre animal herido. Y ahí se quedó, dependiendo del movimiento de sus ojos para poder observar su alrededor. Observó que a su derecha se encontraba una mesita en la cual habían hierbas de extraña procedencia y algo que si conocía… restos de cataplasma, había sido sanado de manera natural, quien quiera que haya sido, había hecho un espléndido trabajo, y lo corroboró con la presencia de vendajes en su cuerpo.
A la vez que se daba cuenta de estas cosas en el acto apareció un sujeto, el joven Roux al no poder moverse, sólo llevó sus ojos hacia esa dirección y notó a duras penas su aspecto. Lo único que pudo observar era su edad… era un viejo. Al escuchar la pregunta de tal sujeto el pelirubio contestó un poco adolorido.- ¿Que cómo estoy? Pues… sigo vivo, no me puedo quejar.- Al decir eso una sonrisa se dibujó lentamente en su rostro. Le había hecho el esquive a la muerte, había sufrido una de las peores golpizas de su vida, pero valió la pena, fue una entretención mortal, un juego con la vida y la muerte, la fortuna le sonreía.
-Veo que sabes un poco de medicina alternativa… interesante.- Dijo mientras miraba el techo de la cueva… porque, era una cueva al fin y al cabo, pero tenía cierto aire cómodo. Sentía como se mejoraba de a poco… pero primero tenía que estar cien por ciento sano…
Pero luego sus ojos se abrieron abruptamente debido al dolor intenso provocado por sus heridas. Al despertar, trató de sentarse para tomar con sus brazos su estómago y tratar de calmar el dolor con su propio calor. Mas cuando intentó el mínimo movimiento el dolor aumentó más dejándolo postrado… como un pobre animal herido. Y ahí se quedó, dependiendo del movimiento de sus ojos para poder observar su alrededor. Observó que a su derecha se encontraba una mesita en la cual habían hierbas de extraña procedencia y algo que si conocía… restos de cataplasma, había sido sanado de manera natural, quien quiera que haya sido, había hecho un espléndido trabajo, y lo corroboró con la presencia de vendajes en su cuerpo.
A la vez que se daba cuenta de estas cosas en el acto apareció un sujeto, el joven Roux al no poder moverse, sólo llevó sus ojos hacia esa dirección y notó a duras penas su aspecto. Lo único que pudo observar era su edad… era un viejo. Al escuchar la pregunta de tal sujeto el pelirubio contestó un poco adolorido.- ¿Que cómo estoy? Pues… sigo vivo, no me puedo quejar.- Al decir eso una sonrisa se dibujó lentamente en su rostro. Le había hecho el esquive a la muerte, había sufrido una de las peores golpizas de su vida, pero valió la pena, fue una entretención mortal, un juego con la vida y la muerte, la fortuna le sonreía.
-Veo que sabes un poco de medicina alternativa… interesante.- Dijo mientras miraba el techo de la cueva… porque, era una cueva al fin y al cabo, pero tenía cierto aire cómodo. Sentía como se mejoraba de a poco… pero primero tenía que estar cien por ciento sano…
Sébastien Roux- Fecha de inscripción : 10/05/2012
Información de Personaje
Lugar de Nacimiento : Gran Villa
Títulos : Erudito
Renombre : Desconocido.
Re: Doloroso despertar
El viejo sonrió al escuchar la palabra que el joven decía para designar sus artes curativas pero simplemente se levantó y le dijo, con suma tranquilidad y con cierto aire paternal:
-Si, algo se de medicina alternativa... Ahora voy a cambiarte las vendas pero no te preocupes- dicho esto agarró al espadachín para sentarlo al borde del catre para así cambiarle los vendajes, aquellos movimientos le resultaron al muchacho muy dolorosos y no aguantaba mucho el dolor debido a su resistencia pero el viejo hacía un buen trabajo y, en unos minutos, ya había limpiado las heridas, cambiado los vendajes y aplicado nuevos ungüentos.
-Tendrás que estar en reposo un tiempo...- dicho esto salió para regresar minutos mas tarde con un plato hondo de barro con un caldo- toma esto, tendrás hambre y te vendrá bien para el cuerpo.
Sébastien no estaba, para nada, acostumbrado a ese tipo de cuidados y se veía que aquel hombre tan pobre tenía la necesidad, inexplicable, de cuidar de el.
-Tus cosas están a buen recaudo así que no te preocupes por ellas...
-Si, algo se de medicina alternativa... Ahora voy a cambiarte las vendas pero no te preocupes- dicho esto agarró al espadachín para sentarlo al borde del catre para así cambiarle los vendajes, aquellos movimientos le resultaron al muchacho muy dolorosos y no aguantaba mucho el dolor debido a su resistencia pero el viejo hacía un buen trabajo y, en unos minutos, ya había limpiado las heridas, cambiado los vendajes y aplicado nuevos ungüentos.
-Tendrás que estar en reposo un tiempo...- dicho esto salió para regresar minutos mas tarde con un plato hondo de barro con un caldo- toma esto, tendrás hambre y te vendrá bien para el cuerpo.
Sébastien no estaba, para nada, acostumbrado a ese tipo de cuidados y se veía que aquel hombre tan pobre tenía la necesidad, inexplicable, de cuidar de el.
-Tus cosas están a buen recaudo así que no te preocupes por ellas...
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
Información de Personaje
Lugar de Nacimiento : soy eterno, no nací.
Títulos :
Renombre : Desconocido.
Re: Doloroso despertar
Dolor, lo único que sentía cuando movían su cuerpo era un punzante y agudo dolor que abarcaba desde el cuello hasta la cintura, incluyendo brazos. Habría deseado gritar, desahogarse de tal sufrimiento, mas el orgullo que tenía al ver que había otra persona que quizás al escucharlo gritar pensara que el joven Roux no era más que una nena lo hizo desistir de tal deseo. Se dejó curar, veía como tal sujeto de avanzada edad le cambiaba los vendajes y le aplicaba ungüentos. Todo le parecía raro, extraño, y hasta un poco incomodo.
-¿Estar en reposo un tiempo?... ¿tan grave estaba?...- Pensaba mientras fruncía el ceño por el dolor. Fue en ese momento cuando aquel sujeto de la barba blanca le trajo un plato de barro... era un caldo. Al joven Roux jamás le había gustado las sopas, mas ya llevaba demasiadas horas sin comer, por lo que el caldo le resultó apetitoso. Lo tomó con cuidado, no tenía las suficientes energías como para agarrarlo con fuerza. Mientras lo tenía en sus manos, miraba el caldo con curiosidad para luego pegar una mirada al sujeto...
- Déjeme preguntarle algo, no es que no esté agradecido de esto, al contrario, le doy las gracias por aumentar mis expectativas de vida, pero no se porqué... pero me incomoda esta situación. Usted no me conoce, yo tampoco os conozco, y de todas maneras usted sin razón alguna ha cuidado de mis heridas y me da de comer. Mi pregunta es... ¿quién es usted y qué lo impulsa a hacer esto?, dinero me queda poco si eso es lo que quiere, y mi florete y la daga no tienen mucho valor.- Tenía razones de desconfiar, durante su vida había sido engañado brutalmente, como era el caso de aquel Tutor que había matado a sus padres. Si bien eso ya era cosa del pasado le había dejado una enseñanza a aquel pelirubio, la cual era no confiar. Cerró los ojos para suspirar, acercó su boca al borde del plato para levantar este mismo y que la sopa entrara por su boca. El cálido caldo entró por su cuerpo reanimando a Sébastien.
-¿Estar en reposo un tiempo?... ¿tan grave estaba?...- Pensaba mientras fruncía el ceño por el dolor. Fue en ese momento cuando aquel sujeto de la barba blanca le trajo un plato de barro... era un caldo. Al joven Roux jamás le había gustado las sopas, mas ya llevaba demasiadas horas sin comer, por lo que el caldo le resultó apetitoso. Lo tomó con cuidado, no tenía las suficientes energías como para agarrarlo con fuerza. Mientras lo tenía en sus manos, miraba el caldo con curiosidad para luego pegar una mirada al sujeto...
- Déjeme preguntarle algo, no es que no esté agradecido de esto, al contrario, le doy las gracias por aumentar mis expectativas de vida, pero no se porqué... pero me incomoda esta situación. Usted no me conoce, yo tampoco os conozco, y de todas maneras usted sin razón alguna ha cuidado de mis heridas y me da de comer. Mi pregunta es... ¿quién es usted y qué lo impulsa a hacer esto?, dinero me queda poco si eso es lo que quiere, y mi florete y la daga no tienen mucho valor.- Tenía razones de desconfiar, durante su vida había sido engañado brutalmente, como era el caso de aquel Tutor que había matado a sus padres. Si bien eso ya era cosa del pasado le había dejado una enseñanza a aquel pelirubio, la cual era no confiar. Cerró los ojos para suspirar, acercó su boca al borde del plato para levantar este mismo y que la sopa entrara por su boca. El cálido caldo entró por su cuerpo reanimando a Sébastien.
Sébastien Roux- Fecha de inscripción : 10/05/2012
Información de Personaje
Lugar de Nacimiento : Gran Villa
Títulos : Erudito
Renombre : Desconocido.
Re: Doloroso despertar
Las heridas de Sébastien eran graves pero este no las concebía como tales aunque hasta él supo apreciar el valor de aquel caldo caliente. Se sentía cansado, sin fuerzas pero alimentarse le iba reactivando lentamente y sabía que solo era cuestión de tiempo que volviera a ser el mismo. Era joven, tenía toda su vida por delante y aquellas heridas no podrían mellar su voluntad, algo fundamental.
-Perdiste mucha sangre... Tus heridas podrían haberte matado y si no te hubiera encontrado, así habría sido- dicho esto se dispuso a recoger los restos de vendas y ungüentos para salir de la habitación pero, entonces, el herido le preguntó sobre los motivos que lo conducían a ayudar a un extraño y este, con una sonrisa, se giro antes de salir y respondió- El padre nos pide que le demos la sangre de nuestros enemigos en honor a su gloria, la madre nos pide que cuidemos de todos sus hijos... Yo soy un fiel siervo de la madre.
Sébastien no era un hombre muy devoto así que no sabía a que diosa se refería exactamente aquel hombre, posiblemente alguna del panteón de Aenor pero no estaba muy seguro. Había algo en aquel anciano que le resultaba muy extraño pero no sabía que decir que con exactitud.
Pasarían los días, y las semanas, y aquel herido iría recomponiéndose lentamente hasta que, al final, estaría totalmente recuperado. Los métodos de curación de aquel anciano eran totalmente extraños para la tradicional y científica medicina del erudito, no estaba muy familiarizado con ella y la cuestionaba constantemente pero, milagrosamente, daba resultados.
No llegaría a saber a que diosa se refería pero lentamente descubriría que se trataba de una especie de santón curandero. Un hombre dedicado totalmente a la ayuda de los demás y a su religión, cuidaba de los necesitados que acudían a su cueva y les daba el poco alimento que tenía, basado en gran medida en peces que el mismo pescaba en el río con trampas, redes y cañas, no parecía querer nada a cambio de Sébastien.
-Perdiste mucha sangre... Tus heridas podrían haberte matado y si no te hubiera encontrado, así habría sido- dicho esto se dispuso a recoger los restos de vendas y ungüentos para salir de la habitación pero, entonces, el herido le preguntó sobre los motivos que lo conducían a ayudar a un extraño y este, con una sonrisa, se giro antes de salir y respondió- El padre nos pide que le demos la sangre de nuestros enemigos en honor a su gloria, la madre nos pide que cuidemos de todos sus hijos... Yo soy un fiel siervo de la madre.
Sébastien no era un hombre muy devoto así que no sabía a que diosa se refería exactamente aquel hombre, posiblemente alguna del panteón de Aenor pero no estaba muy seguro. Había algo en aquel anciano que le resultaba muy extraño pero no sabía que decir que con exactitud.
Pasarían los días, y las semanas, y aquel herido iría recomponiéndose lentamente hasta que, al final, estaría totalmente recuperado. Los métodos de curación de aquel anciano eran totalmente extraños para la tradicional y científica medicina del erudito, no estaba muy familiarizado con ella y la cuestionaba constantemente pero, milagrosamente, daba resultados.
No llegaría a saber a que diosa se refería pero lentamente descubriría que se trataba de una especie de santón curandero. Un hombre dedicado totalmente a la ayuda de los demás y a su religión, cuidaba de los necesitados que acudían a su cueva y les daba el poco alimento que tenía, basado en gran medida en peces que el mismo pescaba en el río con trampas, redes y cañas, no parecía querer nada a cambio de Sébastien.
- Spoiler:
- OFF: Puedes, si quieres, rolear conversaciones en tu recuperación o hacer una gran conversación final.
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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Lugar de Nacimiento : soy eterno, no nací.
Títulos :
Renombre : Desconocido.
Re: Doloroso despertar
Los días pasaban, estaba más que claro que aquel anciano no quería nada de el joven Roux. Sus heridas se curaban lentamente pero de manera completa, gracias a las curaciones de aquel anciano que si bien eran arcaicas no parecían ser inútiles. Con el pasar de los días el pelirubio no sólo se recuperaba sino que aprendía más acerca de quien era su curandero, aquel anciano devoto de una creencia que para él no eran más que estupideces, creer en algo que simplemente no se podía ver, sin embargo agradecía en lo más profundo de su ser, que aquel hombre hubiese sido devoto de "la madre" y no "del padre".
El día anterior a su partida se encontraba el joven Roux una noche mirando fuera de la caverna hacia las estrellas mientras se vestía, tenía que seguir haciendo su vida, sus planes, no podía dejar atrás todo ello, su ambición era inmensa. Fue en ese momento cuando escuchó una voz por detrás.
- ¿Ya te vas?
- Mañana por la mañana me iré. No soy un hombre de grandes sentimientos pero debo darte las gracias por haber cuidado de mi estos días... de no ser por vos viejo, ya hubiese estado del otro lado. Te debo una.- Dijo mientras se daba vuelta para ver a los ojos de su cuidador. El viejo sonrió, tenía en sus manos el florete del pelirubio y la daga de aquel marinero que ocupó para salvar su pellejo.
- No agradezcas, la madre ya se ocupará de darme el premio merecido. Pero... puedes pagarme a mi los cuidados con un favor. Cuando veas a alguien herido, cuida de él, aunque sea una sola persona. Toma tus armas hijo mío.- El curandero hizo entrega de sus armas. La idea de cuidar de alguien no le gustaba para nada, pero era un favor de aquel que lo salvó de la muerte. Aunque no se le notaba, Sébastien le tenía cierto cariño al anciano, por lo que aceptó el favor. Al día siguiente, el pelirubio estaba a punto de partir cuando de repente el anciano llamó al joven para darle un regalo.
- Toma esto.- Dijo mientras le daba en las manos un collar con el rostro de una mujer.- Para que te acuerdes de este vejestorio.
- ... gracias.- Dijo Sébastien mientras se lo colocaba en el cuello.
- Puedo ver dentro de ti mucho potencial, un sujeto que puede hacer muchas cosas, buenas o malas, pero las podrás hacer. Trata siempre de ir en el buen camino, no dejes que la ambición ciegue tus ojos.
- Es algo difícil de hacer, tengo una meta ya trazada... el fín justifica los medios, todo dependerá de las circunstancias que se presenten, ya sabes. Soy un loco por la sabiduría, anhelo el poder y alcanzarlo no por la fuerza sino por la inteligencia. Ya es hora de partir, agradezco tus cuidados, el obsequio, y si, cumpliré tal favor cuando la ocasión se presente.- Y luego de dicho esto, salió de la caverna con el florete enfundado, la daga guardada, su dinero intacto, su ropa lavada, el estómago lleno y las heridas sanadas. Era el mismo de siempre, el Sébastien de siempre mirando al frente con un solo fin, ser alguien. Y caminó hasta que el viejo ya no lo pudiese seguir mirando de tan lejos que se encontraba....
El día anterior a su partida se encontraba el joven Roux una noche mirando fuera de la caverna hacia las estrellas mientras se vestía, tenía que seguir haciendo su vida, sus planes, no podía dejar atrás todo ello, su ambición era inmensa. Fue en ese momento cuando escuchó una voz por detrás.
- ¿Ya te vas?
- Mañana por la mañana me iré. No soy un hombre de grandes sentimientos pero debo darte las gracias por haber cuidado de mi estos días... de no ser por vos viejo, ya hubiese estado del otro lado. Te debo una.- Dijo mientras se daba vuelta para ver a los ojos de su cuidador. El viejo sonrió, tenía en sus manos el florete del pelirubio y la daga de aquel marinero que ocupó para salvar su pellejo.
- No agradezcas, la madre ya se ocupará de darme el premio merecido. Pero... puedes pagarme a mi los cuidados con un favor. Cuando veas a alguien herido, cuida de él, aunque sea una sola persona. Toma tus armas hijo mío.- El curandero hizo entrega de sus armas. La idea de cuidar de alguien no le gustaba para nada, pero era un favor de aquel que lo salvó de la muerte. Aunque no se le notaba, Sébastien le tenía cierto cariño al anciano, por lo que aceptó el favor. Al día siguiente, el pelirubio estaba a punto de partir cuando de repente el anciano llamó al joven para darle un regalo.
- Toma esto.- Dijo mientras le daba en las manos un collar con el rostro de una mujer.- Para que te acuerdes de este vejestorio.
- ... gracias.- Dijo Sébastien mientras se lo colocaba en el cuello.
- Puedo ver dentro de ti mucho potencial, un sujeto que puede hacer muchas cosas, buenas o malas, pero las podrás hacer. Trata siempre de ir en el buen camino, no dejes que la ambición ciegue tus ojos.
- Es algo difícil de hacer, tengo una meta ya trazada... el fín justifica los medios, todo dependerá de las circunstancias que se presenten, ya sabes. Soy un loco por la sabiduría, anhelo el poder y alcanzarlo no por la fuerza sino por la inteligencia. Ya es hora de partir, agradezco tus cuidados, el obsequio, y si, cumpliré tal favor cuando la ocasión se presente.- Y luego de dicho esto, salió de la caverna con el florete enfundado, la daga guardada, su dinero intacto, su ropa lavada, el estómago lleno y las heridas sanadas. Era el mismo de siempre, el Sébastien de siempre mirando al frente con un solo fin, ser alguien. Y caminó hasta que el viejo ya no lo pudiese seguir mirando de tan lejos que se encontraba....
Sébastien Roux- Fecha de inscripción : 10/05/2012
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Lugar de Nacimiento : Gran Villa
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Renombre : Desconocido.
Re: Doloroso despertar
- Spoiler:
- OFF: Insisto porque es importante, los pnj son controlado por narradores y no por los personajes, si quieres "resumir" la trama avísame porque en este caso es posible pero, lo mismo, en otra ocasión preparo una escena que cambia el curso de toda la historia y si tu te tomas los actos del pnj por tu mano se puede enrevesar todo.
No hace que falta que edites, solo tengo en cuenta.
Pasaron las horas y llegó el mediodía mientras Sébastien continuaba caminando hacia un rumbo que quizás ni él mismo tenía claro. El sol despuntaba en lo alto y el calor era, realmente, sofocante y aunque tenía agua no podía, de vez en cuando, evitar pararse a descansar bajo la sombra de algún árbol.
Se notaba que ya estaban en mitad del ardiente y sofocante verano. En sus pensamientos aun estaban frescos los cercanos recuerdos del anciano druida que con tanta bondad lo había atendido y cuidado por la fe en la madre.
Llevaba aquel colgante puesto, no era un creyente pero, por alguna razón, sentía que le ofrecía cierta protección contra los peligros del mundo. Fue entonces cuando observo, tras una curva que hacía el camino que seguía, a un hombre apoyado bajo la sombra de un árbol.
Dicho hombre portaba una espada, sin desenvainar, en su cinto y esta era corta pero ancha. Tenia la cabeza cabizbaja y sus brazos estaban cruzados sobre su pecho. Sus ropas, humildes, estaban limpias y bien cuidadas y su pelo rojo caía sobre su frente.
No parecía haberse percatado de la presencia de Sébastien...
Creador- Fecha de inscripción : 09/01/2010
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